Al maltrato, el agravio, el atropello y la falta de sensibilidad que suponen los Presupuestos Generales del Estado para Andalucía, hemos de añadir un nuevo castigo - esta vez por partida doble- en un asunto de absoluta prioridad y preocupación como es el desempleo. Cuando ese debería de ser, efectivamente, el principal empeño de todas las administraciones públicas, el Gobierno de Rajoy se desentiende de los parados y paradas de nuestra tierra.
El primer desplante nos lo llevamos tras conocer que el Gobierno de la nación ha vuelto a dejar fuera a Andalucía de un plan de empleo especial en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el 2017, a pesar de que sí lo pondrá en marcha en otros territorios. Unos días después, hemos visto a Rajoy tomar la decisión de recortar a nuestra comunidad los fondos para las políticas activas de empleo en 13,3 millones de euros respecto al año pasado y meter otro tijeretazo de 11 millones al programa de atención a parados de larga duración, retratando a la perfección el empeño del Gobierno en castigar a los andaluces y andaluzas, y muy especialmente a los desempleados.
Es tan grave lo que ha sucedido que solo basta acudir a las cifras y sumar todos los recortes que hemos sufrido desde que gobierna Rajoy, para determinar que el PP le ha sustraído a todos los andaluces y andaluzas 2.200 millones de euros en fondos para estas políticas, reduciendo las partidas destinadas a este fin un 53%. Justo cuando más necesitaban los parados este dinero, en plena crisis y con el mayor número de desempleados, el PP les ha dado un portazo en las narices.
Estas arbitrarias decisiones del Ejecutivo del PP están haciendo mucho daño a una tierra que está haciendo sus deberes, que no pide más que nadie pero que tampoco quiere ser menos que nadie. De ahí que la situación que estamos viviendo de atropello, de agravio y de maltrato resulte inexplicable y escandalosa. No hay ningún precedente en la historia reciente de nuestro país que deje tan a las claras la inquina personal que la derecha le tiene a Andalucía.
El papelón del líder de los ‘populares’ andaluces en todo esto es de los que hacen historia. Pasará el tiempo y se recordará a Moreno Bonilla como el mayor tragón de sapos políticos que hemos conocido. Incapaz de discutirle a su jefe todas las tropelías que está cometiendo en Andalucía y mudo ante el hachazo del 36,6 por ciento en la partida recogida en los Presupuestos Generales del Estado de este año – una cifra que llega hasta el 80 por ciento en el caso de Almería-, el jefe del PP andaluz es en realidad un peón al servicio de la causa emprendida por Rajoy contra nuestra tierra.
Nuestra comunidad, por una decisión que resulta injusta a todas luces, recibirá solo el 13,5 por ciento de la inversión total del Estado, cuando por la población que tenemos nos corresponde un porcentaje del 18 por ciento. Se mire por donde se mire, lo que está haciendo el PP con Andalucía no tiene nombre, o igual sí lo tiene: maltrato por razones estrictamente políticas.
A pesar de todo, nadie; ni si siquiera el PP, va a sacar del camino de la recuperación a Andalucía, que con un notable esfuerzo sigue avanzando en la senda del crecimiento económico y social. De hecho, las previsiones para este año apuntan a un crecimiento del empleo en un 2,2 por ciento, lo que nos permitirá cerrar 2017 con la recuperación del 58 por ciento del empleo perdido durante la crisis. En cualquier caso, no podemos caer en triunfalismos, fundamentalmente porque los trabajadores aún sufren una infame reforma laboral aprobada por el PP que hay que derogar cuanto antes, y en eso también vamos a trabajar los socialistas desde la oposición útil que estamos realizando. Es necesario que crezca el número de personas empleadas, pero también necesitamos que ese empleo sea de calidad.
El primer desplante nos lo llevamos tras conocer que el Gobierno de la nación ha vuelto a dejar fuera a Andalucía de un plan de empleo especial en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el 2017, a pesar de que sí lo pondrá en marcha en otros territorios. Unos días después, hemos visto a Rajoy tomar la decisión de recortar a nuestra comunidad los fondos para las políticas activas de empleo en 13,3 millones de euros respecto al año pasado y meter otro tijeretazo de 11 millones al programa de atención a parados de larga duración, retratando a la perfección el empeño del Gobierno en castigar a los andaluces y andaluzas, y muy especialmente a los desempleados.
Es tan grave lo que ha sucedido que solo basta acudir a las cifras y sumar todos los recortes que hemos sufrido desde que gobierna Rajoy, para determinar que el PP le ha sustraído a todos los andaluces y andaluzas 2.200 millones de euros en fondos para estas políticas, reduciendo las partidas destinadas a este fin un 53%. Justo cuando más necesitaban los parados este dinero, en plena crisis y con el mayor número de desempleados, el PP les ha dado un portazo en las narices.
Estas arbitrarias decisiones del Ejecutivo del PP están haciendo mucho daño a una tierra que está haciendo sus deberes, que no pide más que nadie pero que tampoco quiere ser menos que nadie. De ahí que la situación que estamos viviendo de atropello, de agravio y de maltrato resulte inexplicable y escandalosa. No hay ningún precedente en la historia reciente de nuestro país que deje tan a las claras la inquina personal que la derecha le tiene a Andalucía.
El papelón del líder de los ‘populares’ andaluces en todo esto es de los que hacen historia. Pasará el tiempo y se recordará a Moreno Bonilla como el mayor tragón de sapos políticos que hemos conocido. Incapaz de discutirle a su jefe todas las tropelías que está cometiendo en Andalucía y mudo ante el hachazo del 36,6 por ciento en la partida recogida en los Presupuestos Generales del Estado de este año – una cifra que llega hasta el 80 por ciento en el caso de Almería-, el jefe del PP andaluz es en realidad un peón al servicio de la causa emprendida por Rajoy contra nuestra tierra.
Nuestra comunidad, por una decisión que resulta injusta a todas luces, recibirá solo el 13,5 por ciento de la inversión total del Estado, cuando por la población que tenemos nos corresponde un porcentaje del 18 por ciento. Se mire por donde se mire, lo que está haciendo el PP con Andalucía no tiene nombre, o igual sí lo tiene: maltrato por razones estrictamente políticas.
A pesar de todo, nadie; ni si siquiera el PP, va a sacar del camino de la recuperación a Andalucía, que con un notable esfuerzo sigue avanzando en la senda del crecimiento económico y social. De hecho, las previsiones para este año apuntan a un crecimiento del empleo en un 2,2 por ciento, lo que nos permitirá cerrar 2017 con la recuperación del 58 por ciento del empleo perdido durante la crisis. En cualquier caso, no podemos caer en triunfalismos, fundamentalmente porque los trabajadores aún sufren una infame reforma laboral aprobada por el PP que hay que derogar cuanto antes, y en eso también vamos a trabajar los socialistas desde la oposición útil que estamos realizando. Es necesario que crezca el número de personas empleadas, pero también necesitamos que ese empleo sea de calidad.
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