En una época de grandes incertidumbres, procurar seguridad y serenidad a algo tan sensible como la educación supone una gran noticia para toda la sociedad española. Hasta ahí nos ha llevado en estos días la política bien jugada, aquella que nace del acuerdo y el consenso, tras conseguir la suspensión de los efectos académicos de las reválidas de ESO y Bachillerato que tanta intranquilidad había llevado a las aulas.
El acuerdo entre el Ministerio de Educación y las comunidades autónomas para evitar las evaluaciones finales previstas en la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), supone no solo una victoria de la oposición útil que está realizando el PSOE en las Cortes, sino un respaldo importantísimo a las tesis que ha mantenido la comunidad educativa, que consideraba que estas reválidas eran injustas y segregadoras.
En todo caso, que el Gobierno amague ahora con utilizar al Tribunal Constitucional para no permitir la tramitación de la proposición de ley del Partido Socialista, encaminada a derogar la totalidad de la LOMCE, da a entender que este ‘partido’ no ha terminado y que habrá que seguir peleando hasta alcanzar un Pacto Educativo que consiga un amplio consenso. De insistir en esa decisión, el PP también demostrará que sigue sin enterarse de que ya no tiene mayoría parlamentaria y que tiene que cultivarse en el consenso y a diálogo.
El acuerdo alcanzado permitirá, no obstante, modificar la LOMCE para que la evaluación final de la ESO sea muestral y no censal, de manera que sirva para realizar un diagnóstico sin alterar el día a días de los alumnos y alumnas, y que la de Bachillerato se asemeje lo más posible a la derogada Selectividad.
El siguiente paso que daremos los socialistas irá encaminado a impulsar que ese ineludible pacto educativo, que ha de tener el máximo consenso, garantice la igualdad de oportunidades y recupere un sistema de becas que permita el acceso o la continuidad de los estudios con independencia de la situación económica de cada familia. De la misma manera, es necesario restablecer la participación educativa, así como rechazar la segregación de niños y niñas. En definitiva, debemos de ir hacia un sistema educativo público que nos permita que los que tengan más dificultades puedan desarrollar sus capacidades, garantizando una financiación y unos servicios comunes adecuados.
De esta manera, en poco más de tres semanas desde que echara a andar la Legislatura, el PSOE ha conseguido que la también llamada ley Wert comience a ser historia y que se hayan revertido unas medidas con las que nadie estaba de acuerdo -salvo el PP- en una cuestión tan importante como lo es la educación pública.
Como todo el mundo recuerda, la LOMCE se aprobó con el rodillo de la mayoría absoluta del PP, que demostró, como en otras tantas leyes que aprobó durante su anterior etapa en el gobierno, una incapacidad absoluta a la hora de buscar el necesario consenso en materias como la educación, la sanidad, la dependencia o el empleo. Ese escenario ya no se puede repetir y de eso va a tener que darse cuenta la derecha más pronto que tarde. En cualquier caso, ahí estaremos los socialistas para recordárselo.
En ese sentido, desde el PSOE vamos a estar pendientes de todas y cada una de las grandes cuestiones que preocupan a los ciudadanos con el único objetivo de trabajar, tal y como hemos hecho en el caso de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa, para ir desmontando los recortes y el daño que el Gobierno del PP ha infligido a una amplia mayoría de la sociedad española.
El acuerdo entre el Ministerio de Educación y las comunidades autónomas para evitar las evaluaciones finales previstas en la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), supone no solo una victoria de la oposición útil que está realizando el PSOE en las Cortes, sino un respaldo importantísimo a las tesis que ha mantenido la comunidad educativa, que consideraba que estas reválidas eran injustas y segregadoras.
En todo caso, que el Gobierno amague ahora con utilizar al Tribunal Constitucional para no permitir la tramitación de la proposición de ley del Partido Socialista, encaminada a derogar la totalidad de la LOMCE, da a entender que este ‘partido’ no ha terminado y que habrá que seguir peleando hasta alcanzar un Pacto Educativo que consiga un amplio consenso. De insistir en esa decisión, el PP también demostrará que sigue sin enterarse de que ya no tiene mayoría parlamentaria y que tiene que cultivarse en el consenso y a diálogo.
El acuerdo alcanzado permitirá, no obstante, modificar la LOMCE para que la evaluación final de la ESO sea muestral y no censal, de manera que sirva para realizar un diagnóstico sin alterar el día a días de los alumnos y alumnas, y que la de Bachillerato se asemeje lo más posible a la derogada Selectividad.
El siguiente paso que daremos los socialistas irá encaminado a impulsar que ese ineludible pacto educativo, que ha de tener el máximo consenso, garantice la igualdad de oportunidades y recupere un sistema de becas que permita el acceso o la continuidad de los estudios con independencia de la situación económica de cada familia. De la misma manera, es necesario restablecer la participación educativa, así como rechazar la segregación de niños y niñas. En definitiva, debemos de ir hacia un sistema educativo público que nos permita que los que tengan más dificultades puedan desarrollar sus capacidades, garantizando una financiación y unos servicios comunes adecuados.
De esta manera, en poco más de tres semanas desde que echara a andar la Legislatura, el PSOE ha conseguido que la también llamada ley Wert comience a ser historia y que se hayan revertido unas medidas con las que nadie estaba de acuerdo -salvo el PP- en una cuestión tan importante como lo es la educación pública.
Como todo el mundo recuerda, la LOMCE se aprobó con el rodillo de la mayoría absoluta del PP, que demostró, como en otras tantas leyes que aprobó durante su anterior etapa en el gobierno, una incapacidad absoluta a la hora de buscar el necesario consenso en materias como la educación, la sanidad, la dependencia o el empleo. Ese escenario ya no se puede repetir y de eso va a tener que darse cuenta la derecha más pronto que tarde. En cualquier caso, ahí estaremos los socialistas para recordárselo.
En ese sentido, desde el PSOE vamos a estar pendientes de todas y cada una de las grandes cuestiones que preocupan a los ciudadanos con el único objetivo de trabajar, tal y como hemos hecho en el caso de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa, para ir desmontando los recortes y el daño que el Gobierno del PP ha infligido a una amplia mayoría de la sociedad española.
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