Hoy les planteo, a través de esta columna, que hagan un pequeño ejercicio que no les llevará mucho tiempo. Les invito a que confronten los gastos que les suponen la sanidad o la educación pública en Almería con los que deben afrontar familiares o amigos que residan en Madrid. Para hacer esa comparación, mírense, por ejemplo, en una familia con dos niños en edad escolar y con una pareja de pensionistas.
Tal y como verán a continuación, vivir en una u otra comunidad tiene una gran trascendencia en nuestro día a día, a pesar de que, en ocasiones, no seamos del todo conscientes de los derechos de los que disfrutamos en Andalucía. Les pongo el primer ejemplo: las familias almerienses, aquellas que tienen niños o niñas en edad escolar, han podido comprobar un año más que los libros con los que sus hijos van a estudiar este curso son gratuitos. Sin embargo, las familias que residen en Madrid han vuelto a pagarlos este año. Ahí ya tienen una gran diferencia.
La determinación del Gobierno de Susana Díaz de asumir la totalidad del importe de los libros supone un enorme ahorro para las economías familiares; sobre todo si tenemos en cuenta que en comunidades como la madrileña el gasto, solo en esta materia, puede superar los 400 euros en un hogar con dos hijos que estudien, pongamos por caso, Primaria y Secundaria. Añadan a esta cantidad las bonificaciones que realiza la Junta, en muchos casos del cien por cien, para el aula matinal, el comedor escolar o el transporte y verán que se ahorran muchísimo dinero en comparación con la familia tipo que hemos escogido en la capital de España. Comprobarán, de esta manera, que no es lo mismo, ni siquiera parecido, vivir en una región donde gobierna el PP que en Andalucía. Que las prioridades que se han marcado una y otra comunidad autónoma son diametralmente opuestas; que mientras Susana Díaz apuesta por una educación pública gratuita y de calidad, en Madrid las familias se tienen que rascar el bolsillo y hasta empeñarse para comprar los libros de texto de sus hijos.
Lo mismo ocurre con la sanidad. Les voy a poner otro ejemplo. Desde el mismo momento en el que Mariano Rajoy decidiera que todos los pensionistas habrían de pagar una parte de las medicinas que toman cuando caen enfermos, Andalucía tomó las medidas necesarias para amortiguar, en la medida de lo posible, este brutal ataque a las ya de por sí maltrechas economías de nuestros mayores. El Gobierno andaluz asumió entonces que los pensionistas solo abonarían lo establecido en el Real Decreto Ley y que en ningún caso pagarían nada por encima de ese límite, algo que sí ocurre en otras comunidades, en donde tienen que esperar en torno a seis meses a que se les devuelva lo pagado de más. Como consecuencia de esa decisión, de la voluntad de un gobierno socialista, los pensionistas almerienses han evitado tener que adelantar durante este tiempo 8 millones de euros, que es muchísimo dinero.
Pero no solo los mayores se han visto favorecidos por estas medidas de ahorro para las familias. En nuestra provincia, 62.000 menores de un año se han beneficiado del acceso gratuito a los medicamentos y productos sanitarios prescritos por su médico. Así, desde que el Gobierno andaluz pusiera en marcha esta iniciativa, pionera en todo el Estado, las familias almerienses se han ahorrado casi un millón de euros. De esta manera, muchas familias han podido afrontar con un mayor desahogo los gastos económicos que suponen la llegada de un nuevo hijo.
Estos son solo algunos de los ejemplos, podríamos poner muchos más, de cómo un gobierno socialista entiende la política en Andalucía frente a lo que ocurre en otras comunidades – les he puesto el ejemplo de Madrid pero hay bastantes más que orillan lo público –, en dónde las prioridades del PSOE y del Partido Popular no son las mismas ni por asomo. Pero no se corten, pregunten. Hagan, como les decía, ese pequeño ejercicio comparativo y verán la sorpresa que se llevan.
Tal y como verán a continuación, vivir en una u otra comunidad tiene una gran trascendencia en nuestro día a día, a pesar de que, en ocasiones, no seamos del todo conscientes de los derechos de los que disfrutamos en Andalucía. Les pongo el primer ejemplo: las familias almerienses, aquellas que tienen niños o niñas en edad escolar, han podido comprobar un año más que los libros con los que sus hijos van a estudiar este curso son gratuitos. Sin embargo, las familias que residen en Madrid han vuelto a pagarlos este año. Ahí ya tienen una gran diferencia.
La determinación del Gobierno de Susana Díaz de asumir la totalidad del importe de los libros supone un enorme ahorro para las economías familiares; sobre todo si tenemos en cuenta que en comunidades como la madrileña el gasto, solo en esta materia, puede superar los 400 euros en un hogar con dos hijos que estudien, pongamos por caso, Primaria y Secundaria. Añadan a esta cantidad las bonificaciones que realiza la Junta, en muchos casos del cien por cien, para el aula matinal, el comedor escolar o el transporte y verán que se ahorran muchísimo dinero en comparación con la familia tipo que hemos escogido en la capital de España. Comprobarán, de esta manera, que no es lo mismo, ni siquiera parecido, vivir en una región donde gobierna el PP que en Andalucía. Que las prioridades que se han marcado una y otra comunidad autónoma son diametralmente opuestas; que mientras Susana Díaz apuesta por una educación pública gratuita y de calidad, en Madrid las familias se tienen que rascar el bolsillo y hasta empeñarse para comprar los libros de texto de sus hijos.
Lo mismo ocurre con la sanidad. Les voy a poner otro ejemplo. Desde el mismo momento en el que Mariano Rajoy decidiera que todos los pensionistas habrían de pagar una parte de las medicinas que toman cuando caen enfermos, Andalucía tomó las medidas necesarias para amortiguar, en la medida de lo posible, este brutal ataque a las ya de por sí maltrechas economías de nuestros mayores. El Gobierno andaluz asumió entonces que los pensionistas solo abonarían lo establecido en el Real Decreto Ley y que en ningún caso pagarían nada por encima de ese límite, algo que sí ocurre en otras comunidades, en donde tienen que esperar en torno a seis meses a que se les devuelva lo pagado de más. Como consecuencia de esa decisión, de la voluntad de un gobierno socialista, los pensionistas almerienses han evitado tener que adelantar durante este tiempo 8 millones de euros, que es muchísimo dinero.
Pero no solo los mayores se han visto favorecidos por estas medidas de ahorro para las familias. En nuestra provincia, 62.000 menores de un año se han beneficiado del acceso gratuito a los medicamentos y productos sanitarios prescritos por su médico. Así, desde que el Gobierno andaluz pusiera en marcha esta iniciativa, pionera en todo el Estado, las familias almerienses se han ahorrado casi un millón de euros. De esta manera, muchas familias han podido afrontar con un mayor desahogo los gastos económicos que suponen la llegada de un nuevo hijo.
Estos son solo algunos de los ejemplos, podríamos poner muchos más, de cómo un gobierno socialista entiende la política en Andalucía frente a lo que ocurre en otras comunidades – les he puesto el ejemplo de Madrid pero hay bastantes más que orillan lo público –, en dónde las prioridades del PSOE y del Partido Popular no son las mismas ni por asomo. Pero no se corten, pregunten. Hagan, como les decía, ese pequeño ejercicio comparativo y verán la sorpresa que se llevan.
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