El relato que está utilizando el PP en esta campaña electoral –el de esa crisis que se ha solucionado gracias a que Rajoy ha sabido poner orden en el país, aplicándonos unos recortes dolorosos, sí, pero necesarios– es falso de cabo a rabo. Ahora que se acerca la nueva cita con las elecciones y que los ciudadanos vuelven a tener en su mano decidir el futuro del país, es imprescindible desmontar las dos grandes mentiras del PP: ni era necesaria la escabechina de derechos que hemos padecido en estos cuatro largos años ni la tormenta ha pasado.
Lo que hemos pasado en los últimos cuatro años no merece, a estas alturas, mucho recordatorio, porque todos lo hemos vivido en primera persona, de una u otra manera: una reforma laboral que ha precarizado el mercado de trabajo, unas pensiones que han perdido poder adquisitivo, el fin de la sanidad universal, la introducción de los copagos, un recorte drástico en las políticas de igualdad de género, el abandono de la dependencia… Medidas, todas, que han tenido como blanco a los ciudadanos de a pie, a los que se ha empobrecido sin miramientos.
Rajoy insiste en que había que recortar porque así se lo pidió Europa, pero lo que nadie le dijo es por dónde tenía que hacerlo. Podía haber ingresado dinero en las arcas del Estado a cuenta de las grandes fortunas y las grandes empresas, pero no lo hizo. Podía haber hecho un plan contra el fraude fiscal, pero en lugar de eso aprobó una amnistía, que no sirvió tanto para recaudar como para que los grandes defraudadores de este país vieran regularizada su situación a cambio de una comisión irrisoria. Como el PP no se preocupó de aumentar los ingresos, tuvo que recortar en gastos… y el resto de la historia ya la conocemos.
Lo peor de todo es que este ataque sin precedentes al Estado de Bienestar no ha servido para nada. La economía española no es tan boyante como nos quiere hacer creer el Partido Popular, como lo demuestra que el propio Rajoy se haya ofrecido a hacer nuevos recortes ante la Comisión Europea, mientras aquí, en casa, juega a ofrecernos el oro y el moro. Por si alguien está tentado de creerse la versión edulcorada de Rajoy, sólo hay que recordar que acaba de mandarle una carta al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, prometiéndole aplicar “nuevas medidas” si sigue gobernando. En otras palabras: Rajoy sigue dispuesto a sacrificar a más españoles para cuadrar unas cuentas que siguen sin cuadrarle.
Frente al callejón sin salida que ofrece el PP, los socialistas decimos que se puede gobernar de otro modo: colocando a las personas como prioridad. Si se aumentan los ingresos públicos apelando a la solidaridad de los que más tienen y, sobre todo, dinamizando la economía, el Estado no tendrá dificultades para proteger a los ciudadanos. Para ello, lo primero será poner en marcha un plan de choque para el empleo, que ofrezca oportunidades especialmente a los parados de larga duración, los mayores de 45 años y los jóvenes. También habrá que garantizar una renta mínima a las familias que no tienen ningún ingreso, hasta que lo consigan. Los autónomos deben dejar de pagar una cuota fija y empezar a cotizar en función de sus ingresos. Y hay que revalorizar las pensiones, para que nuestros mayores puedan vivir con dignidad. Además, las mujeres también tienen que tener garantizado por ley que su salario sea igual al de los hombres. Con todas estas medidas, que son compromisos de Pedro Sánchez, podremos volver a construir un país justo y próspero, en el que la protección pública funcione y las personas puedan ocuparse de progresar.
Lo que hemos pasado en los últimos cuatro años no merece, a estas alturas, mucho recordatorio, porque todos lo hemos vivido en primera persona, de una u otra manera: una reforma laboral que ha precarizado el mercado de trabajo, unas pensiones que han perdido poder adquisitivo, el fin de la sanidad universal, la introducción de los copagos, un recorte drástico en las políticas de igualdad de género, el abandono de la dependencia… Medidas, todas, que han tenido como blanco a los ciudadanos de a pie, a los que se ha empobrecido sin miramientos.
Rajoy insiste en que había que recortar porque así se lo pidió Europa, pero lo que nadie le dijo es por dónde tenía que hacerlo. Podía haber ingresado dinero en las arcas del Estado a cuenta de las grandes fortunas y las grandes empresas, pero no lo hizo. Podía haber hecho un plan contra el fraude fiscal, pero en lugar de eso aprobó una amnistía, que no sirvió tanto para recaudar como para que los grandes defraudadores de este país vieran regularizada su situación a cambio de una comisión irrisoria. Como el PP no se preocupó de aumentar los ingresos, tuvo que recortar en gastos… y el resto de la historia ya la conocemos.
Lo peor de todo es que este ataque sin precedentes al Estado de Bienestar no ha servido para nada. La economía española no es tan boyante como nos quiere hacer creer el Partido Popular, como lo demuestra que el propio Rajoy se haya ofrecido a hacer nuevos recortes ante la Comisión Europea, mientras aquí, en casa, juega a ofrecernos el oro y el moro. Por si alguien está tentado de creerse la versión edulcorada de Rajoy, sólo hay que recordar que acaba de mandarle una carta al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, prometiéndole aplicar “nuevas medidas” si sigue gobernando. En otras palabras: Rajoy sigue dispuesto a sacrificar a más españoles para cuadrar unas cuentas que siguen sin cuadrarle.
Frente al callejón sin salida que ofrece el PP, los socialistas decimos que se puede gobernar de otro modo: colocando a las personas como prioridad. Si se aumentan los ingresos públicos apelando a la solidaridad de los que más tienen y, sobre todo, dinamizando la economía, el Estado no tendrá dificultades para proteger a los ciudadanos. Para ello, lo primero será poner en marcha un plan de choque para el empleo, que ofrezca oportunidades especialmente a los parados de larga duración, los mayores de 45 años y los jóvenes. También habrá que garantizar una renta mínima a las familias que no tienen ningún ingreso, hasta que lo consigan. Los autónomos deben dejar de pagar una cuota fija y empezar a cotizar en función de sus ingresos. Y hay que revalorizar las pensiones, para que nuestros mayores puedan vivir con dignidad. Además, las mujeres también tienen que tener garantizado por ley que su salario sea igual al de los hombres. Con todas estas medidas, que son compromisos de Pedro Sánchez, podremos volver a construir un país justo y próspero, en el que la protección pública funcione y las personas puedan ocuparse de progresar.
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