lunes, 12 de noviembre de 2012

Sin disculpas de Rajoy


La mejor noticia legislativa del Gobierno de Rajoy es, precisamente, contraria a decisiones anteriores de Rajoy. Paradojas de la vida política, dirán algunos, aunque en el caso que nos ocupa, el del matrimonio entre personas del mismo sexo, esa derrota del PP de Rajoy supone la victoria de más de 20.000 parejas en España -200 en Almería- que se han casado y formado una familia desde el año 2005.

El Tribunal Constitucional ha reconocido esta semana lo que la calle tenía claro desde hace mucho más tiempo: El derecho a amarse, a casarse, en igualdad de condiciones. Se demostraba, así, que la Ley impulsada por el Gobierno del PSOE en los años en los que Zapatero modificó el Código Civil para permitir a los gays y lesbianas casarse es plenamente constitucional y, sobre todo, que ya no hay argucia legal que valga a los sectores más conservadores de este país para tratar de restringir este nuevo derecho civil.

Es una derrota de la intolerancia, el desprecio y la desigualdad y una victoria clara de la igualdad, la libertad y la dignidad sobre aquellos que han intentado imponernos sus dogmas. El triunfo, por fin, ya es irreversible y los socialistas esperamos que se convierta en una referencia más para los colectivos de homosexuales que luchan por ver reconocidos sus derechos en otros países. Fuimos y seguimos siendo ejemplo en lugares como Francia o Estados Unidos donde los socialistas y los demócratas lideran esta iniciativa. Ese detalle merece una reflexión hacia quienes reniegan de la política y de los políticos para recordarles que casos como este demuestran que no pueden ser lo mismo quienes impulsan estos avances que los que los suprimen.

Así las cosas, está más claro que nunca que los populares deberían de estar pidiendo perdón a todos aquellos que han vivido 7 años con la incertidumbre de saber si su enlace podía ser o no considerado igual a los demás por su recurso presentado. Sin embargo, los socialistas estamos en posición de reivindicar que se nos ha terminado dado la razón cuando sostuvimos que había acabar con la discriminación que los homosexuales venían sufriendo desde hace siglos.

Era absurdo sostener entonces, como hacía el PP, que esta Ley iba a romper la familia y sería absurdo también ahora creerse lo que pretenden trasladarnos para revestirse de falsos defensores de la igualdad: Que lo único que cuestionaban era el uso de la palabra matrimonio. A quienes digan eso, basta recordarles el apoyo del propio Rajoy a manifestaciones contrarias a la Ley ya que el PP no debía de “renunciar a sus principios, convicciones y modelo social”. Había que estar ahí, “en defensa de una mayor protección a la familia”. Pero, claro, sólo desde su óptica, desde su errada visión de lo que realmente sentía la mayoría social de este país.

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