sábado, 17 de enero de 2015

Las personas no pueden ser moneda de cambio

Si algo ha demostrado Rajoy durante estos tres años de gobierno es que toma decisiones sin importarle nada la repercusión que puedan tener en las personas, no solo ya en lo que respecta al bolsillo, a lo que le cuesta a cada ciudadano, sino también a la incertidumbre y los miedos que estas acarrean.
Así ha ocurrido con los repagos que la derecha ha puesto sobre la mesa en este tiempo y que han ido dirigidos sin ningún tipo de reparo a las personas más débiles, pensionistas y enfermos graves. Se implantaron estas medidas - que sigue justificando también el nuevo ministro de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Alfonso Alonso, como necesarias- porque, según decían, “había una regulación obsoleta que toleraba el fraude”. Pues bien, de ese presunto fraude los señalados fueron únicamente las personas mayores, a las que impusieron por primera vez un copago en los medicamentos.
 
Las consecuencias de eso han sido ya alertadas por las sociedades científicas: un 17% de los mayores no pueden retirar sus medicamentos a fin de mes porque su pensión no les llega para dar de comer a sus hijos y sus nietos y, de paso, pagar sus medicamentos. Afortunadamente, en Andalucía esto no ha sido así ya que tenemos una presidenta sensible con las dificultades que la mayoría de los pensionistas atraviesan, que sí ha priorizado a las personas y que ha mantenido de esa injusta decisión solo el límite del copago. Y solo eso, puesto que el Gobierno andaluz no podía incumplir la ley, a pesar de que no la comparta.
 
En sucesivas normativas, en los tres años de gobierno de Rajoy, se ha amenazado, además, a pensionistas, personas con discapacidad y enfermos graves con otros copagos como los relacionados con la ortoprotésis, el transporte sanitario, o el de los fármacos de administración ambulatoria en los hospitales.
 
Así, a pacientes que ya llevan en su mochila el día a día con grandes dificultades, les añadieron la preocupación, el miedo y la incertidumbre de tener que afrontar nuevos gastos a los que hacer frente con sus ya maltrechas economías. Así han permanecido durante mucho tiempo, esperando a que esto ocurriera. La negativa de las Comunidades Autónomas a su aplicación, con Andalucía a la cabeza, hizo que la anterior ministra, Ana Mato, anunciara que no se implantaría. Sin embargo, renunciaron a revisar la normativa, dejándola solo aparcada, por si acaso.
 
El nuevo ministro ha planteado ahora la revisión de esa medida, pero solo en lo concerniente al copago hospitalario. A pesar de que el Gobierno vende a los cuatro vientos que hemos salido de la crisis, que estamos ya en plena recuperación se niegan, miren por dónde, a eliminar los copagos implantados. Sin embargo, no habrá una recuperación económica efectiva en nuestro país mientras que la ciudadanía no recupere los derechos que se han perdido y otros que el Gobierno sigue eliminando mes a mes de tapadillo.
 
El ejemplo de esto es que desde el inicio de 2015 los productos sanitarios han pasado a tributar un IVA de 21%, cuando hasta el pasado año ese impuesto era del 10%. Esta medida, que vuelve a castigar a la enfermedad, a los enfermos, se presenta como una nueva vuelta de tuerca a la ya marcada desigualdad en el sistema que viene aplicando el Partido Popular.
 
Esta subida es doblemente injusta porque, no solo penaliza al paciente, sino que incrementará enormemente los costes que la Administración autonómica tendrá que asumir en los centros sanitarios. En cualquier caso, ahora que según el Gobierno estamos en la senda de la recuperación y que incluso van rebajar los impuestos a los que más ingresan, qué mejor destino se le puede dar a estos nuevos recursos que utilizarlos para financiar fármacos innovadores, de última generación. Ese dinero, por ejemplo, podría emplearse en los nuevos tratamientos de la Hepatitis C, como ha sugerido el PSOE, para evitar la gran injusticia de disponer de un tratamiento que puede salvar vidas a los pacientes graves y que ahora no pueden beneficiarse de ellos. Esto será o no así, dependiendo de lo que decida Rajoy, salvo que se tenga la sensibilidad de nuestra presidenta, Susana Díaz, para priorizar la atención a los enfermos y que se haga un gran esfuerzo económico como el que está haciendo Andalucía.

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