Nuestro modelo agrícola, con sus defectos y sus grandes virtudes, es, como ya me habrán escuchado decir en muchas ocasiones, el gran motor de la economía almeriense. Un sector potente, generador de empleo y riqueza que ha quedado al margen de las decisiones que el Gobierno del Partido Popular ha tomado o, dicho de otro modo, ha dejado de tomar durante esta legislatura. Nuestro campo, en ese sentido, ha sufrido una plaga de la mano de Rajoy a la que es urgente administrar un tratamiento, un remedio que vendrá de la mano del PSOE si el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, logra una victoria en las elecciones del próximo 20 de diciembre.
No es fácil olvidar el daño que han provocado al sector agrícola las medidas aprobadas por el Gobierno de Mariano Rajoy en estos cuatro años, lo que le han hecho merecedor del título de enemigo público número uno de la agricultura. De entre ellas, destacan el reparto injusto de la PAC, que ha supuesto la pérdida de 500 millones de euros para Andalucía, el conocido como ‘tarifazo eléctrico’, la discriminación de Almería con respecto a Murcia y la Comunidad Valenciana en la bonificación del agua desalada o la falta de inversiones en infraestructuras necesarias para los agricultores almerienses, como el ferrocarril, para un traslado de las mercancías más eficiente, la carencia de inversiones en la desaladora de Cuevas del Almanzora o el vergonzoso olvido de la Balsa del Sapo.
En este mismo paquete podemos meter también el despropósito de la desaladora del Campo de Dalías, que está terminada pero no se puede poner a funcionar a pleno rendimiento, porque el Gobierno no ha previsto la manera de hacerle llegar la potencia eléctrica que necesita, con lo cual el caudal de agua que puede suministrar es en estos momentos casi testimonial.
Frente a esta situación, los socialistas ponemos sobre la mesa nuestro compromiso para dar respuesta a las necesidades del campo almeriense, que comenzaría considerando la agricultura como un sector vital para la economía de España e impidiendo, por lo tanto, que sea utilizada como moneda de cambio en las negociaciones con terceros países. En ese marco europeo, nos comprometemos a desarrollar una estrategia de defensa del sector agroalimentario que asegure su carácter estratégico para el conjunto de la Unión. Exigiremos, de esta manera, la defensa del modelo europeo frente a los posibles acuerdos con terceros países y la revisión de las normas de competencia para fortalecer la posición de los productores en la negociación de precios.
Además, el programa socialista contempla la revisión de la Política Agrícola Común (PAC) para que se haga un reparto justo y la tierra más potente sea la que más reciba, ya que el sector de frutas y hortalizas no puede salir perdiendo en ese reparto, tal y como ha ocurrido hasta ahora.
De otro lado, vamos a revertir el ‘tarifazo eléctrico’, sustituyéndolo por una tarifa eléctrica flexible, que incluiría distintos tipos de contratos, adaptados a la época de producción, de forma que los regantes puedan tener suscrito con las compañías eléctricas un contrato con la potencia necesaria para el mantenimiento de los equipos y otro de temporada de riego para los meses de máximo consumo.
Finalmente, también pondremos solución a los problemas de la provincia en materia de agua e infraestructuras, acabando con la discriminación en la bonificación del agua desalada y apostando por el ferrocarril como medio de transporte para las frutas y hortalizas, lo que mejoraría los tiempos para llegar a destino, reduciría la huella de carbono de los productos almerienses y rebajaría también los costes de producción, permitiendo un mayor margen de beneficio para los agricultores.
Nuestras propuestas, por lo tanto, pretenden revertir la situación de abandono a la que ha sometido el Partido Popular a nuestra provincia en materia agrícola y recuperar a velocidad de crucero la atención y el apoyo a un sector que ha visto reducidas sus expectativas de forma brutal con el gobierno de Rajoy, de manera que arbitremos las medidas necesarias para que nuestros agricultores obtengan unos precios justos, ganemos en competitividad y podamos abrir nuevos mercados.
No es fácil olvidar el daño que han provocado al sector agrícola las medidas aprobadas por el Gobierno de Mariano Rajoy en estos cuatro años, lo que le han hecho merecedor del título de enemigo público número uno de la agricultura. De entre ellas, destacan el reparto injusto de la PAC, que ha supuesto la pérdida de 500 millones de euros para Andalucía, el conocido como ‘tarifazo eléctrico’, la discriminación de Almería con respecto a Murcia y la Comunidad Valenciana en la bonificación del agua desalada o la falta de inversiones en infraestructuras necesarias para los agricultores almerienses, como el ferrocarril, para un traslado de las mercancías más eficiente, la carencia de inversiones en la desaladora de Cuevas del Almanzora o el vergonzoso olvido de la Balsa del Sapo.
En este mismo paquete podemos meter también el despropósito de la desaladora del Campo de Dalías, que está terminada pero no se puede poner a funcionar a pleno rendimiento, porque el Gobierno no ha previsto la manera de hacerle llegar la potencia eléctrica que necesita, con lo cual el caudal de agua que puede suministrar es en estos momentos casi testimonial.
Frente a esta situación, los socialistas ponemos sobre la mesa nuestro compromiso para dar respuesta a las necesidades del campo almeriense, que comenzaría considerando la agricultura como un sector vital para la economía de España e impidiendo, por lo tanto, que sea utilizada como moneda de cambio en las negociaciones con terceros países. En ese marco europeo, nos comprometemos a desarrollar una estrategia de defensa del sector agroalimentario que asegure su carácter estratégico para el conjunto de la Unión. Exigiremos, de esta manera, la defensa del modelo europeo frente a los posibles acuerdos con terceros países y la revisión de las normas de competencia para fortalecer la posición de los productores en la negociación de precios.
Además, el programa socialista contempla la revisión de la Política Agrícola Común (PAC) para que se haga un reparto justo y la tierra más potente sea la que más reciba, ya que el sector de frutas y hortalizas no puede salir perdiendo en ese reparto, tal y como ha ocurrido hasta ahora.
De otro lado, vamos a revertir el ‘tarifazo eléctrico’, sustituyéndolo por una tarifa eléctrica flexible, que incluiría distintos tipos de contratos, adaptados a la época de producción, de forma que los regantes puedan tener suscrito con las compañías eléctricas un contrato con la potencia necesaria para el mantenimiento de los equipos y otro de temporada de riego para los meses de máximo consumo.
Finalmente, también pondremos solución a los problemas de la provincia en materia de agua e infraestructuras, acabando con la discriminación en la bonificación del agua desalada y apostando por el ferrocarril como medio de transporte para las frutas y hortalizas, lo que mejoraría los tiempos para llegar a destino, reduciría la huella de carbono de los productos almerienses y rebajaría también los costes de producción, permitiendo un mayor margen de beneficio para los agricultores.
Nuestras propuestas, por lo tanto, pretenden revertir la situación de abandono a la que ha sometido el Partido Popular a nuestra provincia en materia agrícola y recuperar a velocidad de crucero la atención y el apoyo a un sector que ha visto reducidas sus expectativas de forma brutal con el gobierno de Rajoy, de manera que arbitremos las medidas necesarias para que nuestros agricultores obtengan unos precios justos, ganemos en competitividad y podamos abrir nuevos mercados.
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