lunes, 4 de junio de 2012

Lo que vale la palabra de Rajoy


El presidente del Gobierno anunció a principios de semana que “no va a haber ningún rescate de la banca española” y muchos españoles nos pusimos a temblar. Mariano Rajoy, que como vidente no parece que tenga mucho futuro, ha demostrado sobradamente en estos meses de gobierno que su palabra tiene muy poco valor, puesto que basta con que diga una cosa para que haga la contraria, sin pestañear y en el mismo día, si es preciso. Si no fuera porque la situación del país y la de millones de ciudadanos no está para bromas, habría que decir que Rajoy realiza, prácticamente a diario, una mala imitación de Groucho Marx con aquello de “estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”.

Rajoy, como les decía, habló sobre la banca entre los suyos aunque los privó a ellos y al resto de los ciudadanos españoles de una explicación clara y creíble de lo que ha pasado con Bankia. El Gobierno ha ido asumiendo y difundiendo públicamente sin despeinarse un baile de cifras absolutamente intolerable con cantidades que pasaron de los 4.500 millones de euros iniciales a los 23.000 millones de los últimos días. ¿Se imaginan que esto hubiese sucedido con un gobierno socialista?

Los continuados vaivenes del Gobierno del Partido Popular en un momento como el que estamos viviendo, no invitan precisamente a generar la confianza necesaria ni dentro ni fuera de nuestro país. Decían que gobernando ellos llegaría el orden y la confianza al País. Ya lo están viendo, justo lo contrario y además a marchas forzadas. Y todo esto ocurre también, lo de la desconfianza, porque los españoles ya nos hemos acostumbrado a que Rajoy diga que no hará una cosa para que acto seguido la desarrolle con urgencia a través de un decreto ley cuya factura la terminan pagando los ciudadanos. Las pruebas todavía están calientes: dijo en multitud de ocasiones que no subiría los impuestos y los subió a todos los españoles en su primer Consejo de Ministros. Dijo que no tocaría la Dependencia y la tocó en la primera ocasión que tuvo. Se daba golpes de pecho afirmando que la educación y la sanidad eran intocables y ha tomado medidas con las que les provoca una profunda herida que el Gobierno andaluz tratará de taponar para evitar que se desangren los servicios públicos que reciben los ciudadanos. Lo más curioso de todo es que no hay dinero para mantener el Estado Social pero sí para las cosas que “tan bien” gestiona Rato: BANKIA. Para muchos españoles Rajoy se ha convertido ya en la desconfianza personificada y lejos de verlo como la solución para salir de la crisis lo señalan como el problema que sin remedio nos lleva, nos guía y nos hunde aún más en ella.

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