domingo, 24 de marzo de 2013

¿Le queda al PP vergüenza?


Si al PP le quedaba algo de vergüenza, la perdió esta semana cuando puso negro sobre blanco –en una orden del Ministerio de Hacienda- la condición de que las comunidades cumplieran con el déficit que les impone si querían que sus profesionales sanitarios y enfermos a la espera de un trasplante siguieran contando con las ayudas económicas que anualmente destina el Gobierno al sistema de donación y trasplantes.


¿Alguien en su sano juicio y con un mínimo de sensibilidad puede plantear un chantaje de este tipo? El PP supera cada día los límites razonables de presión a los ciudadanos, obligándolos a sacrificios en sus nóminas, sus pensiones, sus escuelas, sus centros de salud. Pero jugar con la angustia de las personas pendientes de una donación de órganos es, sin duda, dar un paso más en la espiral de locura y crueldad a la que nos estamos enfrentando desde que hace más de un año la derecha de este país llegara al poder. Conscientes de ello, y gracias a la presión política y social ejercida, Rajoy se ha visto obligado a rectificar sobre la marcha.

Las subvenciones para trasplantes que reciben las comunidades autónomas se destinan a la formación continuada de todos los profesionales que intervienen en un proceso de este tipo. Se trata de unas ayudas fundamentales –nadie, ni tan siquiera en el PP, puede cuestionarlo dado el reconocimiento internacional de la excelencia de nuestro sistema de trasplantes- para mantener los niveles de calidad actuales, además de las mejoras en los resultados de las donaciones y las innovaciones en técnicas para nuevos trasplantes. Solamente en la provincia, 56 personas recibieron un órgano que necesitaban para seguir viviendo o para mejorar sustancialmente su calidad de vida durante el año pasado gracias a que las negativas de los familiares que pierden a un ser querido y pueden donar sus órganos son cada vez menos y a la preparación del conjunto de profesionales que forman parte de esta solidaria y justa acción.

Ha llegado el momento de que el PP, con Rajoy a la cabeza, responda cuánto cuesta una vida para ellos. Parece que poco o nada, dependiendo de quién seas –no olvidemos tampoco la exclusión de los inmigrantes en situación irregular de la atención del sistema público de salud o de los copagos impuestos por el mismo Gobierno a los pensionistas y enfermos que necesitan comprar medicamentos-. Pero como no se atreverán a decirlo directamente, los populares prefieren los hechos impuestos en el Boletín Oficial del Estado a las explicaciones que merecen los ciudadanos que sustentan el país, los socialistas seguiremos exigiendo con los instrumentos a nuestro alcance que políticas como la de los trasplantes no se lleven a cabo.

Las paradojas de la vida han vuelto a poner a cada uno en su sitio en este tema, el de la salud. Y así, me parece destacable que el mismo día que el PP lanzaba esta inhumana idea, el PSOE estuviera –junto a IU y la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública- presentando un manifiesto conjunto por una sanidad pública, universal y de calidad en el que abogamos porque la sanidad vuelva a ser un derecho universal en España y por defender la calidad de su prestación.

Además, el tema del déficit merece alguna consideración que hacerle al PP. Y es que el mismo Gobierno que exige a las comunidades autónomas -especialmente a la andaluza, que supone un referente de resistencia que no le viene nada bien a sus planes electorales- que elijan entre el cumplimiento del déficit o salvar a sus ciudadanos con trasplantes, ha estado trampeando sus cuentas para hacer creer que ellos están cumpliendo con su parte sin ser verdad.

Para Rajoy y su Gobierno era fundamental poder decir que habían conseguido reducir el déficit en 2012 porque ese viene siendo el único objetivo de toda su política y porque, de lo contrario, perdían toda la credibilidad ante la ciudadanía y el resto de gobiernos autonómicos y locales a los que están asfixiando económicamente sin piedad. Por eso han recurrido a la trampa de maquillar las cifras.

¿Conocen a alguien que no haya cobrado su devolución de la renta de 2011 hasta 2013? Han sido muchos los casos, y ahí está parte del truco. El Gobierno ha retrasado la devolución de más de 4.000 millones de impuestos que tenía que haber pagado el año pasado para no aumentar su déficit. Y a esa argucia ha ido sumando más - ya sabemos que en el PP hay grandes economistas como Rato que pueden asesorarle- hasta quitar 40.000 millones que Rajoy debe, quiera o no quiera verlo. También en esto, como en su propia casa, han salido los niños populares unos pillos.

Cuando uno conoce esa realidad se da cuenta de que con razón, vincular trasplantes y déficit no les cuesta nada: Solamente, están diciendo con su ejemplo a los suyos, hay que mentir un poquito en las cuentas para que no pase nada. Bochornoso.

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