El debate de totalidad de los Presupuestos del Estado para 2014 se ha cerrado esta semana en el Congreso de los Diputados con la constatación de que son injustos socialmente e ineficaces desde el punto de vista económico. El PP, en cualquier caso, lejos de echar el freno insiste en la senda del ajuste que tan desastrosos resultados ha dado en los anteriores ejercicios recortando la Educación pública, la Sanidad, la Dependencia y, ahora también, el sistema de pensiones.
El Gobierno de Rajoy lanza mensajes eufóricos sobre el fin de la recesión o que nuestra economía va por el buen camino. Sin embargo, la realidad que se constata en la calle es bien distinta. Qué pensarán los pensionistas a quienes les va a bajar su poder adquisitivo, o el joven que ha perdido la beca, o los enfermos a quienes van a obligar a pagar la farmacia hospitalaria. Pensarán que Rajoy miente, y tendrán razón.
Las reformas de las que presume el presidente del Gobierno han recortado derechos y salarios a través de la reforma laboral, con la que se han perdido 700.000 empleos. También, gracias a ella, hemos comprobado cómo se ha permitido que muchas personas trabajen este pasado verano 12 horas por un salario de 500 euros.
Si descendemos en el análisis hasta Andalucía, la realidad de estos Presupuestos es aún más dura. Las cifras determinan sin ningún tipo de discusión que son los peores de la democracia, puesto que imposibilitan nuestro crecimiento y atacan directamente el Estado de Bienestar. En definitiva, ponen de manifiesto el desprecio y la marginación del Gobierno del PP con nuestra región.
Esta situación nos lleva a los socialistas a presentar enmiendas a los Presupuestos por un valor de 2.500 millones de euros para corregir, de un lado, el déficit de las inversiones desde el año 2008 – que está reconocido por la Intervención del Estado-, y de otro para volver a exigir un plan de empleo extraordinario ante las cifras de la última Encuesta de Población Activa que arrojan una tasa de paro tan dramática.
Los datos que hemos conocido elevan hasta los 135.800 el número de parados en la provincia, 15.500 más que cuando Rajoy accedió a la presidencia del Gobierno. Y lo que es peor, este último informe del Instituto Nacional de Estadística pone de relieve que 4 de cada 10 almerienses están en paro. La cuestión, por lo tanto, es bien sencilla ahora: ¿el PP asumirá esta realidad o continuará mirando para otro lado?
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