domingo, 27 de enero de 2013

El paro que no cesa


Como el Rayo que no Cesa, del poemario de Miguel Hernández que se recrea en la frustración de amores crueles o no correspondidos, los ciudadanos asistimos a diario a la declamación de un soneto igual de desgarrador y doloroso al que bien podríamos llamar “el paro que no cesa”, una elegía que, en este caso, se queda incompleta con cada cita de la Encuesta de Población Activa (EPA).


Como el poeta de Orihuela, cada uno de los almerienses – 15.500 para ser exactos - que perdieron su empleo en el último año, devuelven las cartas y los regalos a un Gobierno taciturno y engañoso que clamó por las esquinas que su sola victoria en las elecciones generales devolvería el empleo a miles de españoles. Y no es que nada de ello se haya cumplido – la realidad es más tozuda, si cabe – es que las cifras de paro se han incrementado exponencialmente hasta rozar los casi seis millones de parados en España.

Me llaman poderosamente la atención las declaraciones de un ministro de Rajoy, de un muy desacertado y ajeno a la realidad, Arias Cañete, que tras conocer las cifras que arrojaba la EPA, dijo con todas sus letras, con todas sus palabras, que a la vista de los resultados “la reforma laboral está dando sus frutos”. Resulta inconcebible tanta ruindad en un momento como el que estamos atravesando. Sus afirmaciones han merecido todo tipo de comentarios, la mayoría atinados, así que no voy a añadir ni un solo adjetivo más.

La reforma laboral aprobada por el Partido Popular ha resultado nefasta para miles de familias almerienses, centenares de miles en todo el país, y esto no es una opinión, es un dato objetivo a la vista de los resultados que ha obtenido semejante medida en un país que se encontraba – y lo sigue estando- en plena recesión. Nadie, absolutamente nadie, salvo el Gobierno de Rajoy, puede defenderla, y de ahí que ministros como el de Agricultura silben, por no decir otra cosa, contra el viento.

Los ciudadanos de este país, que han vivido por encima de nuestras posibilidades según los dirigentes del PP, merecen un Gobierno que les explique a dónde nos lleva esta política económica y social desquiciada y carente del más común de los sentidos. Merecen, después de tanto engaño y filibusterismo, que su sufrimiento, como ansiaba el poeta, se vea recompensado derogando la reforma laboral y recomponiendo los derechos que la derecha ha dilapidado, para no darle un atroz sentido al poema de Miguel Hernández.

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