El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, sigue enredado en su propia y distorsionada realidad, en un mundo paralelo en el que el aumento del paro, mes tras mes, lejos de arrojar unas cifras demoledoras e insultantes para el conjunto del país, escenifican, según en jefe del Ejecutivo, que sus medidas funcionan. Rajoy, en la sesión de control al Gobierno de esta semana argumentó que la subida del paro pese a ser "un dato malo, es menos malo". Sin arrugarse, añadió que “la reforma laboral está dando resultados”. Por esa razón- continuaba el líder del PP – “vamos a perseverar en la política económica que hemos emprendido aunque, de momento, no tenga efectos en la vida real". Solo le faltó entonar el “España va bien” de Aznar para cerrar la letanía de una alocución plagada despropósitos.
Todos los españoles, los 136 mil almerienses desempleados contabilizados en la Encuesta de Población Activa, conocen perfectamente que la reforma laboral aprobada por el PP está dando resultados. Eso sí, tremendamente negativos puesto que ha proporcionado una mayor capacidad para despedir por parte de las empresas, unas indemnizaciones más bajas para los desempleados y la pérdida de derechos laborales.
El presidente del Partido Popular de Almería, Gabriel Amat, abundaba en esa idea de Rajoy, antes de conocerse las cifras oficiales del paro en febrero, y señalaba que estábamos en "una situación mucho mejor que hace doce meses", al haberse reducido el desempleo entre el mes de octubre pasado y enero de este año. Unos días después, sin embargo, conocíamos que el paro aumentó en nuestra provincia en solo un mes en 2.450 personas en Almería. La radiografía, realizada a la ligera y sin la más mínima crítica o análisis de lo ocurrido durante ese intervalo de tiempo, le duró muy poco a la derecha almeriense ante lo tozudo de las cifras, ante el descalabro sin precedentes al que está siendo sometida nuestra economía. Sinceramente, sacar pecho como hicieron los populares durante unas horas, pareció más bien un ejercicio de barato funambulismo a toda prisa, con grave riesgo de caer al vacío tal y como se demostró posteriormente, que una reflexión profunda y equilibrada, tal y como merece este gravísimo problema al que nos enfrentamos.
La responsabilidad de que se siga destruyendo empleo, por más que nos intenten convencer los dirigentes populares de otra cosa, responde a la política antieconómica que desarrolla el Gobierno de Rajoy, que un año después de la reforma laboral, sigue facilitando la destrucción de puestos de trabajo y no aporta ni una sola medida que incentive al tejido productivo y la creación de empleo. Por el contrario, sus medidas instalan a España en un camino absolutamente errático en materia fiscal, disminuyendo gastos, aumentando impuestos, recortando en políticas de futuro como inversiones e innovación, y con una reforma laboral que es una auténtica sangría para el mercado de trabajo.
En Andalucía, el perjuicio de las políticas de la derecha es aún mayor en materia de empleo porque el Gobierno de Rajoy ha recortado en un 57% los fondos de políticas activas de empleo (casi 400 millones) destinadas a Andalucía y nos niega un Plan Especial de Empleo, que sí aprueba para otras comunidades como Extremadura y Canarias.
La dureza con la que el PP golpea a Andalucía en materia de empleo no tiene explicación alguna si no es desde el rencor y desde la prepotencia del que presume de la mayoría absoluta que le dieron las urnas. El Partido Popular, sin embargo, no se para a pensar – o si lo hace no da síntomas de estar en esa reflexión - que catorce meses después ha dilapidado sus apoyos mayoritarios y que la sociedad española se siente frustrada y ajena a ese mundo paralelo en el que parece vivir Rajoy.
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