domingo, 29 de septiembre de 2013

Insensibilidad extrema


El PP ha llegado tan lejos en estos últimos días que ha decidido, otra vez, poner un impuesto a quienes sufren enfermedades graves en una medida, la del copago de fármacos en la farmacia hospitalaria, de la que los socialistas desde la Junta de Andalucía nos negamos a ser cómplices y ya hemos anunciado que no aplicaremos.


A los dirigentes del PP, en su injustificable camino a ninguna parte, no parece importarles nada, ni tan siquiera acabar con la salud de la gente. ¿Se puede ser tan insensible como para diseñar una medida que podría disuadir de tomar sus tratamientos a pacientes con cáncer o hepatitis? Más de 3.000 almerienses se habrían visto afectados si la Junta no le hubiera parado los pies a un presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y unos ministros que, para colmo, no informaron previamente de su decisión a la comunidad autónoma y que quieren que se empiece a hacer caja desde el 1 de octubre.

El copago en estos casos se traduce en un ahorro mínimo e injustificable frente al elevado coste social que podría tener tanto en la calidad de vida de los pacientes como en el control de la sanidad pública sobre enfermedades graves y, algunas de ellas, infecciosas. Los socialistas tenemos razones de peso para rebelarnos ante esta injusticia pero la principal es bien sencilla de entender y de compartir: Andalucía, con Susana Díaz como su presidenta a la cabeza, tiene la obligación -tanto moral como encomendada en las urnas- de defender a los más vulnerables.

Este ataque es atroz pero, lamentablemente, no el único en materia sanitaria que sufrimos. Para tener claro cómo se las gasta el PP basta ir a la farmacia con un pensionista para ver lo que supone el nuevo gasto en medicamentos al que le ha obligado el PP sin tener en cuenta sus escasos recursos – y que, a menudo, sustentan a otros miembros de su familia- o echar un vistazo al botiquín y repasar la lista de conocidos fármacos que, de un plumazo, decidieron dejar de financiar.

Y mientras todo esto sucede, los laboratorios se siguen enriqueciendo. El PP se encarga de protegerlos y de evitar, a toda costa, que ganen menos dinero recurriendo ante la justicia medidas como la subasta de medicamentos que permitiría a Andalucía seguir reduciendo la factura que el sistema público de salud paga por ese concepto. Pero claro, para sus amigos y para hacer negocio, resulta que el Gobierno no aplica el mismo diagnostico, la misma receta de jarabe de palo.

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