El presidente del Gobierno reconocía esta semana en una entrevista haber hecho añicos su programa electoral al no haber cumplido sus promesas. Acto seguido matizaba que, por el contrario, sí había cumplido con su deber. La frase sonaría bien si no fuese porque el primer deber de un político es cumplir con lo que ha prometido ¿O a caso no es así?
Que el líder de la derecha española se crea en posesión de la verdad absoluta, que intente convencernos de que ha hecho lo que debía y que diga, por ejemplo, que la reforma laboral ya está dejando ver sus efectos en la economía española es un síntoma grave y evidente de que vive en un mundo diferente a la realidad de este país. Que pida a sus diputados que eviten hablar de los sobresueldos y del caso Bárcenas, mientras como presidente nacional del partido popular le ha estado pagando a su tesorero, hasta diciembre de 2012, un "finiquito" de nada más ni nada menos que 400.000 euros y la seguridad social, para que se esté callado, es tan grave que le desacredita de manera inmediata a él y su gobierno.
Solemnemente le hemos escuchado afirmar que no estaba en política por dinero y resulta que unos días después conocemos que el muy buen sueldo que le pagaba el Partido Popular a Mariano Rajoy, en plena crisis, además se lo subió casi un treinta por ciento entre 2007 y 2011, llegando a cobrar en ese último año por encima de los 200.000 euros. A la vista de esas cifras, que multiplican por diez lo que un ciudadano medio de este país puede percibir a lo largo de un año, podemos concluir que para no estar en política por dinero, no le ha ido mal al Sr. Rajoy.
La explicación de la secretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal, a los incrementos tan llamativos de la nómina de Rajoy no ha podido ser más desafortunada e inconsistente. Sostiene la número dos del PP que el aumento de sus retribuciones se debe a “pluses” electorales, a compensaciones recibidas por encabezar la candidatura a las elecciones generales y por participar en varias campañas electorales. O sea, que a Rajoy le pagan más por ser candidato y estar en la oposición, que por ser presidente y gobernar. ¿Alguien se cree esto? Hipocresía es lo que le sobra a la política.
Ante su silencio a la hora de explicar cómo se ha financiado su partido, Mariano Rajoy ha añadido a la crisis económica y social en la que se encuentra sumida España una crisis política sin precedentes. Su reacción a las informaciones que han ido apareciendo en los medios de comunicación ha sido no hacer nada, y negar y acusar a todo el mundo, excepto al Sr. Bárcenas, de lo que está pasando. Los voceros del PP, además, han diseñado una teoría conspiratoria enloquecida en la que silencian que el ex tesorero del Partido Popular ejerció esas funciones durante veinte años, que posee cuentas en Suiza - de las que tampoco nadie ha dado ni una sola explicación - mientras se ha blanqueado dinero de esas y otras cuentas al amparo de la amnistía fiscal aprobada por su gobierno.
Las palabras de Rajoy en las últimas semanas arrojan muchas más interrogantes que certezas y ya nadie le cree. El presidente del Gobierno lejos de explicar lo que ocurre en su partido tira por la calle de en medio y ni siquiera se cuestiona que la ministra de Sanidad, Ana Mato, tenga que salir de su gobierno a pesar de haberse visto salpicada en otro escándalo paralelo de pagos irregulares que supuestamente hizo la trama Gürtel a su ex marido y a ella misma, según el informe policial que hemos conocido con todo lujo de detalles. Nada de esto parece incomodar a un Mariano Rajoy que ni padece ni comparece, que vive ajeno a todo. Ante este panorama, aunque sea en su mundo ¿Cuando dimitirá Rajoy?
No hay comentarios:
Publicar un comentario