sábado, 16 de mayo de 2015

Cómplices necesarios de los recortes de Rajoy


El brutal recorte de derechos que se ha producido en los últimos tres años por voluntad de Mariano Rajoy ha podido ocurrir porque así lo han querido los alcaldes del Partido Popular, que, con sus silencios y en ocasiones hasta con sus aplausos, han actuado como cómplices necesarios de las barbaridades aprobadas por el Gobierno central.

Los que ahora dicen preocuparse por sus vecinos y les prometen empleo –igual que hicieron en 2011– y bajada de impuestos –igual que en 2011– son los mismos que han apoyado en los últimos años a un Gobierno central que se ha dedicado a machacar a los ciudadanos, mientras esperábamos a que se hiciera realidad la promesa y se crearan los tres millones y medio de empleos que nos anunciaron y que nunca han llegado.

En los años más duros de la crisis, cuando el desempleo ha roto todos los techos históricos y el nivel adquisitivo de las familias se ha desplomado hasta niveles de miseria, la gran labor del PP ha consistido en meterles la mano en el bolsillo a los ciudadanos y quitarles los pocos euros que les quedaran. El Gobierno que nos dijo que no iba a subir el IVA lo subió a los pocos meses de instalarse en La Moncloa, pero no fue sólo el IVA: Rajoy ha subido en este tiempo la friolera de 50 impuestos, además del precio de servicios básicos, como la luz.

Aunque se presentó a las elecciones luciendo piel de oveja, el PP pasará a la historia de este país por haber acabado también con uno de los grandes logros sociales que habíamos conseguido: el derecho universal a la salud pública y gratuita. No sólo nos quitaron el derecho a que todos los ciudadanos pudiéramos acceder a la sanidad pública, sino que además crearon un ‘impuesto a la enfermedad’, haciéndonos pagar por los medicamentos a través de los famosos copagos. En dependencia, el recorte en la financiación ha supuesto que los andaluces dejemos de recibir 400 millones de euros. Las cifras siempre son frías, pero se entienden mucho mejor si pensamos que esos 400 millones han dejado de recibirlos nuestros dependientes, nuestros padres y abuelos, que necesitan a una persona que los apoye porque ya no pueden valerse por sí mismos.

Podría seguir poniendo ejemplos de la persecución del PP a los pensionistas, a los trabajadores –con una reforma laboral que les quitó sueldo y derechos–, a los trabajadores públicos… pero creo que con esto es suficiente para comprobar cómo de mezquina ha sido la gestión del Partido Popular.

Ante esto, los alcaldes del PP no han abierto la boca. Algunos, incluso, los que son diputados o senadores, como es el caso del alcalde de Almería, el de Gádor o el de Cuevas del Almanzora, han tenido el privilegio de apoyar con su voto las medidas del Gobierno y rechazar por norma cualquier petición de la oposición, como ha sucedido cada vez que hemos pedido un plan de empleo especial para Andalucía: Luis Rogelio Rodríguez, Eugenio Gonzálvez y Jesús Caicedo votaron en contra.

Hechos son amores. Por eso, ahora que se acercan las elecciones municipales, no basta con escuchar las propuestas que nos hagan: hay que mirar atrás y comprobar lo que hemos hecho unos y otros.

Los socialistas tenemos el aval de nuestro trabajo, por ejemplo, en el Gobierno de la Junta de Andalucía. Ante los recortes en salud del Gobierno central, Susana Díaz puso encima de la mesa dinero para evitar que fueran los ciudadanos los que pagaran. Ante los recortes en dependencia, aumentamos la financiación autonómica. Ante la negativa a poner en marcha un plan de empleo para Andalucía, la Junta promovió sus propios planes, que han supuesto la inversión de 10 millones de euros sólo en Almería, Roquetas y El Ejido, por dar un ejemplo.

Nos hemos preocupado de las personas y lo vamos a seguir haciendo allí donde gobernemos: la Junta de Andalucía, los ayuntamientos o el Gobierno central. Nosotros ofrecemos garantías, nuestras palabras no se las lleva el viento. Y no todos pueden decir lo mismo.

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