lunes, 12 de diciembre de 2011

Agua para el Almanzora, garantizada y para siempre





“Los regantes, desesperados, perforan pozos en el lecho del río Almanzora para salvar sus cultivos”; “El campo del Almanzora perderá 10.000 millones de pesetas por la falta de agua”; “El Gobierno de Aznar dice que el Tajo no dará más agua y sugiere que Almería piense ya en reducir cultivos”; “Los agricultores de Levante reducirán un 20% la superficie de cultivo este verano”; “Buscan agua con un buzo en la presa de Cuevas para un bombeo de emergencia”. No se alarmen: no se trata de noticias de hoy, sino de una selección de titulares de hace diez años, publicados por la prensa de Almería a propósito de la angustiosa situación que padecían los vecinos y vecinas del Levante almeriense por la sempiterna falta de agua.


Eran los años 2000 y 2001 cuando la comarca más reseca de la Península atravesaba otra de las malditas rachas sin lluvia, en la que no sólo no había agua de la de comer –la que se destina al riego de los cultivos-, sino que incluso no estaba garantizada la de beber, ya que el río Tajo tampoco andaba sobrado y el trasvase al Segura se conseguía a cuentagotas. Desde entonces hasta hoy, como suele ocurrir en el Almanzora, ha llovido muy poco. Pero, afortunadamente, podemos afirmar sin triunfalismos que la falta de agua ha dejado de ser un problema, tanto para el abastecimiento como para el riego.

En la memoria colectiva y en la de cada uno aún está vivo el recuerdo de los veranos sin agua en los grifos o de los campos agrietados por falta de riego. Sin embargo, esos tiempos de penuria han pasado a la historia

El trasvase del Negratín, -que este año ha aportado 54 hectómetros cúbicos, 20 más que la media anual-, el agua de mar desalada y la mejora y modernización de los regadíos explican esta transformación que no hubiera sido posible sin la colaboración entre las comunidades de regantes, el Gobierno de España y la Junta de Andalucía.

Rosa Aguilar inaugura la conducción desde la desaladora de Carboneras al Valle del Almanzora que beneficia a más de 150.000 personas. www.marm.es
El ejemplo más reciente del trabajo realizado por el Ejecutivo lo tenemos el pasado verano, cuando la ministra Rosa Aguilar asistió en Sopalmo a la inauguración de la conducción que permite llevar el agua desde la desalinizadora de Carboneras, en la que se ha mejorado su funcionamiento, hasta el Valle del Almanzora. Asimismo, en Cuevas del Almanzora fue testigo de la puesta en marcha de una desalinizadora que a pleno rendimiento aportará 20 hectómetros cúbicos de agua. Estas son sólo dos actuaciones del ‘Programa Agua’ desarrollado por Acuamed con la participación de regantes, que con una inversión de más de 160 millones de euros garantizarán el suministro hídrico de buena calidad y para siempre a una comarca donde viven 150.000 personas que llegan a las 250.000 en verano. A estas fuentes de suministro hay que sumar también los 7 hectómetros cúbicos de agua que los vecinos y los regantes de Pulpí han adquirido de la desalinizadora de Águilas, en Murcia. 

Desaladora de Cuevas de Almanzora. www.acuamed.es
Y la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía, por su parte, lleva décadas ayudando a los agricultores a modernizar sus regadíos con actuaciones para el ahorro del agua de riego y la búsqueda de fuentes de suministro que respondan a las necesidades de los agricultores de una forma más rápida, económica y eficaz frente a un proyecto faraónico como fue el del Trasvase del Ebro, que ahora, más que del Ebro parece del Guadiana, porque dicen que está en los planes del PP, pero nadie lo ha visto en su programa.

La apuesta y el empeño decididos de los vecinos y de regantes y agricultores emprendedores, con el apoyo de las Administraciones públicas, han obrado este ‘milagro’ del agua: de ser una de las zonas con mayor déficit hídrico de España, a tener garantizado el suministro para atender las necesidades actuales y las del futuro.

La preocupación de los Gobiernos socialistas por la gestión sostenible del agua, la sostenibilidad y la eficiencia, ha sido, es y será uno de los objetivos básicos de sus políticas agrarias.

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