domingo, 22 de septiembre de 2013

Un mundo de fantasía


La derecha de este país, la que legisla, la económica, y la mediática, ha comenzado a pintar un mundo de ilusión y fantasía para hacernos creer que la crisis llega a su fin y que los españoles ya podemos darnos por satisfechos. Las palabras pronunciadas por el ministro Montoro en el Congreso de los Diputados, afirmando que España va a asombrar en muy poco tiempo al mundo son, cuando menos, una broma de mal gusto. Hoy por hoy ese discurso, con una tasa de paro insufrible y con decenas de miles de familias abocadas a la indigencia, es un gran insulto a la inteligencia de los ciudadanos de este país y tanto el ministro como el resto del Ejecutivo deberían pedir perdón a los españoles y españolas ante semejante patraña. Nadie se ha beneficiado de ese supuesto gran éxito económico. Nadie, excepto las personas y empresas que se han acogido a la vergonzosa amnistía fiscal.


Resulta insólito que el Gobierno del PP pretenda tomarnos por tontos de manera tan ramplona y grosera, porque las decisiones que toma, prometiendo unas cosas y haciendo las contrarias, no han pasado desapercibidas para nadie. Rajoy no solo ha incumplido su palabra de no tocar la sanidad, la educación o las pensiones sino que ha ido más allá y directamente ha capitaneado su demolición. Al recorte de 33.000 millones de euros que planea en las pensiones, se sumará un nuevo copago de medicamentos a partir del próximo 1 de octubre para enfermos de cáncer, esclerosis múltiple, hepatitis C u otras graves dolencias. Estos pacientes, según ha publicado el Boletín Oficial del Estado – que es la manera que tiene este gobierno de explicar las cosas, sin dar la cara – tendrán que pagar el 10 por ciento de las medicinas que necesiten. Es decir, al dolor de su enfermedad unirán la angustia de tener que hacer cuentas, en muchos casos, para ver si les llega el dinero para las medicinas. Se trata, sin duda, de una nueva vuelta de tuerca, de una nueva bofetada a los colectivos más indefensos.

Es incomprensible que el presidente de nuestro país, en una coyuntura económica como la que tenemos, tome medidas de este tipo contra personas que están padeciendo enfermedades muy graves y demuestra que la decisión de cargarse el sistema público de salud se ha hecho de manera premeditada y con alevosía. Un presidente que miente de forma tan descarada, en todos estos temas pero también en todo lo que tiene que ver con Bárcenas y la presunta financiación ilegal de su partido, debe abandonar su cargo de forma inmediata.

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