El Partido Popular andaluz anda sumido en un monumental desconcierto desde las pasadas elecciones europeas. El líder de la derecha andaluza, Juan Manuel Moreno Bonilla, que aterrizó sin paracaídas en nuestra comunidad con el único aval del dedo de Rajoy, ha demostrado en estos meses que su designación fue diseñada desde la sede de los populares en Génova con el único objetivo de enfangar la vida política, montando espectáculos bochornosos y ridículos un día sí y otro también.
El último ‘show’ de Moreno Bonilla lejos de proporcionarle unos muy discutibles réditos electorales acabará llevándose por delante su efímera carrera política. La estrategia de pretender boicotear desde los ayuntamientos en los que gobierna el PP los planes de empleo y de inclusión social aprobados por el Gobierno andaluz, se antoja demencial puesto que serán las personas a las que van dirigidas las ayudas las que sufran directamente esta incomprensible actitud de la derecha.
Los parados de Almería, Roquetas de Mar o El Ejido o las familias en riesgo de exclusión social a las que van dirigidos estos programas, no van a entender de ninguna manera que la derecha andaluza quiera hacer batalla política de sus necesidades. Resulta incomprensible que en lugar de colaborar y ejecutar estos planes que benefician a miles de hombres, mujeres y niños que están pasando por una situación complicadísima, el PP se dedique a poner palos en las ruedas.
El desquicie del líder regional de los populares ha llegado hasta tal punto que en su propio partido se cuestionan si no habrá sido un tremendo error darle el poder en una comunidad que, a las primeras de cambio, le ha dado la espalda, situando al Partido Popular diez puntos por debajo del PSOE en los pasados comicios.
Pero si con ese descalabro no ha sido suficiente, si no han entendido que los andaluces no pueden confiar en quien ha agravado con sus medidas la fractura social que hoy padecemos, generando una mayor pobreza, paro, exclusión social y pérdida de derechos, ahora se descubren con la amenaza de impedir que las ayudas aprobadas por la Junta lleguen a los más necesitados. ¿Se puede ser más irresponsable y ruin? Probablemente no.
El nerviosismo que se ha hecho patente en el PP ha llevado a sus líderes a rechazar estas medidas en una actitud que solo es entendible desde la mala fe y en un desesperado intento de oscurecer la tarea en la que se ha empleado a fondo la presidenta de la Junta de Andalucía. En apenas unos meses de gobierno de Susana Díaz, los andaluces han comprobado que hay un compromiso firme y real con el empleo, para lo que se cuenta con la implicación de los ayuntamientos andaluces, con 200 millones de euros destinados al Plan de Empleo Joven, 64 millones al Plan de Inclusión Social y otros 106 millones a un nuevo programa especial de empleo para mayores de 30 años.
Estos programas son especialmente necesarios por el destrozo del Estado de Bienestar que ha ocasionado el PP, que ha dejado las tasas más altas de paro en el país y a millones de hogares sin recurso alguno. Ante esta sangría, el Gobierno de la Junta se ha empleado en atender y ayudar a las personas que peor lo están pasando. Esta realidad es la que tiene desconcertada a la derecha, que en lugar de sumar, de arrimar el hombro, plantea un boicot que perjudica exclusivamente a los miles de andaluces, de almerienses, que necesitan un empleo y de medidas tan vitales, en muchos casos, como garantizar su alimentación.
En cualquier caso y a pesar del Partido Popular, nada impedirá que las personas que necesitan estas ayudas se beneficien de ellas y los ciudadanos volverán a tomar buena nota de que frente al daño que ocasiona la derecha, un Gobierno sensible y responsable como el andaluz estará siempre del lado de quienes peor lo están pasando.
El último ‘show’ de Moreno Bonilla lejos de proporcionarle unos muy discutibles réditos electorales acabará llevándose por delante su efímera carrera política. La estrategia de pretender boicotear desde los ayuntamientos en los que gobierna el PP los planes de empleo y de inclusión social aprobados por el Gobierno andaluz, se antoja demencial puesto que serán las personas a las que van dirigidas las ayudas las que sufran directamente esta incomprensible actitud de la derecha.
Los parados de Almería, Roquetas de Mar o El Ejido o las familias en riesgo de exclusión social a las que van dirigidos estos programas, no van a entender de ninguna manera que la derecha andaluza quiera hacer batalla política de sus necesidades. Resulta incomprensible que en lugar de colaborar y ejecutar estos planes que benefician a miles de hombres, mujeres y niños que están pasando por una situación complicadísima, el PP se dedique a poner palos en las ruedas.
El desquicie del líder regional de los populares ha llegado hasta tal punto que en su propio partido se cuestionan si no habrá sido un tremendo error darle el poder en una comunidad que, a las primeras de cambio, le ha dado la espalda, situando al Partido Popular diez puntos por debajo del PSOE en los pasados comicios.
Pero si con ese descalabro no ha sido suficiente, si no han entendido que los andaluces no pueden confiar en quien ha agravado con sus medidas la fractura social que hoy padecemos, generando una mayor pobreza, paro, exclusión social y pérdida de derechos, ahora se descubren con la amenaza de impedir que las ayudas aprobadas por la Junta lleguen a los más necesitados. ¿Se puede ser más irresponsable y ruin? Probablemente no.
El nerviosismo que se ha hecho patente en el PP ha llevado a sus líderes a rechazar estas medidas en una actitud que solo es entendible desde la mala fe y en un desesperado intento de oscurecer la tarea en la que se ha empleado a fondo la presidenta de la Junta de Andalucía. En apenas unos meses de gobierno de Susana Díaz, los andaluces han comprobado que hay un compromiso firme y real con el empleo, para lo que se cuenta con la implicación de los ayuntamientos andaluces, con 200 millones de euros destinados al Plan de Empleo Joven, 64 millones al Plan de Inclusión Social y otros 106 millones a un nuevo programa especial de empleo para mayores de 30 años.
Estos programas son especialmente necesarios por el destrozo del Estado de Bienestar que ha ocasionado el PP, que ha dejado las tasas más altas de paro en el país y a millones de hogares sin recurso alguno. Ante esta sangría, el Gobierno de la Junta se ha empleado en atender y ayudar a las personas que peor lo están pasando. Esta realidad es la que tiene desconcertada a la derecha, que en lugar de sumar, de arrimar el hombro, plantea un boicot que perjudica exclusivamente a los miles de andaluces, de almerienses, que necesitan un empleo y de medidas tan vitales, en muchos casos, como garantizar su alimentación.
En cualquier caso y a pesar del Partido Popular, nada impedirá que las personas que necesitan estas ayudas se beneficien de ellas y los ciudadanos volverán a tomar buena nota de que frente al daño que ocasiona la derecha, un Gobierno sensible y responsable como el andaluz estará siempre del lado de quienes peor lo están pasando.
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