Superamos la segunda semana del estado de alarma con la inmensa mayoría de personas en su lugar: en nuestras casas o acudiendo el tiempo necesario a las actividades laborales que continúan desarrollándose y que ya solo se limitarán, tal y como ha anunciado el Gobierno de España, a trabajos esenciales hasta el próximo 9 de abril con el objetivo de superar cuanto antes esta crisis sanitaria.
A pesar del ejemplo que está dando la inmensa mayoría de la sociedad, en estos días tan difíciles sobrevuelan por nuestros territorios cuadrillas de capitanes a posteriori, personas que lo saben todo a toro pasado. Fueron a epicentros del contagio, se mezclaron con compatriotas, convocaron actos de partido cuando ellos, que todo lo sabían, deberían de haberse aislado los primeros. Asimismo, acudieron a ruedas de prensa, mezclándose con los periodistas asistentes, a pesar de que debieron estar en cuarentena o cuanto menos lejos de otras personas.
Ahora que toca arrimar el hombro de verdad, lo único que hacen es enredar con lo que sea con tal de no ayudar al Gobierno de España o a los gobiernos locales que no sean de su color político. A pesar de eso, no perdamos mucho tiempo con ellos en este momento y centrémonos en hacer bien aquello que se nos pide para superar con éxito el gran reto que como sociedad compartimos: vencer al virus con la menor pérdida de vidas posible.
En estos días de confinamiento hemos asimilado rápidamente el concepto de disciplina social que es la mejor manera de ayudar a superar esta crisis sanitaria del covib-19: quedarnos en casa, aislarnos para romper la cadena de contagios que amenaza con colapsar el sistema sanitario, mientras provoca la muerte a miles de personas en todo el mundo.
Los almerienses debemos sentirnos satisfechos de saber que esa disciplina está siendo ejemplarmente secundada en todos los municipios de nuestra provincia, donde conviene tener presente que muchas personas, más que en otros lugares, tienen que salir a diario a trabajar por ser nuestra provincia la mayor huerta de España y de Europa.
Muchos de nosotros, nuestras parejas, hijos, hermanos o vecinos van a seguir acudiendo a aquellos trabajos imprescindibles en esta situación, adoptando las medidas de distanciamiento y protección que nos recomiendan las autoridades. Es el caso del personal del sistema sanitario y de tantos otros tantos colectivos, que todos tenemos en nuestra mente, como son los cuidadores de nuestros mayores en las residencias, que están viviendo días muy duros a raíz de algunas noticias de casos excepcionales que no se deben elevar a categoría o generalizar, porque empañan el magnífico trabajo que se realiza por esas personas y en esos centros, donde 2.500 personas mayores están siendo cuidadas en nuestra provincia.
Resulta igualmente fundamental el trabajo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Fuerzas Armadas, camioneros, comercio de alimentación o farmacias, sector del manipulado y agricultura, entidades financieras, estaciones de servicio, servicios de urgencia, alcaldes, concejales, miembros de los gobiernos e instituciones pública…, a todos ellos también una vez más gracias, muchas gracias porque vuestro trabajo en estos días es un sacrificio crucial para ganar el combate contra el coronavirus.
Ahora, lo prioritario es hacernos cargo de lo urgente, y lo urgente está en el frente sanitario. Ahí debemos volcar todos los esfuerzos posibles para que dispongan de todo, material, equipos y siempre el apoyo, la colaboración de todos para que nuestra sanidad pública pueda curar y salvar el mayor número de vidas posibles.
Tras las medidas de choque en el frente económico y social, ahora toca hacerse cargo de otras problemáticas que necesitan de una respuesta para garantizar a las familias un presupuesto con el que cubrir las necesidades más elementales. El pago del alquiler es una preocupación hoy para muchas familias y la renta mínima puede ser la solución para muchas otras. El Gobierno de España está trabajando en estas y otras medidas muy necesarias, como también podría ser la suspensión del pago del alquiler a afectados por ERTES o cierres de actividad.
Este debe seguir siendo el trabajo de nuestros gobiernos- de todos- para aportar soluciones de choque a los problemas que se dan en este momento en cada pueblo, barrio, calle o domicilio.
Y todo esto tenemos que hacerlo a la vez que vamos poniendo luces largas para la reconstrucción económica y social que tendremos que abordar cuando finalice el aislamiento social, siendo conscientes de que la sociedad que nos vamos a encontrar va a ser muy diferente a la que dejamos.
Este duro e inesperado golpe nos está cambiando la vida y nos la va a cambiar en el futuro, en un futuro en el que tampoco faltarán capitanes a posteriori. Mientras llega ese momento, bien podrían dejar de volar, quitarse la capa y arrimar el hombro. Ahora toca sumar, ayudar, apoyar y dar esperanza.
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