Cuando Íñigo de la Serna vuelva a visitarnos el próximo martes, habremos superado los mil ochocientos días sin obras de Alta Velocidad en nuestra provincia. En fin, desconocemos lo que vendrá a contarnos el ministro de Fomento – el tercero que pasa por Almería sin que el Gobierno haya movido ni una sola piedra en cinco años-, pero los hechos no dejan lugar a dudas: El año en el que se ha conmemorado el cuarto de siglo de la puesta en marcha de la primera línea AVE entre Madrid y Sevilla, Almería sigue en la prehistoria en materia de ferrocarril.
La edad de hielo que vive la provincia con el Gobierno del PP, en la que multitud de obras están congeladas, contrasta con el ‘calor’ que reciben otros territorios, donde las inversiones han florecido a golpe de Presupuestos Generales del Estado. El dinero ha corrido como la espuma allí donde ha querido Rajoy quien, a la misma vez, no ha considerado que lo planificado para Almería sea ni mucho menos una prioridad. Desconocemos qué puesto ocupamos en esa lista de lugares preferidos por el PP para invertir, pero a la vista de lo acontecido, del nulo compromiso que demuestra, debemos estar muy abajo.
En estas circunstancias, da la sensación de que el ministro de Fomento solo viene a la provincia a contar lo bien que va su empresa de demolición de proyectos del AVE que ya estaban redactados y que ha decidido rehacer. El tiempo –dos años, con suerte- que pretende ganar a costa de Almería y los almerienses, es un tiempo perdido de oportunidades y de desarrollo económico para la provincia. De hecho, con esa estrategia que nos pretende hacer tragar el PP solo va a conseguir que Almería acumule siete años de desesperación y frustración, cuando lo único que esperaba la sociedad almeriense del ministro era que comenzara a licitar obras.
De la Serna, en todo caso, tiene la oportunidad de cambiar esa percepción el próximo martes comprometiéndose a invertir lo necesario para mejorar la línea convencional del tren y acabar ya con los insufribles trayectos a Madrid o Sevilla. Ese sería un primer paso para que dejáramos de pensar que somos víctimas de un monumental engaño por parte del Gobierno, que ha hecho del olvido y el castigo a nuestra tierra la banda sonora de su gestión.
De la misma manera, es necesario no perder la perspectiva sobre las mejoras que necesitamos en las carreteras provinciales y que dependen también del ministro de Fomento. La sociedad almeriense viene reclamando desde hace mucho tiempo un tercer carril en la A-7 entre Viator y el Poniente almeriense, nuevos accesos a Vícar y al puerto de la capital. Efectivamente, son muchas las obras pendientes también en carreteras porque nada de lo que estaba programado se ha realizado con este gobierno. Ahí tiene tajo también el ministro.
De la Serna viene a una provincia, como decíamos, muy castigada, abrasada por el desprecio de Rajoy y necesitada de hechos constatables. El ministro de Fomento no puede aterrizar en Almería – no me cabe ninguna duda de que no vendrá en tren- solo a contarnos cómo va su plan, que no es el plan que Almería quiere y necesita. Tiene que venir con compromisos de cara a los presupuestos que ya deben de estar cocinándose para 2018 y de los que, seguramente, ya tendremos las primeras noticias a la vuelta del verano. No puede ser que, en esas cuentas, Almería vuelva a aparecer entre las provincias con menor inversión, tal y como ha ocurrido en 2017. Por eso, necesitamos compromiso y concreción después de cinco años de soportar las visitas ‘turísticas’ que han realizado Rajoy y sus ministros a Almería sin dejarse ni un solo euro en nuestra tierra.
La edad de hielo que vive la provincia con el Gobierno del PP, en la que multitud de obras están congeladas, contrasta con el ‘calor’ que reciben otros territorios, donde las inversiones han florecido a golpe de Presupuestos Generales del Estado. El dinero ha corrido como la espuma allí donde ha querido Rajoy quien, a la misma vez, no ha considerado que lo planificado para Almería sea ni mucho menos una prioridad. Desconocemos qué puesto ocupamos en esa lista de lugares preferidos por el PP para invertir, pero a la vista de lo acontecido, del nulo compromiso que demuestra, debemos estar muy abajo.
En estas circunstancias, da la sensación de que el ministro de Fomento solo viene a la provincia a contar lo bien que va su empresa de demolición de proyectos del AVE que ya estaban redactados y que ha decidido rehacer. El tiempo –dos años, con suerte- que pretende ganar a costa de Almería y los almerienses, es un tiempo perdido de oportunidades y de desarrollo económico para la provincia. De hecho, con esa estrategia que nos pretende hacer tragar el PP solo va a conseguir que Almería acumule siete años de desesperación y frustración, cuando lo único que esperaba la sociedad almeriense del ministro era que comenzara a licitar obras.
De la Serna, en todo caso, tiene la oportunidad de cambiar esa percepción el próximo martes comprometiéndose a invertir lo necesario para mejorar la línea convencional del tren y acabar ya con los insufribles trayectos a Madrid o Sevilla. Ese sería un primer paso para que dejáramos de pensar que somos víctimas de un monumental engaño por parte del Gobierno, que ha hecho del olvido y el castigo a nuestra tierra la banda sonora de su gestión.
De la misma manera, es necesario no perder la perspectiva sobre las mejoras que necesitamos en las carreteras provinciales y que dependen también del ministro de Fomento. La sociedad almeriense viene reclamando desde hace mucho tiempo un tercer carril en la A-7 entre Viator y el Poniente almeriense, nuevos accesos a Vícar y al puerto de la capital. Efectivamente, son muchas las obras pendientes también en carreteras porque nada de lo que estaba programado se ha realizado con este gobierno. Ahí tiene tajo también el ministro.
De la Serna viene a una provincia, como decíamos, muy castigada, abrasada por el desprecio de Rajoy y necesitada de hechos constatables. El ministro de Fomento no puede aterrizar en Almería – no me cabe ninguna duda de que no vendrá en tren- solo a contarnos cómo va su plan, que no es el plan que Almería quiere y necesita. Tiene que venir con compromisos de cara a los presupuestos que ya deben de estar cocinándose para 2018 y de los que, seguramente, ya tendremos las primeras noticias a la vuelta del verano. No puede ser que, en esas cuentas, Almería vuelva a aparecer entre las provincias con menor inversión, tal y como ha ocurrido en 2017. Por eso, necesitamos compromiso y concreción después de cinco años de soportar las visitas ‘turísticas’ que han realizado Rajoy y sus ministros a Almería sin dejarse ni un solo euro en nuestra tierra.
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