En apenas dos semanas, los ciudadanos estamos llamados de nuevo a las urnas para que sigamos definiendo el país que queremos. En las recientes elecciones generales, los socialistas hemos conseguido una victoria contundente en toda España, en Andalucía y también en la provincia de Almería.
Con su apoyo mayoritario al proyecto socialista, los españoles han demostrado sentido común e ilusión: sentido común porque el voto en masa de la ciudadanía moderada ya ha servido para frenar al extremismo, e ilusión porque han expresado que quieren construir un país más libre, más moderno y más justo, de la mano del Partido Socialista.
Ni los insultos ni las noticias falsas han podido con la ola de esperanza que genera nuestro proyecto y que ahora también queremos llevar a los ayuntamientos y las diputaciones.
A nadie se le escapa la importancia de las elecciones municipales. Ahora toca elegir cuestiones esenciales, las de nuestro día a día: cómo se fomenta el empleo y la actividad económica en nuestros pueblos y ciudades, cómo aseguramos la prestación de servicios sociales, las obras públicas, la limpieza, el abastecimiento de agua, el apoyo al deporte y las actividades culturales y de ocio… cuestiones, todas ellas, esenciales para que podamos sacar todo el partido al lugar en el que vivimos.
Los grandes avances en los pueblos y ciudades de Almería se han producido siempre con gobiernos socialistas. Además, en tiempos convulsos, como los actuales, donde el cambio de discurso está al orden del día, el PSOE es la única apuesta segura para frenar al extremismo y conseguir ayuntamientos sensatos e implicados, que trabajen por el bienestar de sus vecinos, promoviendo un crecimiento económico sostenible y justo.
Enfrente, sólo existe una derecha fragmentada en tres, que no dudará en unir sus fuerzas, siempre que le salgan los números para gobernar. Al Partido Popular no le temblará el pulso a la hora de unirse con alguno de los nuevos partidos nacidos a la sombra de Aznar, porque lo han hecho en Andalucía y estaban dispuestos a hacerlo en España si hubieran podido. Les une una visión de la gestión pública deshumanizada y mercantilista, donde el único interés suele ser que sus ‘empresas amigas’ hagan jugosos negocios.
Frente a ellos, lo único que tenemos los ciudadanos es nuestro voto. Desde que ganamos la democracia, el voto es lo único que la derecha no puede recortar ni manipular y por ello es esencial que lo utilicemos.
Nuestros pueblos y ciudades merecen una nueva movilización masiva el próximo 26 de mayo, que frene la involución y asegure el avance. Las personas moderadas, los progresistas, no podemos relajarnos, porque si nosotros no votamos, lo harán aquellos que no buscan el bien común. Tenemos que implicarnos al máximo e implicar al máximo a nuestro entorno.
Algunos intentarán confundir y nos dirán que en las elecciones municipales no cuenta la ideología, sino la gestión o la persona. Y no es así: claro que hacen falta personas decentes y que sepan gestionar, pero también es esencial saber qué quieren hacer con nuestro voto y eso es ideología.
Con su apoyo mayoritario al proyecto socialista, los españoles han demostrado sentido común e ilusión: sentido común porque el voto en masa de la ciudadanía moderada ya ha servido para frenar al extremismo, e ilusión porque han expresado que quieren construir un país más libre, más moderno y más justo, de la mano del Partido Socialista.
Ni los insultos ni las noticias falsas han podido con la ola de esperanza que genera nuestro proyecto y que ahora también queremos llevar a los ayuntamientos y las diputaciones.
A nadie se le escapa la importancia de las elecciones municipales. Ahora toca elegir cuestiones esenciales, las de nuestro día a día: cómo se fomenta el empleo y la actividad económica en nuestros pueblos y ciudades, cómo aseguramos la prestación de servicios sociales, las obras públicas, la limpieza, el abastecimiento de agua, el apoyo al deporte y las actividades culturales y de ocio… cuestiones, todas ellas, esenciales para que podamos sacar todo el partido al lugar en el que vivimos.
Los grandes avances en los pueblos y ciudades de Almería se han producido siempre con gobiernos socialistas. Además, en tiempos convulsos, como los actuales, donde el cambio de discurso está al orden del día, el PSOE es la única apuesta segura para frenar al extremismo y conseguir ayuntamientos sensatos e implicados, que trabajen por el bienestar de sus vecinos, promoviendo un crecimiento económico sostenible y justo.
Enfrente, sólo existe una derecha fragmentada en tres, que no dudará en unir sus fuerzas, siempre que le salgan los números para gobernar. Al Partido Popular no le temblará el pulso a la hora de unirse con alguno de los nuevos partidos nacidos a la sombra de Aznar, porque lo han hecho en Andalucía y estaban dispuestos a hacerlo en España si hubieran podido. Les une una visión de la gestión pública deshumanizada y mercantilista, donde el único interés suele ser que sus ‘empresas amigas’ hagan jugosos negocios.
Frente a ellos, lo único que tenemos los ciudadanos es nuestro voto. Desde que ganamos la democracia, el voto es lo único que la derecha no puede recortar ni manipular y por ello es esencial que lo utilicemos.
Nuestros pueblos y ciudades merecen una nueva movilización masiva el próximo 26 de mayo, que frene la involución y asegure el avance. Las personas moderadas, los progresistas, no podemos relajarnos, porque si nosotros no votamos, lo harán aquellos que no buscan el bien común. Tenemos que implicarnos al máximo e implicar al máximo a nuestro entorno.
Algunos intentarán confundir y nos dirán que en las elecciones municipales no cuenta la ideología, sino la gestión o la persona. Y no es así: claro que hacen falta personas decentes y que sepan gestionar, pero también es esencial saber qué quieren hacer con nuestro voto y eso es ideología.
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