domingo, 5 de julio de 2020

Camuflaje en Genoveses


Autorizar un hotel de 30 habitaciones, con 70 plazas de aparcamiento y piscina junto a la playa de Genoveses, uno de los lugares más simbólicos y sensibles del Parque Natural del Cabo de Gata, es una decisión política del Gobierno de Moreno Bonilla que va en sentido contrario del deber que tienen de conservar y descongestionar un espacio único como el que tenemos en Almería. Una decisión política que expresa a la perfección lo que tiene en la cabeza Moreno Bonilla cuando habla de revolución verde.

Para justificar su decisión política andan diciendo que en el expediente hay diez informes favorables, después nueve y por último ocho, emitidos por el anterior gobierno, lo cual es una gran mentira para camuflar que el Gobierno de Moreno Bonilla –y solo él– es quien ha dado viabilidad ambiental al hotel en una zona frágil del paisaje volcánico, semiárido y litoral del Cabo de Gata, cuya autorización llevará la firma y el nombre de un cargo político del Partido Popular.

La decisión política de autorizar un hotel en el corazón del parque se camufla en la rehabilitación de un viejo cortijo dedicado a la actividad ganadera, donde van a invertir más de dos millones de euros en unas obras para que en los corrales donde estaba el ganado ahora se alojen los turistas.

La instalación hotelera que la Junta de Andalucía pretende autorizar supone en la práctica crear un nuevo núcleo de población en el corazón del parque por la vía del camuflaje. Cientos de personas y vehículos circulando a diario por la única zona del parque que actualmente tiene restricciones de acceso desde hace más de una década por sus valores ambientales y por la necesidad de descongestionarla de visitas: habría más gente deambulando a diario de la que hay en muchos núcleos de población de la provincia, algo que ambientalmente sí tiene consecuencias que la autoridad ambiental debería evitar, protegiendo de manera decidida los valores ambientales del parque, en lugar de ignorar su deber para con el espacio natural.

Este tipo de instalaciones se pueden hacer sin daño alguno para este espacio protegido y sin tener que camuflarlas, en las zonas urbanas del Cabo de Gata y a esos lugares debería remitir la Junta de Andalucía al promotor con argumentos ambientales, que los hay.

Utilizar el ejemplo del hotel de El Sotillo, que se anuncia diciendo que está en el centro de San José, para camuflar otro hotel en los Genoveses demuestra que no tienen por dónde justificar la decisión política del Gobierno de Moreno Bonilla, porque El Sotillo no es Genoveses ni es ese hotel de 30 habitaciones, 70 plazas de aparcamiento y piscina, en el que van a invertir más de dos millones de euros.

Los actuales dirigentes de la Junta de Andalucía conocen poco el parque del Cabo de Gata, no lo han pisado mucho. La consejera del ramo ni siquiera ha asistido desde hace tiempo a su Junta Rectora, ni la ha reunido y, claro, cuando hablan lo hacen de oídas y sin escuchar a nadie. Deberían escuchar a su órgano de participación y a la sociedad española, que está diciendo que, ahora que solo hay papeles, que no hay ladrillos aún, es el momento de parar este disparate. Ambientalmente sobran los motivos.

La revolución verde en el Cabo no es un hotel en Genoveses. La revolución sería optar por comprar para lo público la propiedad de Genoveses, como hizo el anterior Gobierno de Andalucía con más de 500 hectáreas del parque no hace mucho. Lamentablemente, no es eso lo que tienen en la cabeza los gobernantes actuales de la Junta de Andalucía cuando hablan de revolución verde, para ellos es solo camuflaje.

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