El Gobierno de Rajoy no solo está maltratando a Almería con las obras del ferrocarril sino también con las que tienen que ver con los recursos hídricos, tan escasos en nuestra tierra, o con las infraestructuras que dan seguridad frente a las riadas. Cualquiera que se entretenga un minuto en reflexionar sobre el trato que nos dispensa el Partido Popular, con la aquiescencia de sus dirigentes provinciales, llegará a la conclusión de que tiene absolutamente abandonada a Almería. Los almerienses, cansados ya de tanto anuncio y de tanta promesa incumplida, debemos de comenzar a plantarnos y a pensar que si no actuamos, si no alzamos nuestra voz, vamos a ser ‘los últimos de Filipinas’ en todas aquellas cuestiones que tienen que ver con las infraestructuras que están frenando nuestro presente y que, a este paso, mutilarán también nuestro futuro.
Si lo del AVE es para que le demos una vuelta, lo que pasa con el agua debería hacernos recapacitar del todo y elevar nuestro nivel de exigencia al máximo, de ahí que los socialistas estemos reivindicando que los próximos Presupuestos Generales del Estado (PGE) contemplen una partida de 120 millones de euros para financiar seis infraestructuras que consideramos de vital importancia para la provincia. Se trata de la reparación de la desaladora de Palomares, la ampliación de la desaladora de Carboneras y la conducción de agua desalada desde esta desaladora al campo de Tabernas, el encauzamiento de los ríos Adra y Antas, y el túnel de evacuación de agua de la Balsa del Sapo.
Algunas de estas intervenciones prioritarias se han presupuestado en ejercicios anteriores por el PP, pero ha pasado lo que pasa con todo lo que ha anunciado la derecha en nuestra provincia: no se ha hecho. Es el caso, por ejemplo, de la desaladora de Palomares que, tras la riada de septiembre de 2012 continúa sin repararse. Es intolerable que casi cinco años después, con varios anuncios de inversiones de por medio, se siga jugando con el futuro de la comarca de esta manera.
Tampoco se puede sostener por más tiempo, el estado actual de los ríos Adra y Antas sobre los que se tiene que llevar a cabo el encauzamiento previsto, unas obras que son cruciales y a las que el Gobierno de Rajoy no ha prestado atención alguna, a pesar de que están calificadas de interés general y de que la climatología ha demostrado que son absolutamente necesarias para la seguridad de los vecinos y vecinas del Poniente y del Levante almeriense.
Otra cuestión que urge concretar en 2017, y también por seguridad, sería la obra para construir el túnel de evacuación del agua de la Balsa del Sapo. En la situación actual el proyecto está muerto y no hay calendario sobre la inversión prevista para acabar con este problema que afecta a muchísimos ejidenses que viven y trabajan en el entorno de la zona.
El presente año también se torna clave para cerrar un calendario en torno a la ampliación de la desaladora de Carboneras. Dado el buen uso que se está haciendo de la planta y puesto que se planificó para que pudiera ampliarse, esa actuación se tiene que atender cuanto antes. Así se podría llevar sin problema agua de Carboneras a Tabernas y se daría respuesta a las carencias de una comarca que necesita agua para que sus cerca de 10.000 habitantes tengan garantizado el abastecimiento en sus domicilios y para que, al mismo tiempo, disponga de los recursos hídricos necesarios para su desarrollo económico. Todos y todas recordamos el anuncio de la Diputación Provincial, hace ahora 18 meses, sobre la firma de un convenio con Acuamed y la comunidad de regantes Filabres-Alhamilla para elaborar un estudio, valorado en 600.000 euros, y del que no hay noticias desde entonces.
Almería no aguanta ni una más, entre otras cosas porque vemos cómo se nos escapa el tren, cómo vamos perdiendo todas y cada una de las oportunidades que se les están presentado a otros territorios que tienen resueltos los problemas de comunicaciones que padecemos en Almería y que también, de una manera u otra, ven compensados el acceso a los recursos hídricos que necesitan, tanto en cantidad como en precio. Y todo esto pasa delante de nuestras narices, mientras que el PP no nos da ni agua a los almerienses.
Algunas de estas intervenciones prioritarias se han presupuestado en ejercicios anteriores por el PP, pero ha pasado lo que pasa con todo lo que ha anunciado la derecha en nuestra provincia: no se ha hecho. Es el caso, por ejemplo, de la desaladora de Palomares que, tras la riada de septiembre de 2012 continúa sin repararse. Es intolerable que casi cinco años después, con varios anuncios de inversiones de por medio, se siga jugando con el futuro de la comarca de esta manera.
Tampoco se puede sostener por más tiempo, el estado actual de los ríos Adra y Antas sobre los que se tiene que llevar a cabo el encauzamiento previsto, unas obras que son cruciales y a las que el Gobierno de Rajoy no ha prestado atención alguna, a pesar de que están calificadas de interés general y de que la climatología ha demostrado que son absolutamente necesarias para la seguridad de los vecinos y vecinas del Poniente y del Levante almeriense.
Otra cuestión que urge concretar en 2017, y también por seguridad, sería la obra para construir el túnel de evacuación del agua de la Balsa del Sapo. En la situación actual el proyecto está muerto y no hay calendario sobre la inversión prevista para acabar con este problema que afecta a muchísimos ejidenses que viven y trabajan en el entorno de la zona.
El presente año también se torna clave para cerrar un calendario en torno a la ampliación de la desaladora de Carboneras. Dado el buen uso que se está haciendo de la planta y puesto que se planificó para que pudiera ampliarse, esa actuación se tiene que atender cuanto antes. Así se podría llevar sin problema agua de Carboneras a Tabernas y se daría respuesta a las carencias de una comarca que necesita agua para que sus cerca de 10.000 habitantes tengan garantizado el abastecimiento en sus domicilios y para que, al mismo tiempo, disponga de los recursos hídricos necesarios para su desarrollo económico. Todos y todas recordamos el anuncio de la Diputación Provincial, hace ahora 18 meses, sobre la firma de un convenio con Acuamed y la comunidad de regantes Filabres-Alhamilla para elaborar un estudio, valorado en 600.000 euros, y del que no hay noticias desde entonces.
Almería no aguanta ni una más, entre otras cosas porque vemos cómo se nos escapa el tren, cómo vamos perdiendo todas y cada una de las oportunidades que se les están presentado a otros territorios que tienen resueltos los problemas de comunicaciones que padecemos en Almería y que también, de una manera u otra, ven compensados el acceso a los recursos hídricos que necesitan, tanto en cantidad como en precio. Y todo esto pasa delante de nuestras narices, mientras que el PP no nos da ni agua a los almerienses.
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