En sólo 7 meses, España y los españoles han pasado de la dificultad a la desesperación. Cuando Rajoy llegó al gobierno, España era un país con serias dificultades en su economía, podía financiarse por sí misma, a un interés alto, pero soportable. (La prima de riesgo estaba en torno a los 350 puntos y el Partido Popular la utilizaba para atacar al presidente Zapatero). España podía ser un país con problemas, pero era también un país serio, solvente y fiable. Ningún gobierno ni organismo europeo o internacional desmintió nunca al entonces presidente del Gobierno de España ni a su ejecutivo. Ahora, sin embargo, todo está mucho peor. España no tiene abierta la puerta de los mercados -según reconoció a principios de junio el propio ministro Montoro- la prima de riesgo casi se ha duplicado, llegando a los 640 puntos y España está pagando un interés del 7% para financiarse, algo absolutamente insostenible. Y lo que es también muy grave, países, dirigentes y organismos europeos han desmentido y corregido a Rajoy y a su gobierno en varias ocasiones y España ha tenido que pedir el rescate financiero a la UE.
¿Cuál es la causa de un deterioro tan brutal en tan poco tiempo? La respuesta es bastante simple: ni Europa ni los mercados creen a Rajoy ni se fían de su capacidad; no confían en él y eso hace que desconfíen de España tras siete meses de grandes errores. La primera gran equivocación de Rajoy fue pensar que sólo con llegar él a La Moncloa la confianza crecería como la espuma. Cuando la realidad le tiró abajo ese pensamiento ilusorio, Rajoy se quedó sin saber qué hacer (situación en la que sigue). Y, desde entonces todo lo reduce a hacer recortes y ajustes, que sólo han traído más paro y una recesión más profunda. El resultado es que todo está mucho peor de lo que estaba hace 7 meses. Que, por primera vez en su historia, España ha tenido que pedir un rescate financiero a Europa y que hoy nuestro país tiene dificultades muy serias para financiarse por sí mismo.
El segundo enorme error fue el de ocultar los presupuestos. En febrero, Bruselas pide a Rajoy que presente sus Presupuestos para 2012, porque quieren saber con qué medidas va a afrontar el nuevo gobierno las dificultades de la economía española. Pero Rajoy no hace caso, retrasa los Presupuestos y oculta los recortes que tiene previsto hacer, para no perjudicar los intereses electorales del PP en las autonómicas de Andalucía y Asturias.
Cuando a comienzos de abril, Rajoy presenta por fin los presupuestos, las cifras no cuadran. A los pocos días –mediados de abril- Bruselas ve confirmados sus temores ante la falta de credibilidad de los presupuestos elaborados por el Ejecutivo español. Rajoy, entonces, reconoce que los ha hecho mal y los enmienda, con un nuevo recorte de 10.000 millones de euros, en educación y sanidad. Ya, en julio –pocos días después de aprobarse en el parlamento- Rajoy vuelve a hacerse una autoenmienda –esta vez a la totalidad- de sus presupuestos, con el mayor paquete de recortes de la democracia: 65.000 millones.
El tercero de los errores del gobierno de Rajoy es la exclusiva política de recortes que no va acompañada de ni una sola medida que conduzca al crecimiento de la economía y del empleo, lo que nos está conduciendo a más recesión y más paro. Y esto se lo advierte en mayo la Comisión Europea en un documento de recomendaciones para España. Le dice que la subida del IRPF que hizo en diciembre es un error que dificulta el crecimiento de España y también le dice que "a corto plazo, la reforma laboral puede conducir a un aumento del desempleo". Rajoy, a estas alturas, hace oídos sordos a todo y a todos, profundizando en la crisis y aumentando la desesperación de toda la sociedad.
¿Cuál es la causa de un deterioro tan brutal en tan poco tiempo? La respuesta es bastante simple: ni Europa ni los mercados creen a Rajoy ni se fían de su capacidad; no confían en él y eso hace que desconfíen de España tras siete meses de grandes errores. La primera gran equivocación de Rajoy fue pensar que sólo con llegar él a La Moncloa la confianza crecería como la espuma. Cuando la realidad le tiró abajo ese pensamiento ilusorio, Rajoy se quedó sin saber qué hacer (situación en la que sigue). Y, desde entonces todo lo reduce a hacer recortes y ajustes, que sólo han traído más paro y una recesión más profunda. El resultado es que todo está mucho peor de lo que estaba hace 7 meses. Que, por primera vez en su historia, España ha tenido que pedir un rescate financiero a Europa y que hoy nuestro país tiene dificultades muy serias para financiarse por sí mismo.
El segundo enorme error fue el de ocultar los presupuestos. En febrero, Bruselas pide a Rajoy que presente sus Presupuestos para 2012, porque quieren saber con qué medidas va a afrontar el nuevo gobierno las dificultades de la economía española. Pero Rajoy no hace caso, retrasa los Presupuestos y oculta los recortes que tiene previsto hacer, para no perjudicar los intereses electorales del PP en las autonómicas de Andalucía y Asturias.
Cuando a comienzos de abril, Rajoy presenta por fin los presupuestos, las cifras no cuadran. A los pocos días –mediados de abril- Bruselas ve confirmados sus temores ante la falta de credibilidad de los presupuestos elaborados por el Ejecutivo español. Rajoy, entonces, reconoce que los ha hecho mal y los enmienda, con un nuevo recorte de 10.000 millones de euros, en educación y sanidad. Ya, en julio –pocos días después de aprobarse en el parlamento- Rajoy vuelve a hacerse una autoenmienda –esta vez a la totalidad- de sus presupuestos, con el mayor paquete de recortes de la democracia: 65.000 millones.
El tercero de los errores del gobierno de Rajoy es la exclusiva política de recortes que no va acompañada de ni una sola medida que conduzca al crecimiento de la economía y del empleo, lo que nos está conduciendo a más recesión y más paro. Y esto se lo advierte en mayo la Comisión Europea en un documento de recomendaciones para España. Le dice que la subida del IRPF que hizo en diciembre es un error que dificulta el crecimiento de España y también le dice que "a corto plazo, la reforma laboral puede conducir a un aumento del desempleo". Rajoy, a estas alturas, hace oídos sordos a todo y a todos, profundizando en la crisis y aumentando la desesperación de toda la sociedad.
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