La obra de Teatro que está representando el Partido Popular desde que estalló el caso Bárcenas va camino de convertirse en uno de los grandes éxitos internacionales de la temporada. Los papeles que se publicaron en la prensa escrita, que Rajoy tachó de falsos, salvo por alguna cosa, están desmintiendo todos los días al presidente del Gobierno. Los escándalos que se suceden y que se entrelazan a cuenta de la trama corrupta Gürtel, el caso Bárcenas y las dudas que ofrece la contabilidad oficial del Partido Popular están sacando a la luz, entre otras cosas, cómo ha corrido el dinero entre los dirigentes y ex dirigentes de la derecha española.
Los descomunales sobresueldos que el Partido Popular ha estado pagando a sus cargos, las facturas que se inflaban, las generosas donaciones de empresas que podrían haber recibido suculentas contraprestaciones en forma de adjudicaciones de obras, las contabilidades paralelas y las sospechas de la existencia de una caja B, suman ya miles de páginas en los juzgados a la espera de desentrañar – también - la presunta financiación ilegal del partido que preside Mariano Rajoy.
De lo conocido en los últimos días, llama poderosamente la atención lo sucedido con el ex presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, a quien, según los registros de la contabilidad del Partido Popular, se le pagó casi seiscientos mil euros. Tanto Blesa como el PP se han apresurado a desmentir este extremo, achacando lo sucedido a un error burocrático. Cuesta creer, sin embargo, que ese error se haya repetido durante varios años y me da que las explicaciones que se han ofrecido conducen a más preguntas e interrogantes.
En fin, una más de las muchas escenas de esta gran representación teatral, que podríamos incluir en el género del esperpento que acuñó Valle-Inclán, en la que cada vez que hay un “señalado” el resto asegura no conocerlo o presume de que su relación de amistad se rompió hace años. El PP gestiona todos estos casos de manera burda: a una información, a un apunte contable, a una denuncia, reacciona con un inverosímil comunicado que unos minutos después termina convirtiéndose en una mentira exprés. Le ha pasado a Cospedal, a Rajoy y a otros tantos que se han apresurado a tirar de desmentido.
Los dirigentes del PP, en lugar de mirar para otro lado o esconderse, deberían de empezar a decir la verdad de una vez por todas, y explicar de dónde ha salido todo ese dinero que han gestionado, todo ese dineral que ha corrido a raudales por su sede en Génova y que ha terminado en los bolsillos de sus cargos
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