Hay gobiernos en nuestra provincia que a día de hoy no han asumido que son Gobiernos, aún no se han dado cuenta de que los ciudadanos les han votado para que gobiernen no para que sean oposición frente a los que ya no están.
Algo tan simple como que, tras las elecciones, a unos los ciudadanos los ponen a gobernar y a otros a hacer oposición no son capaces de entenderlo los que padecen el síndrome de la oposición, cuyos efectos son que pese a que estás gobernando te comportas como si aún fueses oposición.
Esto es lo que está haciendo el PP donde ha obtenido el gobierno tras estar en la oposición el último mandato: dedicarse a hacer oposición a los que ya no están, investigando lo que hicieron y reconociendo que incumplieron con su deber de oposición, ya que ese era el espacio y el tiempo para denunciar lo que estaban haciendo los que gobernaban y no ahora que ya no están y es a ellos a los que les toca gobernar. Quizás sea el remordimiento de conciencia, de no haber hecho bien su trabajo como oposición, el que les lleva ahora que están gobernando a empezar a hacer de verdad oposición.
A los que ya no están les juzgaron el 22 de mayo las urnas, y a ellos a partir de ese momento les toca ser Gobierno para gobernar y no para hacer oposición. Gobernar es tomar decisiones para el presente y el futuro de las personas, es cumplir lo que prometiste, es convertir en hechos las palabras, es ilusionar a los ciudadanos con las nuevas recetas y asumir que ahora son los que gobiernan los que van a ser fiscalizados por la oposición y juzgados a diario por los ciudadanos.
Dedicarse a hacer oposición a los que ya no son gobierno, aparte de ser una pérdida de tiempo en un momento donde no podemos permitirnoslo, es un fraude a los ciudadanos que te han votado para que gobiernes.
En los momentos difíciles es donde se ven a los buenos gobernantes, en los fáciles gobierna cualquiera. Con las plusvalías del urbanismo y de los convenios urbanísticos era fácil gobernar, ahora que tenemos menos ingresos es más difícil hacerlo y hay gobernantes que van a quedar rápidamente retratados.
Los buenos gobernantes no le echan la culpa a nadie, dan soluciones desde el primer día. Esa no es la actitud de los populares en la provincia, lejos de sembrar ilusión pasan el tiempo hablando de quiebras, de ruina, de suspender oposiciones, jugando con la esperanza de las personas, hasta tal punto que no respetan ni a los niños.
Érase una vez que en otro tiempo ya gobernó el Partido Popular la Diputación y por aquel entonces la utilizó para hacer oposición a la Junta, duplicando servicios y manteniendo una confrontación permanente con el fin de desgastar desde la institución provincial al gobierno de la Junta en Almería. Ejercieron con tal fuerza desde la Diputación el papel de oposición a la Junta que la sociedad les concedió su deseo: les convirtió en oposición.
Hoy siguen aplicando el viejo modelo: no gobernar si no hacer oposición. A veces lo que deseas se convierte en realidad.
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