Los acuerdos de tres, a razón de dos más dos, que han firmado el Partido Popular, Ciudadanos y Vox para que en Andalucía entre un gobierno de derechas auguran malos tiempos para nuestra tierra. En lugar de la estabilidad y la normalidad democrática que disfrutábamos hasta ahora, los andaluces nos hemos visto de espectadores de un teatrillo en el que todos han pactado con todos, aunque digan que no, y donde la palabra dada no vale mucho.
En apenas 48 horas, los firmantes han aparecido desconfiando de lo que firmaba el otro, diciendo desconocer el contenido de los acuerdos o difiriendo en su interpretación. Que vayamos a tener dos partidos en un gobierno donde uno no reconoce lo que ha firmado el otro es un muy mal presagio.
Tampoco augura nada bueno que los Pactos de la Vergüenza se hayan negociado en Madrid. Lo que estaba en juego era el futuro de Andalucía, pero los actores principales de esta pantomima no han sido los representantes de los andaluces y ni siquiera han tenido la decencia de sentarse a hablar aquí. Han negociado a más de 500 kilómetros de distancia y sólo han venido para hacerse la foto final. Esperamos que este ninguneo no se repita y que no se gobierne desde Madrid.
Por otra parte, entrando ya en el terreno del contenido, los acuerdos del tripartito de derechas tampoco prometen nada bueno. Se han redactado con tanta ambigüedad que todo hace pensar que hay una agenda oculta, que van a sufrir los servicios públicos y los derechos conquistados. ¿A qué se refieren con la Consejería de Familia, si es que al final la hay? ¿A qué tipo de familia defenderán desde ahí? ¿A todas? ¿Qué harán con la educación y con la sanidad? ¿Seguirán siendo universales o avanzaremos hacia la misma privatización que ya hizo la derecha en Extremadura, Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana cuando llegó al gobierno de estas autonomías?
Andalucía ha enarbolado siempre la bandera de la igualdad. Hasta en los momentos más duros por los que ha pasado nuestro país, la comunidad andaluza ha garantizado siempre la prestación de los servicios públicos. La igualdad, que ha sido la seña andaluza, ahora está en riesgo.
El PSOE es el partido que ha construido los cimientos de esa Andalucía de los derechos y sus parlamentarios y parlamentarias estaremos vigilantes para que no se dé ni un paso atrás.
De Ciudadanos y el Partido Popular esperamos bien poco, pues están siendo la caradura de la política. El PP sigue haciendo malabarismos para contentar a la vez a diestro y muy siniestro. Y Ciudadanos ha querido desmarcarse, se ha esforzado mucho para no mancharse con la ultraderecha, pero la realidad es la que es: Marta Bosquet es presidenta del Parlamento gracias a sus votos y Juan Marín va a ser vicepresidente del Gobierno andaluz gracias también a los votos de la derecha radical.
Como consecuencia directa de ese empeño de Cs por no aparecer en la foto con la extrema derecha, la inestabilidad se ha instalado en Andalucía. Todo el esfuerzo que se realizó con Susana Díaz para que hubiera estabilidad en nuestra comunidad autónoma y un clima de confianza que favoreciera a la economía se ha ido al traste. Todavía no han formado gobierno y ya se lo han cargado.
En apenas 48 horas, los firmantes han aparecido desconfiando de lo que firmaba el otro, diciendo desconocer el contenido de los acuerdos o difiriendo en su interpretación. Que vayamos a tener dos partidos en un gobierno donde uno no reconoce lo que ha firmado el otro es un muy mal presagio.
Tampoco augura nada bueno que los Pactos de la Vergüenza se hayan negociado en Madrid. Lo que estaba en juego era el futuro de Andalucía, pero los actores principales de esta pantomima no han sido los representantes de los andaluces y ni siquiera han tenido la decencia de sentarse a hablar aquí. Han negociado a más de 500 kilómetros de distancia y sólo han venido para hacerse la foto final. Esperamos que este ninguneo no se repita y que no se gobierne desde Madrid.
Por otra parte, entrando ya en el terreno del contenido, los acuerdos del tripartito de derechas tampoco prometen nada bueno. Se han redactado con tanta ambigüedad que todo hace pensar que hay una agenda oculta, que van a sufrir los servicios públicos y los derechos conquistados. ¿A qué se refieren con la Consejería de Familia, si es que al final la hay? ¿A qué tipo de familia defenderán desde ahí? ¿A todas? ¿Qué harán con la educación y con la sanidad? ¿Seguirán siendo universales o avanzaremos hacia la misma privatización que ya hizo la derecha en Extremadura, Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana cuando llegó al gobierno de estas autonomías?
Andalucía ha enarbolado siempre la bandera de la igualdad. Hasta en los momentos más duros por los que ha pasado nuestro país, la comunidad andaluza ha garantizado siempre la prestación de los servicios públicos. La igualdad, que ha sido la seña andaluza, ahora está en riesgo.
El PSOE es el partido que ha construido los cimientos de esa Andalucía de los derechos y sus parlamentarios y parlamentarias estaremos vigilantes para que no se dé ni un paso atrás.
De Ciudadanos y el Partido Popular esperamos bien poco, pues están siendo la caradura de la política. El PP sigue haciendo malabarismos para contentar a la vez a diestro y muy siniestro. Y Ciudadanos ha querido desmarcarse, se ha esforzado mucho para no mancharse con la ultraderecha, pero la realidad es la que es: Marta Bosquet es presidenta del Parlamento gracias a sus votos y Juan Marín va a ser vicepresidente del Gobierno andaluz gracias también a los votos de la derecha radical.
Como consecuencia directa de ese empeño de Cs por no aparecer en la foto con la extrema derecha, la inestabilidad se ha instalado en Andalucía. Todo el esfuerzo que se realizó con Susana Díaz para que hubiera estabilidad en nuestra comunidad autónoma y un clima de confianza que favoreciera a la economía se ha ido al traste. Todavía no han formado gobierno y ya se lo han cargado.
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