Los tumbos de los gobiernos del PP han dejado a la deriva a las 1.600 familias almerienses que, en su día, decidieron invertir en energía fotovoltaica creyendo, como se les dijo, que era bueno para todos: para el medio ambiente y para su economía familiar. Esto último ha resultado ser del todo incierto. Es más, en la actualidad, esas 1.600 familias engañadas por el PP mantienen una deuda financiera de 300 millones de euros que les resulta imposible de saldar, han tenido que vender propiedades y viven en una angustia constante. Se trata de personas de clase media y trabajadora que vieron una oportunidad de mejorar sus pensiones futuras y de amortizar sus ahorros invirtiendo en lo que debería estar al alcance de todos, el sol. Sin embargo, en mitad de la partida el PP cambió las reglas del juego y se niega a devolverles lo que les prometió. La consecuencia es que, consciente y manifiestamente han enviado a la ruina a estas personas en lugar de continuar en la buena senda de la democratización y socialización del sol, que es lo que defendemos desde el PSOE.
En la provincia de Almería se tiene que apostar por las energías renovables y hacer del viento y del sol elementos clave para crear un sector potente para la generación de empleo. La producción de energía renovable no puede ser el coto de las empresas del Ibex o de un grupo exclusivo de negocio, sino que tenemos que conseguir esa democratización y que en la economía local puedan existir productores que generen empleo para luchar contra el despoblamiento de muchos municipios, y hay que avanzar para que el autoconsumo pueda ser una realidad en empresas y casas de la provincia. Esas familias así lo creyeron.
El drama económico en el que se encuentran estas personas y sus descendientes tiene claro el origen y, también, podría tener fácil solución de no ser porque ni siquiera quieren escucharles. La asociación nacional que representa a estas 1.600 familias –que son 16.000 en Andalucía- ha intentado por todos los medios durante los últimos cinco años que alguien les abriera las puertas del Ministerio de Energía para exponer su drama, pero el ministro Álvaro Nadal parece no estar dispuesto a escuchar penas. Y lo más desolador es que desde Almería, los dirigentes provinciales del PP esconden las cabezas como los avestruces para eludir su responsabilidad que pasa por una mediación entre los damnificados por la fotovoltaica en la provincia y los representantes del Gobierno de España. No nos sorprende. Esa es siempre su estrategia, su sello. Los populares se esconden de la Mesa del Agua, de la Mesa del Ferrocarril y, ahora, de los afectados por la fotovoltaica.
Los socialistas de Almería hemos hecho lo contrario, les hemos abierto las puertas, les hemos escuchado y ya nos hemos puesto a trabajar para ayudarles. Vamos a poner a su disposición a nuestro equipo jurídico –el mismo que ha resuelto muchos de los problemas que padecían familias almerienses afectadas por las hipotecas abusivas- para que puedan ver la luz al final del túnel, más pronto que tarde. Vamos a impulsar iniciativas para instar al Gobierno de Rajoy a actuar en su favor a través de las instituciones en las que gobernamos y a través de los grupos del PSOE en todas las administraciones en las que nos encontramos.
Estas familias exigen y merecen una respuesta y los socialistas les apoyamos. Los políticos almerienses debemos estar al lado de las familias que llevan viviendo en sus hogares, en silencio, el drama familiar de haber realizado una inversión importante y de encontrarse ahora en la ruina por un cambio en la normativa que regula este tipo de inversiones. Es injusto que las trabas que les imponen sitúen su solución cada vez más lejos, tanto o más como parece estar la puerta del ministerio responsable de este despropósito y que ahora, descaradamente, se desentiende.
En la provincia de Almería se tiene que apostar por las energías renovables y hacer del viento y del sol elementos clave para crear un sector potente para la generación de empleo. La producción de energía renovable no puede ser el coto de las empresas del Ibex o de un grupo exclusivo de negocio, sino que tenemos que conseguir esa democratización y que en la economía local puedan existir productores que generen empleo para luchar contra el despoblamiento de muchos municipios, y hay que avanzar para que el autoconsumo pueda ser una realidad en empresas y casas de la provincia. Esas familias así lo creyeron.
El drama económico en el que se encuentran estas personas y sus descendientes tiene claro el origen y, también, podría tener fácil solución de no ser porque ni siquiera quieren escucharles. La asociación nacional que representa a estas 1.600 familias –que son 16.000 en Andalucía- ha intentado por todos los medios durante los últimos cinco años que alguien les abriera las puertas del Ministerio de Energía para exponer su drama, pero el ministro Álvaro Nadal parece no estar dispuesto a escuchar penas. Y lo más desolador es que desde Almería, los dirigentes provinciales del PP esconden las cabezas como los avestruces para eludir su responsabilidad que pasa por una mediación entre los damnificados por la fotovoltaica en la provincia y los representantes del Gobierno de España. No nos sorprende. Esa es siempre su estrategia, su sello. Los populares se esconden de la Mesa del Agua, de la Mesa del Ferrocarril y, ahora, de los afectados por la fotovoltaica.
Los socialistas de Almería hemos hecho lo contrario, les hemos abierto las puertas, les hemos escuchado y ya nos hemos puesto a trabajar para ayudarles. Vamos a poner a su disposición a nuestro equipo jurídico –el mismo que ha resuelto muchos de los problemas que padecían familias almerienses afectadas por las hipotecas abusivas- para que puedan ver la luz al final del túnel, más pronto que tarde. Vamos a impulsar iniciativas para instar al Gobierno de Rajoy a actuar en su favor a través de las instituciones en las que gobernamos y a través de los grupos del PSOE en todas las administraciones en las que nos encontramos.
Estas familias exigen y merecen una respuesta y los socialistas les apoyamos. Los políticos almerienses debemos estar al lado de las familias que llevan viviendo en sus hogares, en silencio, el drama familiar de haber realizado una inversión importante y de encontrarse ahora en la ruina por un cambio en la normativa que regula este tipo de inversiones. Es injusto que las trabas que les imponen sitúen su solución cada vez más lejos, tanto o más como parece estar la puerta del ministerio responsable de este despropósito y que ahora, descaradamente, se desentiende.
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