La que nos espera en el día de hoy está llamada a ser, posiblemente, la visita más impopular de los últimos tiempos. El PP almeriense ha anunciado, con orgullo, la presencia hoy en El Toyo del presidente Mariano Rajoy, que viene a clausurar la vigésima Intermunicipal de su partido en medio de unas tremendas acusaciones de pagos en dinero B a cargos públicos del PP, cuentas en Suiza y demás denuncias que estamos leyendo en los medios de comunicación.
El evento, que ha contado con la participación de grandes “personalidades” populares, como anunciaba ufano el jueves Gabriel Amat, sólo ha servido, por el momento, para que los populares miren hacia otro lado en todo este gravísimo asunto y para planificar con detalle el golpetazo a la democracia que el actual Gobierno piensa propinar bajo la inocente denominación de “reforma de la administración local”.
Es de agradecer que Rajoy venga a Almería a contarnos con pelos y señales cómo va a quitarse de en medio a concejales que no cobran ni un euro, con la manida excusa de la austeridad, pero sería mucho más interesante que se atreviera a responder unas cuantas preguntas que están en el aire.
Podría intentar explicarles las bondades de la reforma laboral a los almerienses que, precisamente gracias a esa reforma, han perdido su trabajo en los últimos doce meses. Y a la mayoría de los 30.000 parados de la provincia que no perciben ninguna prestación, podría explicarles por qué ha impedido que se acojan a los 400 euros del Plan Prepara.
A los 100.000 pensionistas de Almería el presidente Rajoy podría exponerles hoy las razones por las que ha decidido no revalorizarles la pensión, por qué les está haciendo pagar los medicamentos y las prótesis, y por qué los está haciendo más pobres cada día, a fuerza de subirles los impuestos.
Don Mariano tiene también muchas preguntas que responderle al campo almeriense, aunque una de ellas podría girar en torno a aquellas bondades que nos dijo que tenía el acuerdo agrícola con Marruecos, ese acuerdo que tanto daño está haciendo a esta provincia.
El presidente podría acercarse a los afectados por las riadas del Levante y contarles qué ha pasado con las ayudas que les prometió y que siguen sin llegar. O podría acercarse a El Ejido y dar fechas para la construcción del túnel de desagüe de la Balsa del Sapo. Esa fecha sería, en todo caso, más fácil que la del AVE con Murcia, ése que no va a tener obra nueva en todo 2013. Aunque es comprensible que no responda a nada de esto. Hoy el PP está en otras cosas, en otros “negocios”.
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