lunes, 27 de febrero de 2012

La Andalucía que no quiere Arenas



Los andaluces y las andaluzas celebramos durante estos días el aniversario de la conquista de nuestra autonomía, la cita histórica que nos ha permitido avanzar por una senda de progreso durante tres décadas. La Andalucía que hoy conocemos nada tiene que ver con la de aquellos años previos a 1980.
Los socialistas hemos demostrado durante este tiempo que es posible compatibilizar las necesarias reformas económicas que se han tenido que ir realizando con el mantenimiento de la sanidad y la educación pública y gratuita, la atención a los mayores o el impulso a los jóvenes emprendedores.

Las decisiones tomadas, las políticas impulsadas por los gobiernos socialistas, han estado y están impregnadas de los valores de la izquierda, del progreso y del proyecto vital de una sociedad más justa y solidaria que avanza en el Estado del Bienestar.

De este modo, la Junta ha puesto todo su énfasis, todo el acento inversor en la Educación, como garantía de igualdad; en la Salud y la Calidad de Vida para todos; en Bienestar Social y en las familias; en Innovación, como estrategia de competitividad y, por supuesto, en el Empleo, como eje de todas las políticas económicas.

Desde la Junta, por lo tanto, los socialistas hemos impulsado la transformación de nuestra Comunidad y de la provincia de Almería desde el inicio de la Autonomía y somos y seguiremos siendo la fuerza del cambio de nuestro pueblo.

Los gobiernos andaluces han acometido una profunda modernización de los sectores tradicionales que son punteros en nuestra provincia como la agricultura, la industria del mármol y el turismo, a la vez que han mantenido su apuesta prioritaria, como decía, por las políticas sociales.

Este es el verdadero cambio que ha experimentado Andalucía y Almería, el cambio que quieren seguir protagonizando todos los andaluces y almerienses. Esta es la verdadera Andalucía, la de hoy. Una Andalucía moderna, que avanza, que en nada se parece a la del blanco y negro de las postales que pinta la derecha.

Porque lo que pretende para nuestra tierra el candidato del PP a la Presidencia de la Junta de Andalucía es precisamente eso, una vuelta al pasado, un retroceso de 30 años en el tiempo; porque Arenas, como todo el mundo sabe ya, no es distinto de Mariano Rajoy, de María Dolores de Cospedal o de Esperanza Aguirre. O de Arias Cañete que ha vuelto a calificar de “catastrofistas” a las organizaciones agrarias diez años después de hacerlo por primera vez a cuenta del anterior acuerdo agrícola con Marruecos. Es increíble y sonrojante –pero ahí están las hemerotecas y animo a los lectores a comprobarlo– que los populares no se hayan movido del sitio, ni la delegada del Gobierno del PP, la señora Crespo, ni el ministro de Agricultura, y vuelvan a echar balones fuera, a utilizar los mismos argumentos, a culpar al PSOE, a tachar de alarmistas a los agricultores y que, a la vez, sean incapaces de asumir su responsabilidad. Todo un prodigio político. De mal político, quiero decir.

Y en esas anda también Arenas, en los mismos enredos, porque si realmente dijera la verdad de lo que piensa hacer, no tendría ninguna posibilidad de obtener unos resultados aceptables en las elecciones autonómicas, porque sólo hay que ver lo que está haciendo el PP en las Comunidades donde gobierna para conocer sus planes.

Frente al timo y el engaño electoral del PP, los socialistas nos presentamos con un programa creíble, que dice la verdad y pone a Andalucía y el empleo en el centro de las prioridades. Tenemos un proyecto sólido, de izquierdas, solidario y justo con las clases medias trabajadoras. Por eso nuestro camino siempre será de progreso, porque el cambio es progresar, no retroceder. Ése es el auténtico cambio.

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