Esta última semana hemos podido ver, con toda su crudeza, la verdadera cara de la derecha en la particular cruzada que ha emprendido para el desmantelamiento de los servicios públicos. La confirmación del cierre del Hospital de la Cruz Roja de Almería el próximo mes de octubre es el mayor ejemplo de esta demolición, programada y diseñada por el Gobierno de Moreno Bonilla sin más afán que ahorrarse unos euros, tal y como ha justificado el Partido Popular.
A pesar de que la Junta de Andalucía ha incluido este hospital y sus más de 80 camas en los planes de lucha contra la pandemia, todo hace indicar que al PP no le va a temblar el pulso y Almería perderá un centro sanitario que nos hace mucha falta. Perder este recurso es inadmisible en cualquier momento, pero mucho más en este, en el que el Gobierno andaluz ha notificado más de 5.600 contagios, unos 370 ingresos en hospitales y el fallecimiento de 54 personas por la covid-19 en poco más de un mes y medio. Por ello, resulta aún más intolerable su cierre, ante el aumento de la presión hospitalaria que en estos momentos están sufriendo Torrecárdenas y el sistema sanitario almeriense en su conjunto, especialmente en el Poniente.
Si la situación de la pandemia no aguanta la cerrazón de la derecha a la hora de liquidar este centro sanitario, mucho menos se entiende que mientras en Sevilla el Gobierno de Moreno Bonilla va a invertir 8,2 millones de euros en rehabilitar y reabrir un antiguo hospital militar, en el caso del hospital de la Cruz Roja de Almería no haya fondos para continuar con su arrendamiento y llevar a cabo su rehabilitación con cargo al presupuesto 2021. Tampoco se comprende que este tipo de centros que funcionan gracias a convenios con la Cruz Roja sí se vayan a mantener en Málaga y Algeciras, pero no en Almería.
El agravio al que está sometiendo el Gobierno de Moreno Bonilla a nuestra provincia es tremendo. De hecho, a la temeridad del cierre de este hospital se suma el caos y el colapso que viene sufriendo la Atención Primaria. Por toda la geografía provincial se extiende el malestar y la incertidumbre entre nuestros vecinos y vecinas ante una dramática realidad: es muy difícil encontrar una cita –que en todo caso sería telefónica– antes de 14 días.
Todo lo que está pasando resulta incomprensible y ni las excusas del presidente andaluz ni sus promesas de ponerle solución han servido para nada, porque nada se ha arreglado. Así, hemos entrado en la segunda quincena de septiembre en las mismas condiciones en las que los profesionales sanitarios se han desenvuelto durante todo el verano: sin sustituciones ni nuevas contrataciones.
El Plan de Accesibilidad de la Atención Primaria que les ha trasladado el Gobierno andaluz, lejos de arreglar este roto en los centros de salud, cronifica el problema, al contemplar que el 70 por ciento de las consultas sea a través del teléfono. De este modo, solo tres de cada diez pacientes podrán acudir a su ambulatorio de forma presencial. El otoño, que está a la vuelta de la esquina, puede terminar de complicar la situación si el Gobierno andaluz no toma medidas y lo hace de manera urgente para frenar la pandemia. Las pruebas PCR no se hacen o se hacen tarde y seguimos siendo, desde el pasado mes de marzo, la comunidad autónoma con menos pruebas por cada 100.000 habitantes de toda España, a pesar de que en esta segunda ola de la covid-19 la afectación de Andalucía y especialmente de Almería está siendo mucho mayor. Si esta es la anticipación de la que habla Moreno Bonilla, que venga Dios y lo vea.
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