El comienzo del nuevo año ha estado marcado por dos asuntos que han tenido desigual trascendencia, a pesar de que uno y otro tienen una repercusión muy distinta sobre el presente y el futuro de nuestra provincia. Me estoy refiriendo, por un lado, al segundo año consecutivo en el que Almería pierde 100 millones de euros previstos en los Presupuestos Generales del Estado, con el añadido del flagrante incumplimiento de la palabra dada por la ministra de Fomento en el Senado a nuestra provincia con la alta velocidad, y, por otro, a lo ocurrido con el lamentable incidente o error técnico que se produjo durante la retransmisión que realizó la televisión autonómica de las campanadas de fin de año desde la capital.
Este hecho, que no deja de ser una desagradable anécdota, fue convenientemente alimentado por el Partido Popular y sus más fieles seguidores con el objetivo de convertir un incidente técnico en un incidente político. Sin embargo, el Partido Popular no ha dedicado ni un solo minuto al monumental engaño al que el Gobierno de Rajoy ha sometido a nuestra provincia con las obras del AVE.
Como ven, ante uno y otro asunto, el PP ha reaccionado de una manera muy distinta. Les faltó tiempo para criticar lo sucedido con las campanadas pero han enmudecido con lo ocurrido con la alta velocidad. Este último hecho, a la postre, determinará que Almería se convierta en una de las últimas ciudades españolas en terminar esta infraestructura y que no podamos disfrutar del AVE hasta dentro de una década.
En ese estado de las cosas, el PP debería – en lugar de detenerse en la anécdota- emplear todos sus esfuerzos en denunciar y trabajar por cosas verdaderamente importantes, como que el Gobierno central no haya cumplido, como decía, con su compromiso de licitar el tramo del AVE entre Pulpí y Cuevas del Almanzora antes de que finalizara 2014, que esa decisión se retrase sin fecha a 2015, y que el balance de los dos últimos años en estas obras sea que los almerienses hayan perdido 200 millones de euros. Así de duro.
Pero si el Partido Popular de verdad se preocupara por Almería y los almerienses no habría permitido tampoco que la provincia esté siendo tan perjudicada por las decisiones de Rajoy en problemas tan acuciantes como el paro. Y ahí es cuando resulta igualmente incomprensible que el PP y, especialmente sus cargos electos por Almería en las Cortes Generales, hayan votado en Madrid una vez tras otra en contra de un plan especial de empleo para Andalucía del que se beneficie nuestra tierra.
También resulta inaudito que el PP no mueva ni un solo dedo por avanzar en el soterramiento de las vías del tren, para que se realice la conexión soterrada del ferrocarril con el Puerto o para arbitrar los mecanismos necesarios para que los agricultores de frutas y hortalizas reciban ayudas directas de la PAC y, sin embargo, le falte tiempo para levantar la bandera del victimismo con lo ocurrido con las campanadas de fin de año.
Solo desde el convencimiento de que los almerienses infligirán un castigo político ejemplar en las urnas, se puede entender que el estado de nervios en el que anda el PP les lleve por ese camino. Y es que los ciudadanos son plenamente conscientes de que hay responsables con nombres y apellidos en Almería, tanto de esa falta de compromiso por parte del Gobierno del PP con la provincia como de los recortes que están sufriendo los ciudadanos, que son los diputados nacionales y senadores por el PP almeriense –entre los que se encuentran los alcaldes de Almería, Gádor o Cuevas del Almanzora- por haber callado, tragado y apoyado esa manera de actuar en lugar de defender a quienes les han votado para representarles en las Cortes.
La falta de inversiones en la provincia por parte del Gobierno de Rajoy está estrechamente relacionada con las cifras de desempleo históricas que estamos sufriendo en Almería. No ser crítico y exigente con estas cosas y estar solo a por uvas, como ha demostrado el PP, es no conocer ni la realidad de nuestra provincia ni lo que verdaderamente necesitan los almerienses.
Este hecho, que no deja de ser una desagradable anécdota, fue convenientemente alimentado por el Partido Popular y sus más fieles seguidores con el objetivo de convertir un incidente técnico en un incidente político. Sin embargo, el Partido Popular no ha dedicado ni un solo minuto al monumental engaño al que el Gobierno de Rajoy ha sometido a nuestra provincia con las obras del AVE.
Como ven, ante uno y otro asunto, el PP ha reaccionado de una manera muy distinta. Les faltó tiempo para criticar lo sucedido con las campanadas pero han enmudecido con lo ocurrido con la alta velocidad. Este último hecho, a la postre, determinará que Almería se convierta en una de las últimas ciudades españolas en terminar esta infraestructura y que no podamos disfrutar del AVE hasta dentro de una década.
En ese estado de las cosas, el PP debería – en lugar de detenerse en la anécdota- emplear todos sus esfuerzos en denunciar y trabajar por cosas verdaderamente importantes, como que el Gobierno central no haya cumplido, como decía, con su compromiso de licitar el tramo del AVE entre Pulpí y Cuevas del Almanzora antes de que finalizara 2014, que esa decisión se retrase sin fecha a 2015, y que el balance de los dos últimos años en estas obras sea que los almerienses hayan perdido 200 millones de euros. Así de duro.
Pero si el Partido Popular de verdad se preocupara por Almería y los almerienses no habría permitido tampoco que la provincia esté siendo tan perjudicada por las decisiones de Rajoy en problemas tan acuciantes como el paro. Y ahí es cuando resulta igualmente incomprensible que el PP y, especialmente sus cargos electos por Almería en las Cortes Generales, hayan votado en Madrid una vez tras otra en contra de un plan especial de empleo para Andalucía del que se beneficie nuestra tierra.
También resulta inaudito que el PP no mueva ni un solo dedo por avanzar en el soterramiento de las vías del tren, para que se realice la conexión soterrada del ferrocarril con el Puerto o para arbitrar los mecanismos necesarios para que los agricultores de frutas y hortalizas reciban ayudas directas de la PAC y, sin embargo, le falte tiempo para levantar la bandera del victimismo con lo ocurrido con las campanadas de fin de año.
Solo desde el convencimiento de que los almerienses infligirán un castigo político ejemplar en las urnas, se puede entender que el estado de nervios en el que anda el PP les lleve por ese camino. Y es que los ciudadanos son plenamente conscientes de que hay responsables con nombres y apellidos en Almería, tanto de esa falta de compromiso por parte del Gobierno del PP con la provincia como de los recortes que están sufriendo los ciudadanos, que son los diputados nacionales y senadores por el PP almeriense –entre los que se encuentran los alcaldes de Almería, Gádor o Cuevas del Almanzora- por haber callado, tragado y apoyado esa manera de actuar en lugar de defender a quienes les han votado para representarles en las Cortes.
La falta de inversiones en la provincia por parte del Gobierno de Rajoy está estrechamente relacionada con las cifras de desempleo históricas que estamos sufriendo en Almería. No ser crítico y exigente con estas cosas y estar solo a por uvas, como ha demostrado el PP, es no conocer ni la realidad de nuestra provincia ni lo que verdaderamente necesitan los almerienses.
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