El Partido Popular lleva mintiendo a toda la sociedad almeriense desde hace algo más de cinco año, el tiempo que lleva Rajoy en La Moncloa. La razón de que Almería lo haya permitido se me escapa - imagino que no habrá un único motivo-, pero llama la atención que una gran mayoría no haya abierto los ojos o, al menos, no haya expresado públicamente lo que pensaba, hasta ahora.
En cualquier caso, este primer paso tiene más importancia de la que parece. Que cada sector o colectivo en su ámbito de actuación comprenda que tenemos que poner pie en pared para frenar el castigo sistemático e incomprensible al que nos somete un gobierno tan insensible con nuestra tierra, determinará nuestro presente más inmediato y también nuestro futuro.
No queremos que Almería sea más que nadie, pero tampoco menos que nadie. Con esa idea venimos trabajando los socialistas desde que el PP ganó las elecciones generales de 2011. En mitad de una gravísima crisis económica, la provincia avanzaba, durante ese año y en los inmediatamente anteriores, con paso firme en los trabajos del Corredor Mediterráneo que nos habría de unir con Murcia. En 2012, sin embargo, coincidiendo con la llegada del PP al poder, las obras se pararon y poco después se tapiaron los famosos túneles de Sorbas que acogían uno de los tramos de AVE construidos en nuestra provincia.
En total, el anterior gobierno socialista dejó listos – en plena crisis económica, insisto en esto- cuatro tramos con una inversión de unos 600 millones de euros. Desde entonces, nada de nada, ni en esto ni en otras muchas infraestructuras que necesita nuestra tierra, como son las ligadas al abastecimiento de agua para el consumo humano o para riego, o aquellas que tienen que ver con las infraestructuras eléctricas que permitirían impulsar el desarrollo industrial que necesita Almería y, de paso, generar centenares de puestos de trabajo. Que de eso se trata.
Planificar todo eso y llevarlo a cabo es lo que prioritariamente necesitamos los almerienses, pero paradójicamente es lo que presupuesto a presupuesto nos ha ido negando el Partido Popular. Bien porque no lo ha incluido en las cuentas del Estado o bien porque, incluyéndolo, no se ha gastado el dinero en su ejecución. El caso es que así han ido pasando los años: de promesa en promesa hasta la mentira final que hemos conocido esta semana.
En primer lugar, el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, viajaba a Almería para dar, supuestamente, buenas noticias. Y lo que nos trajo fue un puntapié en las inversiones para el Corredor Mediterráneo y nuevas excusas para comprar nuestro silencio durante este año y el próximo en los que tampoco habrá obras, según anunció.
Dos días después, conocíamos los Presupuestos Generales del Estado y descubríamos que son con muchísima diferencia los peores de la historia, al consignar poco más de 35 millones de euros en inversiones reales. De esta manera se certificaba lo obvio: que habíamos vuelto a ser engañados de manera impune por el Partido Popular y, en esta ocasión, con alevosía y crueldad. De hecho, los presupuestos para 2017 invisibilizan a nuestra provincia, la condenan al ostracismo e impiden que podamos competir en igualdad de oportunidades con otros territorios. Esto es lo más suave que se puede decir de ellos.
Tanto embuste, tanto engaño y tanta saña del Gobierno de Rajoy con Almería no se comprenden. No se entiende que el PP haya montado una mentira sobre otra mentira, como ha pasado con el tramo de AVE entre Pulpí y Cuevas, adjudicado de mala manera y jalonado de excusas peregrinas como las de la tortuga, para no contar la verdad: que esa obra no se iba a hacer nunca.
Los engaños han sido tan desproporcionados en todas y cada una de las actuaciones que necesitan una urgente atención por parte del Gobierno central, que el diputado por Almería y portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, no ha tenido más remedio que pedir perdón por todas las mentiras que ha contado, que han sido muchas. Sin embargo, ¿con disculparse queda todo zanjado o lo que tendría que hacer es irse a su casa junto con sus compañeros de correrías en Almería? Ustedes tienen la palabra.
En cualquier caso, este primer paso tiene más importancia de la que parece. Que cada sector o colectivo en su ámbito de actuación comprenda que tenemos que poner pie en pared para frenar el castigo sistemático e incomprensible al que nos somete un gobierno tan insensible con nuestra tierra, determinará nuestro presente más inmediato y también nuestro futuro.
No queremos que Almería sea más que nadie, pero tampoco menos que nadie. Con esa idea venimos trabajando los socialistas desde que el PP ganó las elecciones generales de 2011. En mitad de una gravísima crisis económica, la provincia avanzaba, durante ese año y en los inmediatamente anteriores, con paso firme en los trabajos del Corredor Mediterráneo que nos habría de unir con Murcia. En 2012, sin embargo, coincidiendo con la llegada del PP al poder, las obras se pararon y poco después se tapiaron los famosos túneles de Sorbas que acogían uno de los tramos de AVE construidos en nuestra provincia.
En total, el anterior gobierno socialista dejó listos – en plena crisis económica, insisto en esto- cuatro tramos con una inversión de unos 600 millones de euros. Desde entonces, nada de nada, ni en esto ni en otras muchas infraestructuras que necesita nuestra tierra, como son las ligadas al abastecimiento de agua para el consumo humano o para riego, o aquellas que tienen que ver con las infraestructuras eléctricas que permitirían impulsar el desarrollo industrial que necesita Almería y, de paso, generar centenares de puestos de trabajo. Que de eso se trata.
Planificar todo eso y llevarlo a cabo es lo que prioritariamente necesitamos los almerienses, pero paradójicamente es lo que presupuesto a presupuesto nos ha ido negando el Partido Popular. Bien porque no lo ha incluido en las cuentas del Estado o bien porque, incluyéndolo, no se ha gastado el dinero en su ejecución. El caso es que así han ido pasando los años: de promesa en promesa hasta la mentira final que hemos conocido esta semana.
En primer lugar, el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, viajaba a Almería para dar, supuestamente, buenas noticias. Y lo que nos trajo fue un puntapié en las inversiones para el Corredor Mediterráneo y nuevas excusas para comprar nuestro silencio durante este año y el próximo en los que tampoco habrá obras, según anunció.
Dos días después, conocíamos los Presupuestos Generales del Estado y descubríamos que son con muchísima diferencia los peores de la historia, al consignar poco más de 35 millones de euros en inversiones reales. De esta manera se certificaba lo obvio: que habíamos vuelto a ser engañados de manera impune por el Partido Popular y, en esta ocasión, con alevosía y crueldad. De hecho, los presupuestos para 2017 invisibilizan a nuestra provincia, la condenan al ostracismo e impiden que podamos competir en igualdad de oportunidades con otros territorios. Esto es lo más suave que se puede decir de ellos.
Tanto embuste, tanto engaño y tanta saña del Gobierno de Rajoy con Almería no se comprenden. No se entiende que el PP haya montado una mentira sobre otra mentira, como ha pasado con el tramo de AVE entre Pulpí y Cuevas, adjudicado de mala manera y jalonado de excusas peregrinas como las de la tortuga, para no contar la verdad: que esa obra no se iba a hacer nunca.
Los engaños han sido tan desproporcionados en todas y cada una de las actuaciones que necesitan una urgente atención por parte del Gobierno central, que el diputado por Almería y portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, no ha tenido más remedio que pedir perdón por todas las mentiras que ha contado, que han sido muchas. Sin embargo, ¿con disculparse queda todo zanjado o lo que tendría que hacer es irse a su casa junto con sus compañeros de correrías en Almería? Ustedes tienen la palabra.
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