Con el proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) que el Partido Popular ha presentado en las Cortes Generales, Rajoy sólo busca salvar su sillón, al precio que sea. Para conseguir un beneficio puramente político, el presidente del Gobierno no ha dudado en pasar por encima de quien ha considerado que hacía falta, aunque los afectados sean precisamente los grupos de población que más atención necesitan por parte del Estado.
En los Presupuestos redactados por el Gobierno no hay, por ejemplo, ninguna medida que permita mejorar el poder adquisitivo de las pensiones, garantizando una revalorización conforme al IPC. Después de unos años en los que los mayores han ejercido de auténtico colchón anticrisis para sus familias, estirando sus pensiones hasta límites increíbles, el Gobierno no sólo no les agradece los servicios prestados para mantener la cohesión social, sino que pretende tomarles el pelo con una subida de las pensiones del 0,25%.
El castigo del PP a los pensionistas que se ha producido en los últimos años no tiene parangón. Hay que recordar que, en el año 2012, Rajoy rompió la universalidad de la cobertura sanitaria como derecho, una situación que a día de hoy aún no se ha corregido, pese a la fuerte contestación social. Con el Real Decreto-Ley 16/2012, el Gobierno introdujo, además, el copago de los medicamentos, al que siguen teniendo que hacer frente los pensionistas. ¿De qué recuperación económica habla el Gobierno? ¿De la que sigue sin llegar a los bolsillos de los ciudadanos?
Los PGE no contemplan ninguna medida para que los pensionistas recuperen su poder adquisitivo, como tampoco se recuperará la inversión en sanidad, sino todo lo contrario. Para 2018, los PGE mantienen el descenso de la inversión en sanidad, destinando solo el 5,8% del Producto Interior Bruto (PIB), dos décimas menos que el año pasado, y muy lejos de la media de los países del entorno de la UE, que alcanza el 7,2%.
En materia de dependencia, la recuperación tampoco llega. Después de seis años en los que la atención a la dependencia se ha mantenido en Andalucía gracias al empecinamiento del Gobierno andaluz, que ha aportado recursos propios para suplir la falta de financiación del Estado, en 2018 parece que tendremos más de lo mismo. A estas alturas, el recorte de Rajoy en fondos de la dependencia para Andalucía suma ya más de 730 millones de euros y este año nos darán un nuevo tajo de 100 millones.
Ningún colectivo necesitado se salva de la tijera de Mariano. En políticas sociales, hay que destacar que este año de nuevo se volverá a recortar el plan contra la pobreza infantil, que iba a estar dotado con 1.560 millones de euros y que se quedará en 350 millones. En cuanto a la lucha contra la violencia de género, el Pacto de Estado firmado hace unos meses contemplaba una financiación de 200 millones de euros, que se quedará en apenas 80 por decisión del PP.
Se miren por donde se miren, los Presupuestos Generales que ha redactado el PP para 2018 son un auténtico desastre para los colectivos sociales que deberían recibir una atención preferente por parte del Estado y que, en lugar de eso, sólo reciben desprecio. Rajoy ha presentado los presupuestos que necesita él para mantenerse en el Gobierno con el apoyo de Rivera y no los que necesita la sociedad española.
En los Presupuestos redactados por el Gobierno no hay, por ejemplo, ninguna medida que permita mejorar el poder adquisitivo de las pensiones, garantizando una revalorización conforme al IPC. Después de unos años en los que los mayores han ejercido de auténtico colchón anticrisis para sus familias, estirando sus pensiones hasta límites increíbles, el Gobierno no sólo no les agradece los servicios prestados para mantener la cohesión social, sino que pretende tomarles el pelo con una subida de las pensiones del 0,25%.
El castigo del PP a los pensionistas que se ha producido en los últimos años no tiene parangón. Hay que recordar que, en el año 2012, Rajoy rompió la universalidad de la cobertura sanitaria como derecho, una situación que a día de hoy aún no se ha corregido, pese a la fuerte contestación social. Con el Real Decreto-Ley 16/2012, el Gobierno introdujo, además, el copago de los medicamentos, al que siguen teniendo que hacer frente los pensionistas. ¿De qué recuperación económica habla el Gobierno? ¿De la que sigue sin llegar a los bolsillos de los ciudadanos?
Los PGE no contemplan ninguna medida para que los pensionistas recuperen su poder adquisitivo, como tampoco se recuperará la inversión en sanidad, sino todo lo contrario. Para 2018, los PGE mantienen el descenso de la inversión en sanidad, destinando solo el 5,8% del Producto Interior Bruto (PIB), dos décimas menos que el año pasado, y muy lejos de la media de los países del entorno de la UE, que alcanza el 7,2%.
En materia de dependencia, la recuperación tampoco llega. Después de seis años en los que la atención a la dependencia se ha mantenido en Andalucía gracias al empecinamiento del Gobierno andaluz, que ha aportado recursos propios para suplir la falta de financiación del Estado, en 2018 parece que tendremos más de lo mismo. A estas alturas, el recorte de Rajoy en fondos de la dependencia para Andalucía suma ya más de 730 millones de euros y este año nos darán un nuevo tajo de 100 millones.
Ningún colectivo necesitado se salva de la tijera de Mariano. En políticas sociales, hay que destacar que este año de nuevo se volverá a recortar el plan contra la pobreza infantil, que iba a estar dotado con 1.560 millones de euros y que se quedará en 350 millones. En cuanto a la lucha contra la violencia de género, el Pacto de Estado firmado hace unos meses contemplaba una financiación de 200 millones de euros, que se quedará en apenas 80 por decisión del PP.
Se miren por donde se miren, los Presupuestos Generales que ha redactado el PP para 2018 son un auténtico desastre para los colectivos sociales que deberían recibir una atención preferente por parte del Estado y que, en lugar de eso, sólo reciben desprecio. Rajoy ha presentado los presupuestos que necesita él para mantenerse en el Gobierno con el apoyo de Rivera y no los que necesita la sociedad española.
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