sábado, 16 de noviembre de 2019

Tiempo de esperanza


Hace justo siete días, en este mismo espacio, les hablaba de la ilusión de un país y de cómo votar es lo más grande que existe en democracia. A pocas horas de la cita con las urnas quise recordar que, en días como el 10-N, teníamos en nuestra mano construir una España mejor y hoy, con los resultados de estas elecciones en la mano, me alegra comprobar que los almerienses, y los españoles en general, han vuelto a optar mayoritariamente por la única opción posible para que nuestro país progrese.

Almería ha vuelto a dar su apoyo al PSOE y ha contribuido, de manera decisiva, a la victoria de Pedro Sánchez. El PSOE ha sido la primera fuerza de la provincia, al recibir el voto de 90.000 almerienses, a los que sólo puedo darles las gracias y decirles que no les vamos a defraudar. Con su apoyo, van a hacer posible que España deje atrás el bloqueo y se abra un nuevo tiempo de esperanza, en el que este país va a dar un enorme salto adelante en derechos y bienestar.

La nota negativa de estas elecciones ha sido el avance de la ultraderecha, que, con su discurso populista, ha adelantado al Partido Popular en el conjunto de la provincia. El mismo PP que se ha dedicado a alimentar a la formación de extrema derecha, aliándose con ella para acceder al Gobierno andaluz o dándole entrada en ayuntamientos como los de Roquetas y El Ejido, corre el riesgo ahora de ser fagocitado por los ultras.

Para evitarlo, sólo cabe una opción: alejarse de su discurso de odio y hacerle el vacío, que es como se comportan todas las fuerzas democráticas con la extrema derecha en el resto de Europa. El último ejemplo sobre esto nos lo hemos encontrado en Alemania, donde tanto la izquierda como los partidos conservadores han aprobado la expulsión de un diputado ultraderechista de una comisión del Parlamento por su discurso de odio. De este lance y de otros muchos que venimos observando en el viejo continente deberían tomar buena nota el Partido Popular y Ciudadanos.

Por lo demás, la apuesta clara por una España progresista que hicieron los españoles el día de las elecciones no ha tardado ni 48 horas en traducirse en el acuerdo firmado entre los líderes de PSOE y Unidas Podemos para conformar un gobierno de coalición. Este acuerdo es el primer paso para que, durante cuatro años más, España mantenga la ilusión que se generó con la moción de censura a Rajoy y que se ha refrendado en las dos elecciones generales celebradas desde entonces.

En este documento, ambas fuerzas expresan su compromiso para situar a España como referente europeo en la protección de los derechos sociales, defendiendo la libertad, la tolerancia y el respeto a los valores democráticos.

Como ejes prioritarios de ese futuro gobierno, el acuerdo señala la creación de empleo digno, estable y de calidad; la protección de los servicios públicos y las pensiones, asegurando la vivienda como derecho; la lucha contra el cambio climático; y el fortalecimiento de las pymes y los autónomos.

De la misma manera, se plantea la aprobación de nuevos derechos como la muerte digna; la apuesta por la cultura; la puesta en marcha de políticas feministas; asegurar la convivencia en Cataluña; y realizar todo ello con justicia fiscal y equilibrio presupuestario. En definitiva, medidas para avanzar y progresar, de ahí que nadie entienda qué parte de este acuerdo es el que tanto molesta al Partido Popular y Ciudadanos. Sobre todo, si tenemos en cuenta que esta alianza nace con el propósito de abrirse a otras fuerzas políticas para hacer viable una mayoría parlamentaria estable y sostenida, que permita no solo una investidura, sino una legislatura.

Los resultados de las pasadas elecciones generales han dejado claro que los españoles quieren un gobierno progresista que plantee un proyecto ilusionante, emocionante y esperanzador para la mayoría social de este país. España necesita un gobierno estable, no en funciones, y lo necesita ya.

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