miércoles, 30 de mayo de 2012

Por sus hechos (y por sus dichos) los conoceréis


Las declaraciones del alcalde de Níjar y dirigente del Partido Popular, Antonio Jesús Rodríguez, en las que pone en duda la profesionalidad y la dedicación del profesorado de la enseñanza pública merecen mi más contundente reprobación. También su llegada y su transitar - lo presencié personalmente - en expo Levante, por un recinto cerrado donde no había tráfico, envuelto en un sonar iluminado de sirenas policiales que anunciaban la aparición en coche de alta gama de la autoridad local, dice igualmente mucho.

Los comentarios que ha hecho, alejados del más común de los sentidos, con absurdas comparaciones sobre lo que cobran unos colectivos frente a otros o las horas que los docentes invierten en sus tareas, sin ningún tipo de rigor y plagados de tópicos, definen perfectamente al dirigente del PP y trazan un perfil muy aproximado de lo que tiene en la cabeza el PP en cuestiones tan esenciales como la educación o la sanidad pública.

El PP andaluz y su dirección provincial, en lugar de callar y asistir impasibles a tan disparatada exposición sobre el trabajo que realizan los docentes públicos, deben aclarar cuanto antes si este es el ideario oficial que tiene su partido sobre los profesores y profesoras de nuestra Comunidad o si sólo se trata de una intolerable salida de tono de un cargo público, al que deberían, si es así, hacerle rectificar sus declaraciones y su comportamiento social de forma inmediata.

Sin embargo, llevamos ya varias semanas escuchando expresiones parecidas al Gobierno de Rajoy y a otros dirigentes populares de la derecha, como es el caso de Esperanza Aguirre, amenazando al personal por las bajas por enfermedad, o del propio ministro Wert, cuya soberbia le ocupa toda su capacidad para el entendimiento, el diálogo o el consenso en los recortes que plantea al sistema educativo.

En definitiva, los dirigentes populares demuestran o bien un profundo desconocimiento de la labor docente que desempeñan los miles de profesores y profesoras, algo que ya sería en sí muy grave, o para defender lo indefendible, el hachazo que ha asestado el Ejecutivo de Rajoy a la enseñanza pública, se tiran al barro aunque luego la camisa de tal delirio no la aclare ni el hombre blanco de colón en sus mejores tiempos.

Las miles de personas que han secundado la huelga convocada en la enseñanza pública, en protesta contra los recortes del Gobierno del Partido Popular, salieron a la calle a pedir que se mantenga la calidad del sistema educativo y todos esos ciudadanos que se manifestaron, padres, profesorado y alumnado, lo hicieron en libertad y merecen el respeto de todos, incluido el de los dirigentes populares. La tijera Rajoy a la enseñanza - no es que lo digamos los socialistas, es que es un clamor social - va a suponer una pérdida no sólo de la calidad de la educación, sino también de igualdad de oportunidades y los ciudadanos por ahí no pasan.

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