Ayer domingo hace justo un año que José Antonio Griñán tomaba posesión como presidente de la Junta de Andalucía. El 5 de mayo de 2012 se oficializaba en el Parlamento lo que los ciudadanos habían decidido en las urnas, que un gobierno de izquierdas estuviera al frente de la Junta para hacer realidad lo que los socialistas ya anticipábamos durante la campaña electoral, que había dos maneras muy distintas de afrontar la crisis: desde la derecha o desde la izquierda.
Durante estos doce meses han quedado perfectamente retratadas las medidas que ha impuesto el Ejecutivo de Rajoy frente a las que ha aplicado Griñán. Mientras que el PP se ha dedicado por completo machacar a la clase media trabajadora y a los colectivos más vulnerables, el Gobierno andaluz se ha empleado en cuerpo y alma a evitar que la crisis supusiera mayor sufrimiento, dolor o pérdida de derechos para los andaluces y las andaluzas.
El tiempo, por lo tanto, ha venido a refrendar que Andalucía marca el camino y que los andaluces y las andaluzas que apostaron por un gobierno de izquierdas, por un Ejecutivo que abordara la difícil situación económica y social en la que estamos inmersos con medidas progresistas, no se equivocaron. Los ejemplos más claros se han ido sucedido en los últimos meses con las medidas que se han aprobado para el apoyo a las familias y a las personas en situaciones de dificultad por la crisis.
Así, el Gobierno de Pepe Griñán ha dado un paso al frente con el Decreto Ley de Medidas Extraordinarias y Urgentes para la Lucha contra la Exclusión Social en Andalucía, por el que se destinarán más de 120 millones de euros para fomentar la contratación entre los colectivos más castigados por la crisis; atender las necesidades básicas de alimentación de los menores, sus familias y las personas mayores en riesgo de exclusión, y mantener y afianzar el Servicio de Ayuda a Domicilio para evitar la pérdida de empleo que suponen los recortes estatales. El Decreto de Vivienda es otro de los claros ejemplos que diferencian al Ejecutivo andaluz de lo que está haciendo la derecha en este país, al contemplar acciones concretas y realistas que pivotan sobre dos ejes fundamentalmente: el fomento del alquiler y la expropiación temporal de viviendas para garantizar la protección de las familias en riesgo de exclusión social.
El año que se cumple ahora de un gobierno progresista en Andalucía se ha caracterizado, así mismo, por el trabajo constante para crear empleo estable y de calidad, poniendo en marcha planes de empleo propios como los destinados a infraestructuras educativas, regeneración medioambiental o la rehabilitación de viviendas. También por la constante búsqueda del diálogo y el acuerdo a través del impulso de pactos con las organizaciones sindicales y los empresarios, bajo la premisa de que solo podremos salir de esta crisis si trabajamos todos juntos en la misma dirección.
En esas mesas de negociación, los socialistas hemos puesto siempre por delante nuestro irrenunciable compromiso con el mantenimiento de los servicios públicos frente al devastador ataque que contra ellos está realizando la derecha. Salvaguardando la oferta educativa y las ayudas, y defendiendo que la sanidad siga siendo pública y universal, sin privatizar ni excluir a nadie del sistema, apostando por el ahorro y la eficiencia con medidas como la subasta de medicamentos.
En este año de gobierno de Pepe Griñán, Andalucía ha marcado indudablemente el camino a seguir. Con una apuesta valiente y decidida por los ciudadanos, por todos los andaluces y las andaluzas. De esta manera, la política con mayúsculas ha recuperado el empuje desde la única perspectiva que los socialistas entendemos: la igualdad, la justicia social y la solidaridad.
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