La reanudación del periodo de sesiones en el Parlamento andaluz nos ha dejado durante estas dos primeras semanas la confirmación del que el Partido Popular no ha aprendido nada de lo que le sucedió en las pasadas elecciones autonómicas. Sus reiterados ataques al sistema educativo y sanitario andaluz ponen en evidencia su falta de proyecto político y su objetivo- su único objetivo- de utilizar el Parlamento para arremeter contra los empleados públicos, y contra una gestión que ha demostrado que es posible defender y mantener estos servicios sin acudir a las privatizaciones y los recortes que la derecha ha aplicado allí donde gobierna o ha gobernado.
Para muestra, un botón: el inicio del curso escolar en Infantil y Primaria en la provincia ha arrancado esta semana con un ahorro de 2000 euros de media para las familias almerienses, en comparación con otros territorios, y con la puesta en marcha a lo largo de este curso de nuevas infraestructuras educativas en Carboneras, Roquetas de Mar o El Ejido. Es decir, se mejoran, se amplían o se construyen nuevos centros, los alumnos siguen disfrutando de la gratuidad de los libros de texto o las bonificaciones- a las que acceden la mayoría de los escolares- para el comedor o las aulas matinales y se aumentan los centros bilingües. Y todo ello, a pesar de la situación de crisis económica que estamos atravesando, de los recortes que implacablemente ha aplicado el Gobierno de Rajoy durante esta legislatura y de la injusta financiación que recibe nuestra comunidad.
¿Reconocerá en algún momento esta realidad el Partido Popular de Andalucía? Me da que no, que su estrategia va a seguir pasando, como decía, por todo lo contrario: por destruir en lugar de construir, por poner palos en las ruedas y por desprestigiar servicios públicos como la educación que todos los españoles y, especialmente los andaluces, nos hemos ganado a pulso.
En ese estado de las cosas, al Partido Popular tampoco se le ha caído la cara de vergüenza durante estos días en el Parlamento andaluz a la hora de hablar de sanidad y solicitar de nuevo que se retire la subasta de medicamentos. Una medida que beneficiaría a las grandes empresas farmacéuticas y que perjudicaría de manera notable al sistema sanitario público andaluz que, conviene recordarlo, está considerado como uno de los mejores a nivel Europeo. Es más, los propios andaluces, según las encuestas que se vienen publicando, valoran el grado de satisfacción de la sanidad recibida como muy alto. ¿Que hay cosas que mejorar? pues claro que sí. En eso estamos.
Frente al euro por receta, el copago o repago de medicamentos por parte de los pensionistas, el copago en las ortopedias o la desmedida ambición de Rajoy por privatizar la sanidad, en Andalucía hemos optado por rebajar el margen de beneficio a los laboratorios. Eso es lo que no perdona el Partido Popular, que podamos demostrar que una sanidad universal pública y gratuita es posible frente al negocio que la derecha, con la excusa de la crisis, ha visto en ella.
Los andaluces disfrutamos, aunque le cueste reconocerlo al PP, de un sistema en el que, pese a la asfixia económica de Rajoy, mantenemos la cartera de servicios más amplia de nuestro país. Además, se ha desbloqueado la oferta de empleo público del Servicio Andaluz de Salud, con 3.282 plazas, y hemos puesto sobre la mesa la Ley de Garantía y Sostenibilidad del Sistema Sanitario Público de Andalucía, que garantizará derechos y blindará la sanidad pública andaluza que hemos construido entre todos frente a los intereses especuladores y privatizadores que representa el PP.
Esas ansias de la derecha de desprestigiar los servicios públicos, esa manera furibunda de atacar el estado de bienestar, le ha pasado una enorme factura en los dos comicios electorales que ya hemos celebrado este año, y estoy convencido de que llevará también a un enorme descalabro político al Ejecutivo de Rajoy estas próximas navidades.
Para muestra, un botón: el inicio del curso escolar en Infantil y Primaria en la provincia ha arrancado esta semana con un ahorro de 2000 euros de media para las familias almerienses, en comparación con otros territorios, y con la puesta en marcha a lo largo de este curso de nuevas infraestructuras educativas en Carboneras, Roquetas de Mar o El Ejido. Es decir, se mejoran, se amplían o se construyen nuevos centros, los alumnos siguen disfrutando de la gratuidad de los libros de texto o las bonificaciones- a las que acceden la mayoría de los escolares- para el comedor o las aulas matinales y se aumentan los centros bilingües. Y todo ello, a pesar de la situación de crisis económica que estamos atravesando, de los recortes que implacablemente ha aplicado el Gobierno de Rajoy durante esta legislatura y de la injusta financiación que recibe nuestra comunidad.
¿Reconocerá en algún momento esta realidad el Partido Popular de Andalucía? Me da que no, que su estrategia va a seguir pasando, como decía, por todo lo contrario: por destruir en lugar de construir, por poner palos en las ruedas y por desprestigiar servicios públicos como la educación que todos los españoles y, especialmente los andaluces, nos hemos ganado a pulso.
En ese estado de las cosas, al Partido Popular tampoco se le ha caído la cara de vergüenza durante estos días en el Parlamento andaluz a la hora de hablar de sanidad y solicitar de nuevo que se retire la subasta de medicamentos. Una medida que beneficiaría a las grandes empresas farmacéuticas y que perjudicaría de manera notable al sistema sanitario público andaluz que, conviene recordarlo, está considerado como uno de los mejores a nivel Europeo. Es más, los propios andaluces, según las encuestas que se vienen publicando, valoran el grado de satisfacción de la sanidad recibida como muy alto. ¿Que hay cosas que mejorar? pues claro que sí. En eso estamos.
Frente al euro por receta, el copago o repago de medicamentos por parte de los pensionistas, el copago en las ortopedias o la desmedida ambición de Rajoy por privatizar la sanidad, en Andalucía hemos optado por rebajar el margen de beneficio a los laboratorios. Eso es lo que no perdona el Partido Popular, que podamos demostrar que una sanidad universal pública y gratuita es posible frente al negocio que la derecha, con la excusa de la crisis, ha visto en ella.
Los andaluces disfrutamos, aunque le cueste reconocerlo al PP, de un sistema en el que, pese a la asfixia económica de Rajoy, mantenemos la cartera de servicios más amplia de nuestro país. Además, se ha desbloqueado la oferta de empleo público del Servicio Andaluz de Salud, con 3.282 plazas, y hemos puesto sobre la mesa la Ley de Garantía y Sostenibilidad del Sistema Sanitario Público de Andalucía, que garantizará derechos y blindará la sanidad pública andaluza que hemos construido entre todos frente a los intereses especuladores y privatizadores que representa el PP.
Esas ansias de la derecha de desprestigiar los servicios públicos, esa manera furibunda de atacar el estado de bienestar, le ha pasado una enorme factura en los dos comicios electorales que ya hemos celebrado este año, y estoy convencido de que llevará también a un enorme descalabro político al Ejecutivo de Rajoy estas próximas navidades.
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