domingo, 26 de julio de 2020

Moreno Bonilla cierra la Cruz Roja


La decisión de Moreno Bonilla de cerrar el hospital de la Cruz Roja es una de las peores noticias que podíamos recibir los almerienses. Almería pierde un hospital céntrico, con alrededor de un centenar de camas hospitalarias, personal sanitario, quirófanos y un hospital de día para tratamientos ambulatorios.


Almería necesita, y en eso estábamos trabajando los socialistas, más hospitales con su propio personal sanitario y no que le cierren un hospital y que todo el personal que deberían de contratar, de manera estable, para abrir el Materno Infantil, lo compensen llevándose a los profesionales sanitarios de la Cruz Roja a Torrecárdenas y los de Torrecárdenas al Materno infantil.

Un alquiler de 50.000 euros no puede ser la excusa ni tampoco que las instalaciones estén obsoletas, pues para eso están los presupuestos de la Junta de Andalucía y las empresas que se dedican a rehabilitaciones y reformas.

Hace unos meses rescindieron un contrato de más de 10 millones de euros, que dejó licitado el anterior gobierno socialista para hacer un edificio de consultas externas en Torrecárdenas, con el silencio cómplice del Alcalde de Almería que, al igual que con el cierre de la Cruz Roja, calla. Fernández-Pacheco solo tiene ojos y boca para mirar y pedir a Pedro Sánchez, pero sus aspiraciones le llevan a consentir complaciente los ataques de sus compañeros de partido al derecho de los vecinos de Almería a tener una sanidad pública mejor.

Lo que el cierre de Cruz Roja pretende ocultar es que la puesta en funcionamiento del Materno Infantil no viene acompañada de la contratación de toda la plantilla que debe sumar a la apertura de un nuevo hospital. El personal que no contratan para la apertura del Materno Infantil se lo traen de la Cruz Roja, mientras que las camas que trasladan de Torrecárdenas al Materno Infantil provienen, igualmente, de la Cruz Roja. Vamos, lo que viene a ser una mudanza.

No hace mucho la consejera Carmen Crespo pedía que se reformara la Cruz Roja. Sin embargo, ahora calla, traga y mira para otro lado ante el anuncio del cierre del hospital.

En un momento en el que seguimos registrando un elevado número de contagios por coronavirus, a nadie en el mundo se le ocurriría anunciar el cierre de un hospital. Un hospital que, en un momento dado, puede servir hasta como punto de aislamiento de personas que deben estar en cuarentena, por ejemplo. Sin embargo, ya ven, la derecha es capaz de esto y de mucho más.

Hace unos días, Moreno Bonilla estuvo en Almería para inaugurar la escultura en reconocimiento a los sanitarios y guardó silencio sobre el cierre del hospital. Lo sabía, pero esperaron a que se marchara para hacer el anuncio. A ese acto acudieron, entre otros, tres alcaldes del Partido Popular que, desde que gobierna Moreno Bonilla, han perdido un edificio de consultas externas en Almería, el hospital de la Cruz Roja, avanzar en el segundo Hospital del Poniente en Roquetas de Mar y en la ampliación del Hospital del El Ejido.

El despropósito es absoluto. Y más aún con las explicaciones aportadas por el consejero de la Presidencia y número dos de Moreno Bonilla, Elías Bendodo, quien, además, no tuvo ni un segundo para abordar con los profesionales y las autoridades sanitarias los brotes de coronavirus que sufre Almería. Vino a otra cosa, a entregarle motos de playa al alcalde de Almería y a decir, a preguntas de los periodistas, que las plazas hospitalarias que se pierden con el cierre del Hospital de la Cruz Roja en Almería se compensan con las del Hospital Universitario Torrecárdenas. ¿Se atreverían a hacer esto en Málaga, Granada o Sevilla? Seguro que no.






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