La borrasca ‘Gloria’ ocasionó importantes e inesperados daños en nuestra provincia, fundamentalmente a los productores de Níjar, Antas y Los Gallardos, donde el granizo ha llevado la ruina a muchas familias. El balance de los daños es desolador: unas 1.700 hectáreas de producción afectadas, de las que 300 de invernaderos se fueron literalmente al suelo.
Ante semejante desgracia solo cabe lo que escuché pedir a uno de los afectados con la voz rota y lágrimas en los ojos: el apoyo de todas las administraciones, con todos los medios posibles dentro de la ley, a todos los afectados, para que cuanto antes puedan volver a hacer lo que tan bien hacen, cultivar la tierra y obtener un rendimiento que les permita sacar adelante a sus familias. Para mí esto es lo realmente urgente e importante y en lo que hay que estar.
Al hilo de esta desgracia se han hecho muchas preguntas o afirmaciones en estos días, si bien tengo que reconocer mi sorpresa porque la única pregunta que no he escuchado en relación con esta catástrofe natural es ¿dónde ha estado el presidente de la Junta de Andalucía ante este drama? ¿Ha venido a Almería? Tampoco he escuchado la frase con la que se responde a la anterior pregunta: en Almería no ha estado el presidente de la Junta de Andalucía para interesarse por la catástrofe que han sufrido estos municipios, en Málaga sí. Esa pregunta o su respuesta parece que no tienen importancia si se trata de un presidente de un gobierno de derechas. En ese caso no pasa nada, ni se pregunta si ha venido o no a interesarse por el problema, ni se señala que no ha venido. Pelillos a la mar, no pasa nada. Pasemos a otra cosa.
Pues eso, paso a otra cosa. Esta semana mucha gente está descubriendo algo que desde hace años sufren los agricultores y ganaderos, una falta de rentabilidad de sus explotaciones, fundamentalmente debida a los precios injustos, bajos, que se abonan a los agricultores por sus productos. Para que se hagan una idea, un kilo de tomates multiplica por cinco su precio desde que el agricultor lo recoge y lo lleva a la cooperativa hasta que se pone a la venta en cualquier supermercado de nuestro país y hasta por diez si lo compramos en cualquier ciudad europea.
Aquí no hay recetas mágicas ni es fácil encontrar la solución al problema, pero hay que poner pie en pared y conseguir que de una vez por todas cambien las cosas. El control de las fronteras en toda la Unión Europea debe ser real y efectivo, también debe ser efectivo el control que ha de realizar la Junta de Andalucía del etiquetado del producto que entra de fuera.
El empoderamiento de los agricultores y ganaderos es fundamental, ellos deben tener la sartén por el mango y saber que pueden y deben exigir más pasos para unificar la oferta en origen. Una Política Agraria Común para el periodo 2021-2027 con un presupuesto justo y que mire a los pequeños y medianos agricultores, abordar la fiscalidad del campo —rebajas fiscales incluidas—, los costes sociales, el precio del agua o de la energía y abolir las ventas a pérdidas o los precios por debajo de los costes de producción son ámbitos en los que dar pasos hacia unos precios justos para agricultores y ganaderos y es la hora de andarlos.
Como es la hora de que el centro de Almería, y buena muestra de ello es El Paseo, deje de ser una sucesión de locales cerrados o en alquiler. El Ayuntamiento de Almería es el responsable de darle vida a la ciudad, de dar respuesta a sus problemas y este es uno serio desde hace años. Desde el Ayuntamiento nos dicen que ‘En Almería la vida te sonríe’, pero deben saber que Almería sonreiría mucho más si el gobierno de la ciudad, con el apoyo del gobierno de Andalucía, se pusiera las pilas y el Paseo de Almería consiguiera tener la vida de la Gran Vía de Murcia, la calle Recogidas en Granada o la calle Larios en Málaga. Imagino que la Corporación habrá tomado buena nota de ello al pasar el testigo de la capitalidad gastronómica a la ciudad de Murcia, por citar una ciudad vecina que la Corporación municipal ha visitado recientemente.
Ante semejante desgracia solo cabe lo que escuché pedir a uno de los afectados con la voz rota y lágrimas en los ojos: el apoyo de todas las administraciones, con todos los medios posibles dentro de la ley, a todos los afectados, para que cuanto antes puedan volver a hacer lo que tan bien hacen, cultivar la tierra y obtener un rendimiento que les permita sacar adelante a sus familias. Para mí esto es lo realmente urgente e importante y en lo que hay que estar.
Al hilo de esta desgracia se han hecho muchas preguntas o afirmaciones en estos días, si bien tengo que reconocer mi sorpresa porque la única pregunta que no he escuchado en relación con esta catástrofe natural es ¿dónde ha estado el presidente de la Junta de Andalucía ante este drama? ¿Ha venido a Almería? Tampoco he escuchado la frase con la que se responde a la anterior pregunta: en Almería no ha estado el presidente de la Junta de Andalucía para interesarse por la catástrofe que han sufrido estos municipios, en Málaga sí. Esa pregunta o su respuesta parece que no tienen importancia si se trata de un presidente de un gobierno de derechas. En ese caso no pasa nada, ni se pregunta si ha venido o no a interesarse por el problema, ni se señala que no ha venido. Pelillos a la mar, no pasa nada. Pasemos a otra cosa.
Pues eso, paso a otra cosa. Esta semana mucha gente está descubriendo algo que desde hace años sufren los agricultores y ganaderos, una falta de rentabilidad de sus explotaciones, fundamentalmente debida a los precios injustos, bajos, que se abonan a los agricultores por sus productos. Para que se hagan una idea, un kilo de tomates multiplica por cinco su precio desde que el agricultor lo recoge y lo lleva a la cooperativa hasta que se pone a la venta en cualquier supermercado de nuestro país y hasta por diez si lo compramos en cualquier ciudad europea.
Aquí no hay recetas mágicas ni es fácil encontrar la solución al problema, pero hay que poner pie en pared y conseguir que de una vez por todas cambien las cosas. El control de las fronteras en toda la Unión Europea debe ser real y efectivo, también debe ser efectivo el control que ha de realizar la Junta de Andalucía del etiquetado del producto que entra de fuera.
El empoderamiento de los agricultores y ganaderos es fundamental, ellos deben tener la sartén por el mango y saber que pueden y deben exigir más pasos para unificar la oferta en origen. Una Política Agraria Común para el periodo 2021-2027 con un presupuesto justo y que mire a los pequeños y medianos agricultores, abordar la fiscalidad del campo —rebajas fiscales incluidas—, los costes sociales, el precio del agua o de la energía y abolir las ventas a pérdidas o los precios por debajo de los costes de producción son ámbitos en los que dar pasos hacia unos precios justos para agricultores y ganaderos y es la hora de andarlos.
Como es la hora de que el centro de Almería, y buena muestra de ello es El Paseo, deje de ser una sucesión de locales cerrados o en alquiler. El Ayuntamiento de Almería es el responsable de darle vida a la ciudad, de dar respuesta a sus problemas y este es uno serio desde hace años. Desde el Ayuntamiento nos dicen que ‘En Almería la vida te sonríe’, pero deben saber que Almería sonreiría mucho más si el gobierno de la ciudad, con el apoyo del gobierno de Andalucía, se pusiera las pilas y el Paseo de Almería consiguiera tener la vida de la Gran Vía de Murcia, la calle Recogidas en Granada o la calle Larios en Málaga. Imagino que la Corporación habrá tomado buena nota de ello al pasar el testigo de la capitalidad gastronómica a la ciudad de Murcia, por citar una ciudad vecina que la Corporación municipal ha visitado recientemente.
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