lunes, 27 de mayo de 2013

La verdad ofende


La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, mujer del ex presidente Aznar, resucitado políticamente en los últimos días, respondía lacónicamente a los periodistas con un “la duda ofende” al ser preguntada por si el regalo que recibió su hija de la trama Gürtel para financiar su boda había tenido alguna contraprestación. La red corrupta, tal y como han publicado la mayoría de los medios en estos días, incluyó en su contabilidad el gasto de 32.425 euros para la fiesta que se organizó tras la ceremonia. La familia Aznar, ante la rotundidad de los hechos, no ha tenido más remedio que confirmar la evidencia y, a renglón seguido, descalificar a todo aquel que se ha atrevido a dudar de la transparencia de aquella generosa “donación”. "Es normal que la gente haga regalos relacionados con su actividad profesional", ha dicho Botella, pero ¿es normal hacer regalos valorados en 5 o 6 millones de las antiguas pesetas o nos están toman el pelo?


En estos días también hemos conocido que el diputado del PP Eugenio Nasarre ha declarado ante el juez de la Audiencia Nacional que lleva el caso Bárcenas que recibió de Álvaro Lapuerta –cuando era Tesorero del PP- y en presencia de Bárcenas 70.000 euros en billetes de distinta cuantía, en una caja marrón, para una fundación de la que era patrono y que no aparecen en la contabilidad oficial. No quiero cansarles con la retahíla de detalles– este es uno más de muchos- que vamos conociendo conforme avanza la investigación del juez, pero lo que parece más que evidente es que aquella frase de Rajoy “todo es falso, salvo alguna cosa” comienza a tener aspecto de losa, de las que pesan y mucho.

Los dirigentes del Partido Popular han venido reiterando que los llamados papeles de Bárcenas eran falsos y un montaje, pero cada día se conocen datos y noticias que atestiguan su veracidad y ante eso el Gobierno y los dirigentes populares miran para otro lado o dan explicaciones inverosímiles sobre si su partido ha contado con una contabilidad B.

A estas alturas de la película, en la que ya se ha descubierto quién era el malo, sus compinches y la pasta que se repartían, los ciudadanos quieren saber toda la verdad. Por eso, el PP debe de empezar por explicar cómo puede un tesorero acumular decenas de millones de euros en Suiza y que todo el partido estuviera al margen de eso. La dirección del PP debe ofrecer de una vez por todas las explicaciones que le demandan los españoles después de haberse financiado presuntamente de manera irregular durante 20 años, según las investigaciones de la justicia y la policía.

El PP también le debe una explicación a todos y cada uno de los ciudadanos de este país ante la desproporcionalidad de los sobresueldos que han estado cobrando sus dirigentes durante años. Nóminas escandalosas vestidas de gastos de representación que se presentan como algo normal y corriente ante la perplejidad de la ciudadanía. ¿Por qué se les pagaba en metálico? ¿De dónde salía todo ese dinero? Y debe responder el PP, así mismo, a esta pregunta como clave de todo: ¿de dónde ha sacado este dineral y a cambio de qué han recibido dinero de las empresas que aparecen vinculadas?

Desde luego que la duda ofende, pero más ofende a los ciudadanos lo que han estado haciendo. Muchísimo. Ofende el descaro con el que han estado enriqueciéndose muchos cargos del Partido Popular, tal y como ha confirmado ante el juez Ruz el ex diputado del PP Jorge Trías, y ofende que mientras unos pagan impuestos otros inventen maneras de no pagarlos. Ofende a todos los españoles que las escasas explicaciones que se han ofrecido sobre este negrísimo asunto solo hayan generado más confusión y más dudas, y ofende que sus dirigentes se escondan, que no denuncien, que den largas o que justifiquen lo injustificable.

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