domingo, 16 de junio de 2013

Cañete se enrocó


Que el ministro de Agricultura elegido por el PP es una persona, digamos, cuanto menos peculiar es sabido por todos. Más que saltar a la palestra, como debería, por sus acciones a favor del sector agrícola a nivel nacional y provincial, lo hace constantemente por sus declaraciones sobre comportamientos personales, a veces, sorprendentes. Pero esta vez Miguel Arias Cañete, el madrileño-gaditano que ha desarrollado su carrera profesional ligado a la industria petrolífera y a los intereses de los automovilistas entre otros, ha ido demasiado lejos.


Un año y medio después de que el PP llegara al Gobierno de la Nación y de que Arias Cañete tomara posesión de su cargo, se ha animado a venir hasta Almería a pasearse y poco más. Ni tan siquiera se planteó recibir como corresponde a las organizaciones agrarias de la provincia y sentarse a analizar con ellas, qué menos, la situación por la que atraviesa nuestro campo.

Así las cosas, los representantes agrarios solamente tuvieron la oportunidad de saludar a Cañete gracias a que una gran cooperativa, CASI, en la que se iba a recibir al ministro les trasladó personalmente una invitación para acudir al acto. Era, como después confirmó la comparecencia pública del representante del PP, un claro intento de esquivarlos para no tener que decirles a la cara lo que sí defendió con la boca pequeña ante los medios: Que de las justas reivindicaciones del sector, nada de nada.

Cañete se enrocó en lo que ya han manifestado diputados nacionales populares por Almería como Rafael Hernando, que no es otra cosa que los buenos resultados de la actual campaña, cuando se ha dicho por activa y pasiva que estamos hablando de la anterior. Lamentablemente, no fue el único jarro de agua fría que echó sobre la cabeza de los agricultores. El PP decidió también sembrar más dudas e indignación hablando de la futura Política Agraria Común sin tener en cuenta al sector de las frutas y hortalizas como estratégico a la hora de recibir ayudas directas. Y por si fuera poco, soltó la perla de que la producción en Marruecos no afecta a los intereses almerienses, anteponiendo la diplomacia a la defensa de nuestras tierras.

¿Qué decía mientras tanto el autoproclamado adalid de la agricultura del PP almeriense, el agricultor Gabriel Amat? Pues nada, que en boca cerrada no entran moscas y que mejor callar para no enfadar a los jefes madrileños que explicarle que él mismo como presidente de la Diputación y del PP almeriense había votado a favor de una rebaja fiscal para el campo pocos días antes. Ver para creer.

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