Hemos celebrado, un año más como venimos haciendo desde hace 34, el Día de la Constitución. Un texto que es, sin duda, el mejor marco jurídico para defender el Estado del Bienestar del que nos dotamos los españoles y que, en este último año, el PP parece empeñado en destrozar.
Por eso en esta ocasión, sin lugar a dudas, el 6 de diciembre ha tenido connotaciones especiales. Las referidas a la defensa de unos derechos básicos y propios a los que desde el PSOE no vamos a renunciar. El consenso alcanzado para aprobar la Carta Magna en su momento ha sido, una y otra vez a lo largo de estas décadas, puesto como ejemplo de la necesaria unión entre fuerzas políticas y sociedad civil para salir adelante en los momentos difíciles, para aunar fuerzas cuando los tiempos vienen revueltos.
Y, cierto es, siempre podremos rememorar ese espíritu para sacar lo mejor de cada uno de nosotros mismos, para escuchar al adversario –sea cual sea el ámbito en el que nos encontremos- y respetarlo. Pero tampoco debemos de dejar de reivindicar que las bases reflejadas en la máxima norma de España están para respetarlas y, sobre todo, para cumplirlas por ser las que entre todos y para todos nos dimos.
El conjunto de la sociedad española dijo alto y claro que esos serían los puntos fundamentales sobre los que avanzaríamos en un camino de desarrollo y prosperidad. Esa afirmación, toca decirle al Gobierno actual, debería de ser sagrada e inviolable, aquello que nos debería de unir. Pero, por desgracia, no estamos viviendo esa unión alrededor de tan nobles ideas en los últimos meses de Gobierno de PP, en los que, para empezar, el principio de una sanidad pública, gratuita y universal se ha ido al garete con las reformas y recortes impuestos por Rajoy: Los jubilados tienen que pagar sus medicamentos y las privatizaciones de hospitales en las comunidades gobernadas por la derecha están a la orden del día….
Para continuar, podemos afirmar sin caer en error, que los derechos individuales se están mermando mientras que los muros de la imposición crecen cada día más por obra y gracia de los populares y así, los españoles también estamos dejando de ser iguales ante la Ley –artículo 14- desde el momento en el que la situación económica de cada uno permitirá o no pagar las nuevas tasas judiciales obligatorias para recurrir a los tribunales en caso de conflicto. Los ciudadanos estamos perdiendo - artículo 24 - el derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales sin que, en ningún caso, pueda producirse indefensión.
Y para no quedarse cortos, en el PP parece que tampoco quieren ver que no cumplen con la norma –y esperamos que así lo determinen los tribunales- cuando adoptan decisiones como la de no revalorizar las pensiones y vulneran la garantía de irretroactividad a disposiciones restrictivas de derechos individuales –artículo 9.3-. Van a tener que revisar e interiorizar mucho en el PP la Constitución para poder entender que, como bien definen los artículos 27.1 y 27.5- todos los ciudadanos tenemos derecho a la educación y que la misma debe de ser garantizada por los poderes públicos con la participación de todos los sectores afectados, como vienen reclamando alumnos, padres, madres y profesores cansados de sufrir las consecuencias de una crisis, que ellos no provocaron, en los medios profesionales y materiales de los que disponen en colegios y otros espacios educativos.
La verdad es que la lectura de la Constitución es más que recomendable también en un momento en el que la ciudadanía sufre especialmente la avaricia de unos bancos que los desahucian sin más. Todos ellos podrían recitar al PP casi de memoria el artículo 47, el que les reconoce el derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada y deja en evidencia que las medidas aprobadas para evitar dejarlos en la calle, y con deuda a cuestas, son un parche que nadie se traga.
Los socialistas conocemos la Constitución, la respetamos y apelamos a ella no solamente esta semana, cuando institucionalmente la recordamos, sino cada uno de los días del resto del año para hacer de su espíritu una realidad en la que todos, no sólo los poderosos, vivamos cada día mejor. Feliz XXXIV Aniversario.
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