domingo, 14 de febrero de 2021

La lotería de Moreno



La aplicación de las medidas de cierre o apertura de municipios y de la actividad no esencial que ha acordado el Gobierno de Andalucía ante los contagios de la tercera ola de la pandemia se ha convertido en una lotería.


Las dudas y el miedo con que Moreno Bonilla toma las medidas genera un sistema de aplicación de restricciones en Andalucía que es un auténtico sorteo y que se administra con una lentitud desesperante, ya que se tienen datos de incidencia diarios pero para la aplicación de medidas concretas dejan pasar muchos días sin actuar.

Hasta el pasado miércoles, en la lotería de Moreno Bonilla los municipios podían enfrentarse a cuatro escenarios: pueblos cuyas medidas dependían de los datos que publicase la Junta de Andalucía todos los lunes y jueves; municipios que dependían de los datos de un viernes sí y otro no; pueblos que dependían de los datos de dos lunes al mes y municipios que dependían de los datos de dos jueves al mes.

Todo un lío y una auténtica ruleta para los ciudadanos, que tiene consecuencias sanitarias y económicas, además de hacer más difícil el trabajo para los cuerpos y fuerzas de seguridad, encargados de controlar el cumplimiento de las medidas.

La lotería de Moreno Bonilla no valora la situación de la pandemia todos los días del mes en cada municipio, solo mira la situación de cada pueblo el día que Moreno Bonilla ha decidido que le toca revisión. Si tu pueblo no tenía restricciones, le tocaba lunes y jueves; desde ahora, solo los jueves, salvo la primera vez, que ha sido en viernes, a pesar de que Moreno Bonilla dijo que se haría el día anterior, demostrando que lo que el presidente del Gobierno andaluz dice puede ser o no. Un lío. Ese es el resumen del sistema ideado por la Junta de Andalucía deprisa y corriendo, tomando medidas con temor o en función de la reacción de la gente.

Esta lotería ha provocado que municipios que estaban en la misma situación, con una tasa de incidencia a 14 días por encima de 500 o 1.000, a unos se les aplicaran medidas y a otros no, y viceversa, a municipios que estaban por debajo de 1.000 o 500 se les ha autorizado a salir de las medidas, pero a otros no.

Esta lotería tiene consecuencias. Las consecuencias sanitarias vienen de que las medidas se toman tarde, ya que se aplican pasados varios días desde que se agrava la situación de un municipio. No se aplican inmediatamente. Con el cambio introducido en la lotería de Moreno desde el pasado miércoles, se tardará más aún en reaccionar, hasta una semana. Sanitariamente, esta tercera ola, en un mes, ha dejado más de 17.000 contagios en Almería, 1.000 hospitalizados, más de 100 personas en UCI y más de 200 muertos. Esas son las consecuencias sanitarias, a lo que hay que añadir las que provoca el sufrimiento.

Las consecuencias económicas son el daño patrimonial, el perjuicio económico de tratar de manera diferente a los pueblos, sus vecinos y sus negocios, pese a tener los mismos datos, por encima o por debajo de la tasa 500 o 1.000.

La aplicación de medidas o su levantamiento es una decisión muy complicada y relevante. Nunca puede ser una lotería: debe ser una decisión rigurosa, precisa y rápida, justo todo lo que le falta a la lotería de Moreno Bonilla.

Tras un mes con este sistema tan poco eficaz, lento e injusto, ahora las medidas serán más lentas todavía a la hora de aplicarse. Los cierres o aperturas de pueblos y negocios se harán los fines de semana, dependiendo de lo que pase solamente los jueves en la lotería en la que Moreno Bonilla ha convertido su gestión de la pandemia. Buena suerte.


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