domingo, 16 de diciembre de 2012

Apaga y vámonos


Alucinados estamos asistiendo los almerienses a las continuas subidas en el recibo de la luz en los últimos meses. La economía doméstica está más que calculada en estos tiempos de complicaciones económicas y ver cómo la luz se dispara en su precio no es fácil para nadie pero menos, sobre todo, para los bolsillos más resentidos de aquellos que lo están pasando mal, que son demasiados: jubilados, parados, familias que han tenido que asumir los gastos de otros miembros que no pueden hacerles frente….


De todos es sabido que las compañías eléctricas en este país no son hermanitas de la caridad pero este regalo navideño de subidas destacadas no les corresponde tanto esta vez a ellas como al PP. Si hacemos un mínimo ejercicio de memoria, encontraremos que el Gobierno de Rajoy ha aprobado tres subidas en el recibo en lo que lleva gobernando, lo que ha supuesto un aumento de, como media, un 20 por ciento sobre lo que veníamos pagando. Les animo a que cojan dos facturas –una de 2011 y otra de 2012- y comprueben por ustedes mismos lo que les cuento. Ya les adelanto que se pueden sorprender e indignar un rato, como nos ha pasado a los socialistas al comprobar que hay gente que está llegando a pagar un 30% más en 12 meses de diferencia. Pero también será el mejor modo de constatar que el afán recaudatorio de los populares no tiene límites y ha llegado a un punto en el que está dejando muchas cuentas de ahorro a dos velas.

Lo peor es que la cosa no va a quedar aquí. Esta misma semana se debatía en el Senado la nueva Ley de Medidas Fiscales para la Sostenibilidad Energética, que no es más que una nueva subida encubierta de impuestos a los maltratados españoles con la que el precio de la electricidad volverá a incrementarse a principios de año en un 5 por ciento. Para completar la gracia, los impulsos liberales de este Gobierno le han llevado a dejar que sean las compañías las que regulen sus precios, eliminando los máximos ordenados hasta el momento por el Ejecutivo para la inmensa mayoría de los consumidores. Su teoría económica defiende que así se favorecerá la competencia pero la realidad es otra bien diferente, ya avanzada por las propias empresas, que se traduce en un nuevo aumento para los perjudicados de otro 30 por ciento. Otra vuelta de tuerca, un suma y sigue a partir de la cita a ciegas de dos ministros –el de Hacienda y el de Industria- para hacerse con unos 3.000 millones de euros que asumirán en un 80 por ciento particulares y empresas.

Hasta qué punto no habrán llegado en este asunto, que los propios empresarios ya han advertido del riesgo que supone el ordeno y mando del PP en materia energética, que hará a las empresas menos competitivas y generarán menos empleo. En Almería, las consecuencias serán sufridas fuertemente por el turismo, el mármol y la agricultura cuyas empresas van a notar una subida que oscilará entre el 8 y el 15 por ciento. En los dos últimos sectores, las exportaciones son la baza que les queda por explotar para tratar de sobrevivir a la que está cayendo –pudiendo suponer una condena de muerte para pequeñas y medianas empresas del mármol- y en el primero, con los precios de servicios ofertados a la baja, pagar más por la luz –con la importancia de los consumos en establecimientos hoteleros y de restauración- supone una auténtica aberración.

Los que caerán por el camino están por ver pero para quien ya no hay perdón es para el sector de las renovables en este país, con los efectos negativos que conlleva en una provincia como la nuestra, que se mantiene a la cabeza en implantación de unas tecnologías limpias que ahora se van a castigar. Como si ya no fuera suficiente la moratoria del Gobierno en apoyo al sector que ha supuesto que 13 municipios almerienses se queden sin 26 proyectos con los que se habrían invertido cerca de 80 millones de euros. Con este panorama, quizás más de uno –acordándose mientras tanto de Rajoy y todos sus ministros- termine por decir: “Anda, apaga y vámonos, que es lo único que nos queda”.

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