A parte de mentir y engañar de forma masiva a los almerienses, convendría que el Partido Popular explicara qué ha hecho durante estos cuatro años por la provincia de Almería. Qué infraestructuras ha puesto en marcha, cuánto empleo han creado sus medidas; qué beneficios han obtenido nuestros agricultores, en qué han mejorado los pensionistas o qué protección han conseguido los desempleados. Obras son amores, y no buenas razones.
La realidad que nos encontramos al cabo de estos cuatro años en los que el gobierno de Rajoy ha pasado por la provincia como Atila - sin que crezca la hierba de la recuperación- es absolutamente desoladora. Sin embargo, esta abultada factura que se nos debe tendría que ser pagada a escote, es decir, entre el Ejecutivo que ha laminado nuestras legítimas esperanzas de situarnos en el mapa peninsular y los dirigentes provinciales del PP, que han sido incapaces de pelear por nada que fuese beneficioso para Almería y los almerienses.
Ni unos ni otros pueden irse de rositas, dejando la cuenta impagada. Para empezar, el número uno del PP a las listas del Congreso por Almería, Rafael Hernando, es una de las cabezas visibles de esta traición al pueblo almeriense. El ahora portavoz del PP en la Cámara Baja, donde se concentra fundamentalmente el poder legislativo, ha preferido guardar un vergonzoso silencio ante las innumerables reivindicaciones que se han ido sucediendo en la provincia. A Hernando, por lo que se ve, le ha ido mejor haciéndose el sordo durante estos cuatro años. De esta manera ha conseguido, lo que parece ser que era su único objetivo, ser premiado por Rajoy. De su trabajo, de lo que ha hecho durante este tiempo por Almería, nada se ha sabido.
Otro de los insignes representantes del Partido Popular, en este caso en la Cámara Alta, es el alcalde de Almería y senador, Luis Rogelio Rodríguez, que ha dedicado esta legislatura a pasearse por la capital de España y poco más. Él también, más que nadie, debería de explicar por qué renunció al soterramiento – mientras que en Murcia sí se va a hacer-, por qué no ha peleado porque se ejecutaran las inversiones previstas en los presupuestos para el AVE; porqué ha dejado que Almería perdiera 300 millones de euros para esas obras o porqué el paso a nivel de El Puche sigue en vía muerta.
Los presupuestos que ha presentado Rajoy para el próximo año confirman todo esto que les digo. De nada han valido las reivindicaciones que la sociedad almeriense ha planteado por enésima vez. Las cuentas del Estado para 2016 certifican punto por punto que el desmán propiciado por el PP desde que ganó las elecciones no parece tener fin.
En esos presupuestos encontramos de nuevo partidas que no se han gastado en años anteriores e inversiones que desaparecen por arte de la mala magia política. Pero sobre todo, encontramos en el espíritu de esos presupuestos la misma saña con la que se ha empleado el PP en todos los ejercicios anteriores. Es decir, nada de nada en el horizonte más cercano para Almería y los almerienses. No se atisba ningún avance en las obras del AVE, no se acometen obras necesarias en infraestructuras hídricas que den seguridad a los ciudadanos, como las de los ríos Antas o Adra, y tampoco aquellas que permitan paliar la sed de nuestros campos o la de los muchos hogares de comarcas como la del Almanzora. Un territorio, este último, que sufre también el desprecio del gobierno del PP al borrar del mapa las infraestructuras eléctricas que permitirían la instalación de empresas y la generación de empleo.
Así mismo, el Partido Popular se cargó, nada más llegar al gobierno, las energías renovables, en las que tanto se había trabajado en Almería y que nos situaban como una provincia pionera en esta materia.
Lamentablemente, los almerienses hemos perdido cuatro preciosos años con un Partido Popular que ha mirado para otro lado cuando se pronunciaba el nombre de Almería, de una tierra que tardará muchos años en olvidar la vergüenza de tener en la derecha a unos dirigentes que nunca la han representado.
La realidad que nos encontramos al cabo de estos cuatro años en los que el gobierno de Rajoy ha pasado por la provincia como Atila - sin que crezca la hierba de la recuperación- es absolutamente desoladora. Sin embargo, esta abultada factura que se nos debe tendría que ser pagada a escote, es decir, entre el Ejecutivo que ha laminado nuestras legítimas esperanzas de situarnos en el mapa peninsular y los dirigentes provinciales del PP, que han sido incapaces de pelear por nada que fuese beneficioso para Almería y los almerienses.
Ni unos ni otros pueden irse de rositas, dejando la cuenta impagada. Para empezar, el número uno del PP a las listas del Congreso por Almería, Rafael Hernando, es una de las cabezas visibles de esta traición al pueblo almeriense. El ahora portavoz del PP en la Cámara Baja, donde se concentra fundamentalmente el poder legislativo, ha preferido guardar un vergonzoso silencio ante las innumerables reivindicaciones que se han ido sucediendo en la provincia. A Hernando, por lo que se ve, le ha ido mejor haciéndose el sordo durante estos cuatro años. De esta manera ha conseguido, lo que parece ser que era su único objetivo, ser premiado por Rajoy. De su trabajo, de lo que ha hecho durante este tiempo por Almería, nada se ha sabido.
Otro de los insignes representantes del Partido Popular, en este caso en la Cámara Alta, es el alcalde de Almería y senador, Luis Rogelio Rodríguez, que ha dedicado esta legislatura a pasearse por la capital de España y poco más. Él también, más que nadie, debería de explicar por qué renunció al soterramiento – mientras que en Murcia sí se va a hacer-, por qué no ha peleado porque se ejecutaran las inversiones previstas en los presupuestos para el AVE; porqué ha dejado que Almería perdiera 300 millones de euros para esas obras o porqué el paso a nivel de El Puche sigue en vía muerta.
Los presupuestos que ha presentado Rajoy para el próximo año confirman todo esto que les digo. De nada han valido las reivindicaciones que la sociedad almeriense ha planteado por enésima vez. Las cuentas del Estado para 2016 certifican punto por punto que el desmán propiciado por el PP desde que ganó las elecciones no parece tener fin.
En esos presupuestos encontramos de nuevo partidas que no se han gastado en años anteriores e inversiones que desaparecen por arte de la mala magia política. Pero sobre todo, encontramos en el espíritu de esos presupuestos la misma saña con la que se ha empleado el PP en todos los ejercicios anteriores. Es decir, nada de nada en el horizonte más cercano para Almería y los almerienses. No se atisba ningún avance en las obras del AVE, no se acometen obras necesarias en infraestructuras hídricas que den seguridad a los ciudadanos, como las de los ríos Antas o Adra, y tampoco aquellas que permitan paliar la sed de nuestros campos o la de los muchos hogares de comarcas como la del Almanzora. Un territorio, este último, que sufre también el desprecio del gobierno del PP al borrar del mapa las infraestructuras eléctricas que permitirían la instalación de empresas y la generación de empleo.
Así mismo, el Partido Popular se cargó, nada más llegar al gobierno, las energías renovables, en las que tanto se había trabajado en Almería y que nos situaban como una provincia pionera en esta materia.
Lamentablemente, los almerienses hemos perdido cuatro preciosos años con un Partido Popular que ha mirado para otro lado cuando se pronunciaba el nombre de Almería, de una tierra que tardará muchos años en olvidar la vergüenza de tener en la derecha a unos dirigentes que nunca la han representado.
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