domingo, 21 de abril de 2013

No me lo creo


Tengo la sensación, en muchos casos la certeza, de que el Gobierno de Rajoy y los dirigentes del Partido Popular toman por tontos a los ciudadanos de este país. Con los papeles de Bárcenas corriendo por los periódicos, como sombras amenazantes de lo que pudiera terminar siendo un clamoroso caso de presunta financiación ilegal del partido que gobierna España, cada día amanecemos con alguna noticia que ahonda más en el despropósito o en el insulto a la inteligencia de todos los españoles.



Y es que nadie a estas alturas se cree ya nada de lo que dicen sobre este asunto porque la verdad es testaruda y pone a cada uno en su lugar. A María Dolores de Cospedal, sin ir más lejos, la acaba de poner en su sitio la Seguridad Social al confirmar que el ex tesorero más famoso del mundo estuvo al servicio del PP hasta el pasado 30 de enero.

La número dos del PP, la misma que habló del finiquito diferido a modo de simulación de Bárcenas, tampoco se corta a la hora de hablar de los desahucios y deja caer que si se quiere se paga. De hecho pone como ejemplo a los votantes del PP que prefieren pagar la cuota de la hipoteca a comer. Debe ser que el resto de los ciudadanos de este país que no pueden pagar su hipoteca o pecan de glotones o no son del PP.

Y uno debe de estar en otro mundo para tragarse sin miedo a atragantarse que la ministra de Empleo, Fátima Báñez, llame “movilidad exterior” a que decenas de miles de jóvenes emigren a otros países para encontrar lo que no encuentran aquí, un empleo. Esta perla no es la única que ha soltado la ministra. Un año después de la puesta en marcha de la reforma laboral, la hemos escuchado decir, para sorpresa de todos, que esta reforma no fue pensada para crear empleo. ¿Entonces ministra, para qué dilapidó los derechos de los trabajadores y para qué abarató el despido?

Por último, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, no se queda a la zaga con su no-relación con el contrabandista Marcial Dorado. Reconoce que se paseó en yate, disfrutó de vacaciones en familia pero que no consta en su currículum como amigo y que esas fotos reflejan momentos de ocio, sin más ni menos trascendencia. Feijóo repite desde que se publicaron las fotos un mismo mantra: que no conocía las actividades ilegales de Dorado, que cuando lo hizo dejó de verlo y que todo es un complot para derribarle. Es decir, todo el mundo tiene la culpa de esas fotos menos él que no se enteraba de nada de lo que hacía su “conocido”. Otro peliculón, absolutamente increíble.

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