Almería está sufriendo desde el pasado mes de agosto uno de los periodos más complicados desde que la pandemia de coronavirus iniciara su expansión por todo el mundo. La situación se ha complicado enormemente en algo más de un mes, arrojando una de las tasas de contagios más altas del país, un importante número de hospitalizaciones y, lo que es peor, una elevada cifra de fallecimientos.
Es evidente que algo no estamos haciendo bien. Los ciudadanos y ciudadanas, a nivel individual, tenemos que ser responsables en el día a día y tomar todas las medidas aconsejadas por las autoridades sanitarias para no poner en peligro nuestra salud y la de los demás. Es preciso que recuperemos el sentimiento de pertenencia a una comunidad, a una colectividad, en la que todos actuemos mirando no solo por nosotros mismos, sino también por los demás.
De la misma manera, es necesario que quien tiene hoy el mando único actúe como se espera de él. El presidente del Gobierno andaluz ha intentado hasta ahora diluir los datos de Almería en la media de las cifras que arrojan el resto de las provincias andaluzas, dibujando un mapa muy distante de la realidad, y las escasas medidas adoptadas para frenar la pandemia no parecen haber tenido ningún resultado en nuestra provincia. De hecho, iniciativas como el cierre nocturno de las playas, nada más comenzar septiembre, han causado más estupor que comprensión entre los almerienses.
El ejemplo más evidente del descontrol de la pandemia en nuestra provincia se ha dado en uno de los lugares más vulnerables: en la residencia de El Zapillo, donde se han registrado ocho muertes –hasta el momento de escribir este artículo– y más de un centenar de personas, entre residentes y trabajadores, han dado positivo en las pruebas realizadas. A la vista de los datos, es incontestable la ineficacia e ineptitud del Gobierno de Moreno Bonilla para hacer frente a un drama que se tendría que haber evitado.
¿Cómo es posible que en una residencia pública, con residentes con una alta vulnerabilidad, no hayan tomado las medidas preventivas necesarias para evitar esta auténtica tragedia que se está produciendo? Nadie en el Gobierno andaluz, empezando por el presidente, ha dado aún ni una sola explicación ni ha pedido disculpas por lo ocurrido.
De otro lado, existe una enorme preocupación por la situación que se está dando en los centros de salud, donde es muy difícil conseguir una cita telefónica antes de 14 días. El colapso que se está registrando en la atención primaria es incuestionable y las disculpas del Gobierno andaluz no valen de nada si no van acompañadas de medidas que resuelvan, de manera urgente, el drama al que se enfrentan muchas personas que necesitan que se les atienda en su centro de salud. La primera de ellas debe ser la contratación de los profesionales sanitarios que hacen falta –que son muchos–, ya que no hay nada más prioritario en este momento.
La situación en la provincia de Almería no permite ni esperas ni más dilaciones en la toma de decisiones, especialmente ahora que el propio Gobierno andaluz ha reconocido que existe transmisión comunitaria en nuestra provincia. Ante este hecho, es preciso que la Junta ponga en marcha las medidas que sean precisas y que necesariamente deben ser asimétricas a las del resto de Andalucía, puesto que la situación de Almería no tiene nada que ver, por ejemplo, con la de Huelva. Es hora, por lo tanto, de que Moreno Bonilla dé por finalizadas sus vacaciones y se ponga a trabajar de manera inmediata para frenar esta explosiva escalada de contagios.
De la misma manera, es necesario que quien tiene hoy el mando único actúe como se espera de él. El presidente del Gobierno andaluz ha intentado hasta ahora diluir los datos de Almería en la media de las cifras que arrojan el resto de las provincias andaluzas, dibujando un mapa muy distante de la realidad, y las escasas medidas adoptadas para frenar la pandemia no parecen haber tenido ningún resultado en nuestra provincia. De hecho, iniciativas como el cierre nocturno de las playas, nada más comenzar septiembre, han causado más estupor que comprensión entre los almerienses.
El ejemplo más evidente del descontrol de la pandemia en nuestra provincia se ha dado en uno de los lugares más vulnerables: en la residencia de El Zapillo, donde se han registrado ocho muertes –hasta el momento de escribir este artículo– y más de un centenar de personas, entre residentes y trabajadores, han dado positivo en las pruebas realizadas. A la vista de los datos, es incontestable la ineficacia e ineptitud del Gobierno de Moreno Bonilla para hacer frente a un drama que se tendría que haber evitado.
¿Cómo es posible que en una residencia pública, con residentes con una alta vulnerabilidad, no hayan tomado las medidas preventivas necesarias para evitar esta auténtica tragedia que se está produciendo? Nadie en el Gobierno andaluz, empezando por el presidente, ha dado aún ni una sola explicación ni ha pedido disculpas por lo ocurrido.
De otro lado, existe una enorme preocupación por la situación que se está dando en los centros de salud, donde es muy difícil conseguir una cita telefónica antes de 14 días. El colapso que se está registrando en la atención primaria es incuestionable y las disculpas del Gobierno andaluz no valen de nada si no van acompañadas de medidas que resuelvan, de manera urgente, el drama al que se enfrentan muchas personas que necesitan que se les atienda en su centro de salud. La primera de ellas debe ser la contratación de los profesionales sanitarios que hacen falta –que son muchos–, ya que no hay nada más prioritario en este momento.
La situación en la provincia de Almería no permite ni esperas ni más dilaciones en la toma de decisiones, especialmente ahora que el propio Gobierno andaluz ha reconocido que existe transmisión comunitaria en nuestra provincia. Ante este hecho, es preciso que la Junta ponga en marcha las medidas que sean precisas y que necesariamente deben ser asimétricas a las del resto de Andalucía, puesto que la situación de Almería no tiene nada que ver, por ejemplo, con la de Huelva. Es hora, por lo tanto, de que Moreno Bonilla dé por finalizadas sus vacaciones y se ponga a trabajar de manera inmediata para frenar esta explosiva escalada de contagios.
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