El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha vuelto a hacer de las suyas esta semana en el Congreso de los Diputados al afirmar que España va a ser capaz de volver a asombrar al mundo muy pronto. Este optimismo que destila el Gobierno de Rajoy, como quien infla globos para repartirlos en una fiesta, contrasta con unas cifras que no por repetidas son menos dramáticas: 650.000 familias sin empleo y sin ingresos; dos millones de personas que llevan más de dos años en paro; jóvenes con la mejor formación de nuestra historia que emigran; estudiantes que abandonan sus estudios porque les han quitado la beca y millones de pensionistas a quienes el Gobierno les va a aplicar un recorte indigno y humillante en sus ingresos. Así se las gasta el PP, a empujón limpio contra los más desfavorecidos hasta arrinconarlos para hacerlos invisibles.
Aun así, la derecha de este país, la que legisla, la económica, y la mediática, ha comenzado a pintar un mundo de ilusión y fantasía para difundir la buena nueva, el advenimiento de la prosperidad y el fin de la crisis. Ese maravilloso mundo de colores, sin embargo, no pinta bien para la inmensa mayoría de la sociedad española ni haciendo sonar el What A Wonderful World de Louis Armstrong. Hoy por hoy todo ese discurso, toda esa repugnante propaganda, es un gran insulto a la inteligencia de los ciudadanos de este país y tanto el ministro como el resto del Ejecutivo deberían pedir perdón a los españoles y españolas ante semejante patraña. Nadie se ha beneficiado de ese supuesto gran éxito económico. Nadie, excepto las personas y empresas que se han acogido a la vergonzosa amnistía fiscal.
Resulta insólito que el Gobierno del PP pretenda tomarnos por tontos de manera tan ramplona y grosera, porque las decisiones que toma, prometiendo unas cosas y haciendo las contrarias, no han pasado desapercibidas para nadie. Rajoy no solo ha incumplido su palabra de no tocar la sanidad, la educación o las pensiones sino que ha ido más allá y directamente ha capitaneado su demolición. Al recorte de 33.000 millones de euros que planea en las pensiones, se sumará un nuevo copago de medicamentos a partir del próximo 1 de octubre para enfermos de cáncer, esclerosis múltiple, hepatitis C u otras graves dolencias. Estos pacientes, según ha publicado el Boletín Oficial del Estado – que es la manera que tiene este gobierno de explicar las cosas, sin dar la cara – tendrán que pagar el 10 por ciento de las medicinas que necesiten. Es decir, al dolor de su enfermedad unirán la angustia de tener que hacer cuentas, en muchos casos, para ver si les llega el dinero para las medicinas.
Es incomprensible que el presidente de nuestro país, en una coyuntura económica como la que tenemos, tome medidas de este tipo contra personas que están padeciendo enfermedades muy graves y demuestra que la decisión de cargarse el sistema público de salud se ha hecho de manera premeditada y con alevosía. Quizás el ministro Montoro se refería a este tipo de cosas cuando decía que España va a asombrar al mundo. Y de qué manera tan miserable, añado.
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