Almería es la única provincia de España donde ha crecido el paro durante el pasado mes de mayo. La noticia podría quedarse en mera anécdota si no fuese porque rozamos ya los 78.000 parados registrados en las oficinas públicas de empleo y que un mes tras otro hemos visto como este drama se ha ido cronificando. Para comprender la verdadera dimensión del problema debemos retrotraernos también a los datos facilitados por la última Encuesta de Población Activa, que indica que 30 de cada 100 almerienses en condiciones de poder trabajar no lo pueden hacer porque no encuentran un empleo.
Es decir, la EPA, por un lado, y el Servicio Público de Empleo Estatal, por otro, ponen de manifiesto lo mismo: Almería está sufriendo como pocas provincias la lacra del paro y, lo que es peor, nos hemos instalado en el peligroso bucle de rondar, desde que gobierna el Partido Popular, los 80.000 parados durante la mayoría de los meses. Llegados a este punto alguien se puede estar preguntando qué está ocurriendo en nuestra tierra, qué hace a nuestra provincia distinta de otras. La razón, a mi modo de ver, es muy simple: Lo que sucede es la consecuencia directa del sistemático abandono que está sufriendo Almería por parte del Gobierno de Rajoy. Esa dejadez, junto a otros factores estructurales de nuestra economía, está siendo absolutamente determinante en todos los aspectos.
Todas las decisiones que ha adoptado el Ejecutivo de Rajoy durante esta Legislatura, como la desaparición de las inversiones para la Alta Velocidad, el abandono a su suerte de las energías renovables o la negativa a ayudar al sector agroalimentario con una política que garantice unos precios justos, están asfixiando a la economía almeriense.
Para empezar, las posibilidades de crecimiento en sectores económicos tan fundamentales para nuestro presente y futuro como la agricultura o el turismo son muy limitadas, ya que el PP ha dejado aislada la provincia por tierra, mar y aire en materia de infraestructuras. Como todo el mundo sabe, las obras del AVE se encuentran paralizadas, se han dejado de invertir varios cientos de millones de euros que se habían presupuestado; tenemos pocos vuelos y son caros y el Puerto permanece aislado de la conexión ferroviaria, lo que se traduce en una pérdida insalvable de competitividad frente a otros territorios.
Además, el Gobierno de Rajoy ha dilapidado también nuestro futuro en sectores como el de las renovables, en los que éramos un referente hasta que el PP ganó las elecciones generales. Lo que ha ocurrido, no tiene nombre. Una treintena de proyectos con una inversión estimada de 100 millones de euros, más el empleo que se podía haber generado, se han perdido como consecuencia de las decisiones adoptadas por el Partido Popular.
Todo esto, por lo tanto, está impidiendo que se creen nuevos puestos de trabajo ya que se han cercenado nuestras posibilidades de crecimiento en todas las direcciones. Se mire a donde se mire, Mariano Rajoy se ha cargado cualquier esperanza de presente y de futuro para nuestra provincia.
De esta manera, se entiende mejor que tengamos, tras cuatro años de una nefasta política económica, casi 6.000 parados más en la provincia que cuando Rajoy se instaló en La Moncloa. Pero si esto resulta ya de por sí de difícil explicación ¿cómo se puede entender que, en ese escenario, el PP haya aplicado también un brutal recorte a las políticas activas de empleo? Sencillamente porque en ningún momento han tenido entre sus prioridades situar a las personas en el centro de sus decisiones. De ahí, también, la grave situación por la que atraviesan muchos desempleados, en torno al 50 por ciento del total de los parados almerienses, que no perciben prestaciones, lo que está ocasionando una enorme bolsa de pobreza en la provincia de incalculables consecuencias para miles de familias.
El próximo mes de noviembre, si no hay adelanto electoral, tendremos la tercera cita del año con las urnas. Si las cosas no cambian de manera sustancial para entonces, el Partido Popular va a tener el bochornoso honor de abandonar el Gobierno dejando más paro y más pobreza en Almería que cuando ganó las elecciones, algo que sin duda van a tener en cuenta todos los almerienses.
Es decir, la EPA, por un lado, y el Servicio Público de Empleo Estatal, por otro, ponen de manifiesto lo mismo: Almería está sufriendo como pocas provincias la lacra del paro y, lo que es peor, nos hemos instalado en el peligroso bucle de rondar, desde que gobierna el Partido Popular, los 80.000 parados durante la mayoría de los meses. Llegados a este punto alguien se puede estar preguntando qué está ocurriendo en nuestra tierra, qué hace a nuestra provincia distinta de otras. La razón, a mi modo de ver, es muy simple: Lo que sucede es la consecuencia directa del sistemático abandono que está sufriendo Almería por parte del Gobierno de Rajoy. Esa dejadez, junto a otros factores estructurales de nuestra economía, está siendo absolutamente determinante en todos los aspectos.
Todas las decisiones que ha adoptado el Ejecutivo de Rajoy durante esta Legislatura, como la desaparición de las inversiones para la Alta Velocidad, el abandono a su suerte de las energías renovables o la negativa a ayudar al sector agroalimentario con una política que garantice unos precios justos, están asfixiando a la economía almeriense.
Para empezar, las posibilidades de crecimiento en sectores económicos tan fundamentales para nuestro presente y futuro como la agricultura o el turismo son muy limitadas, ya que el PP ha dejado aislada la provincia por tierra, mar y aire en materia de infraestructuras. Como todo el mundo sabe, las obras del AVE se encuentran paralizadas, se han dejado de invertir varios cientos de millones de euros que se habían presupuestado; tenemos pocos vuelos y son caros y el Puerto permanece aislado de la conexión ferroviaria, lo que se traduce en una pérdida insalvable de competitividad frente a otros territorios.
Además, el Gobierno de Rajoy ha dilapidado también nuestro futuro en sectores como el de las renovables, en los que éramos un referente hasta que el PP ganó las elecciones generales. Lo que ha ocurrido, no tiene nombre. Una treintena de proyectos con una inversión estimada de 100 millones de euros, más el empleo que se podía haber generado, se han perdido como consecuencia de las decisiones adoptadas por el Partido Popular.
Todo esto, por lo tanto, está impidiendo que se creen nuevos puestos de trabajo ya que se han cercenado nuestras posibilidades de crecimiento en todas las direcciones. Se mire a donde se mire, Mariano Rajoy se ha cargado cualquier esperanza de presente y de futuro para nuestra provincia.
De esta manera, se entiende mejor que tengamos, tras cuatro años de una nefasta política económica, casi 6.000 parados más en la provincia que cuando Rajoy se instaló en La Moncloa. Pero si esto resulta ya de por sí de difícil explicación ¿cómo se puede entender que, en ese escenario, el PP haya aplicado también un brutal recorte a las políticas activas de empleo? Sencillamente porque en ningún momento han tenido entre sus prioridades situar a las personas en el centro de sus decisiones. De ahí, también, la grave situación por la que atraviesan muchos desempleados, en torno al 50 por ciento del total de los parados almerienses, que no perciben prestaciones, lo que está ocasionando una enorme bolsa de pobreza en la provincia de incalculables consecuencias para miles de familias.
El próximo mes de noviembre, si no hay adelanto electoral, tendremos la tercera cita del año con las urnas. Si las cosas no cambian de manera sustancial para entonces, el Partido Popular va a tener el bochornoso honor de abandonar el Gobierno dejando más paro y más pobreza en Almería que cuando ganó las elecciones, algo que sin duda van a tener en cuenta todos los almerienses.
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